29 de enero de 2014

29 de enero de 2014 - Sin comentarios

Tertulia tranquilita... hasta el jueves que viene


Quienes sois asiduos de este espacio, os extrañaréis del título de la crónica del último jueves bracanero. Pues sí, aunque cueste creerlo, la última reunión de mis compinches fue de las más tranquilas que recuerdan los más viejos del lugar. Aunque volvieron al redil el Paticorto de las ondas y la Pantera de la ITV, la noche transcurrió entre charlitas sosegadas, un largo consejo de ministros y como no, vino y comida. El caso es que todo salió un poco torcido porque uno de los embajadores, el Jose Cruz, primo de el Niño, abandonó la sede de manera precipitada. Estuvo acompañado por un veterano como el Álvaro Cobos, Mochu para los amigos, que llegó algo más calmado que la última vez. Según contó, este vez venía cansado de trabajar.



El Jose, con sus mejores intenciones, había llegado puntual, acompañado de unos litracos de Fino el Chache, que causaron muy buen impresión. De hecho, aunque hubo quien apuntó que sería mejor iniciar la velada atacando el Fino del Lagar Blanco, los bracaneros se lanzaron como posesos a por el líquido dorado, apurando hasta la última gota en un santiamén. Habrían caído tres o cuatro jarras, cuando el Jose presentó sus excusas para ausentarse, aquejado de un dolor de cabeza de elefante. De esta manera, la quedada ha sido atrasada para más adelante. Aún así, tuvo tiempo de meterse entre pecho y espalda un jamoncito con aceite, que sirvió de tapita en barra para hacer cuerpo.



Ya sin el Jose, pero con el Mochu y los otros once bracaneros, se dio paso al consejo de ministros. En él se relató la larga lista de embajadores prevista para los próximos meses, además de precisar la fecha y nominación del próximo premio al mérito gastronómico. Por motivos obvios, no voy a contar quién será el galardonado, pero os puedo asegurar que el premio que reciba está más que merecido. Todo esto llevó su tiempo y, seguramente, por este motivo, los ánimos del personal se mantuvieron calmados. Aún así, uno de los momentos más emotivos de la noche fue la lectura del Ligre Nuestro. Ya os he contado, que este personaje está pendiente de marcharse una temporadita hasta Almería por motivos laborales. Pues bien, mi amo ha escrito una oración en su recuerdo, para cuando falte, con la idea de que se lea en su ausencia.

LIGRE NUESTRO
Ligre nuestro que estás en Almería
santificada sea tu anarquía.
venga a nosotros la Vuelta Cubana
y hágase tu voluntad en el limbo como en Brakána.
Danos hoy nuestro Café Negrito de cada día
absorviendo la pipa del grano con energía.
Perdona nuestros gritos ahuracanados
como nosotros los tuyos perdonamos,
y no nos dejes sin lotería
aunque ahora estés en Almería.
más lígranos del bar
¡¿Quién?!



Con toda la solemnidad que merece una ausencia como la de el Ligre, se cerró el consejo de ministros y se dio paso al planto principal de la noche. Esta vez cayeron unas costillas en salsa de las que no quedó ni rastro. Poco más hay que contar de la última noche. Ya digo, jueves de charlita sosegada y de preparativos para el futuro. Pero ojo, el quinto año bracanero no ha hecho más que comenzar. Aunque tras la tempestad llega la calma, aquí más bien tendríamos que que decir que tras la calma llagará la tempestad. Tiempo al tiempo.

21 de enero de 2014

21 de enero de 2014 - 3 comentarios

Brácana se gradua.





Os tengo que contar un secreto, que no es otro que deciros que me he comprado una cámara de fotos. Bueno así al pronto igual no es para estar tan contento, pero teniendo en cuenta que creo que soy el primer pajarillo diamante tropical que maneja un artilugio de estas características, pues… que queréis que os diga.
Pero antes de mostraros mi primera fotografía, os cuento que el pasado jueves celebraban la tertulia ciento noventa y nueve, y que causaron baja por enfermedad “el paticorto de las ondas” y sin notificación previa “la pantera de la itv”.
También os digo que comieron las ya tradicionales tapillas, que empezaron otro jamón y que remataron con rabo de toro y dulces para celebrar el cumpleaños de “el niño". Mas cosas… que “el pijo del padel” realizó las funciones de pinche y remataron la fiesta a golpe de digestivos y con otra actuación estelar de “el ligre” y su ya consagrado “Café negrito”.
¿Qué más, qué más?. Bueno que el embajador en esta ocasión no fue otro que un personaje ilustre en el mundo del vino en la vecina localidad de  Montilla y allende los mares.
Yo no lo conocía personalmente, pero había oído hablar mucho y muy bien de él. Sí, me refiero a Miguel Cruz, consagrado enólogo (o químico como decían los antiguos), y bodeguero propietario de Lagar Blanco en la Sierra de Montilla, y sobre todo HOMBRE DE VINO.

Y bueno, como estoy que ardo por enseñaros mi primera foto, dejó los detalles y paso a mostrárosla. Con una salvedad, eso sí. Mi cámara es un poco particular y cando he ido a revelar las fotos me he encontrado con el problemilla de que se había velado el carrete, y es que mi cámara era de las antiguas, con lo que no he tenido otra que detallaros lo que veía en una de ellas.

Miguel se muestra pausado, tomando el tacto a la noche y a los bracaneros que lo rodean. De forma tranquila y educada se presenta y de paso avisa de que no puede disfrutar a su antojo de lo que más le gusta. Un inoportuno recalcón le ha dañado un tobillo, un tobillo que aún le duele, pero sin duda lo que más le duele es tener que mantenerse alejado del catavino, su eterno aliado en la batalla que comenzó años atrás, cuando aún siendo  niño y sin beber ya saboreaba el mágico mundo del vino con las explicaciones de su abuelo.
Sin apenas mostrarse, consigue desde un extremo de la mesa de formica de la sede  congregar al personal. Sentado  en un baquillo de madera y de forma sigilosa comienza con sus humildes lecciones. Lecciones llenas de aroma, ese aroma que lo rodea  y que impregna  casi todo lo que toca. Poco a poco la noche se ambienta, a pesar de que de momento la cerveza es la protagonista. Cerveza para el pie de cuba, y Miguel muy a su pesar pide una sin alcohol. Respetuoso como el que más se maneja entre las curiosidades de lo bracaneros, que conscientes del privilegio que supone tener a un HOMBRE de VINO en la sede, preguntan de esto y de lo otro. Y entre tanto el jamón y el aceite que parecen traídos a este mundo para disfrutar del vino, y es que a esas alturas el vino, su vino, ya llena las copas. Limpió, pulcro y brillante a la vez, lleno de aroma y de sabor conquista al primer sorbo a los presentes. Y Miguel sostiene su sonrisa expectante, disfrutando con el disfrute de los que tiene a su alrededor a la par que matiza: “Estáis bebiendo un vino con años de madera”. ¿Quién lo diría?, ¿y el olor a caño, y la nube de los vinos de bota?. La noche se calienta y Miguel contesta a cada pregunta con respeto, con delicadeza. A esas alturas su canoso bigote mostachón ya se ha empapado del elixir de los Dioses, ese que el mismo es capaz de criar contra todas las modas. Sus gafas de montura al aire muestran tras de sí unos ojos cansados de ver tanta barbaridad en torno al mundo del vino, su mundo. Pero aún guardan una chispa particular que junto a su escaso pelo pero curiosamente alborotado le aportan un punto de físico loco. Entonces se pone en pie y abandonando el banquillo se dirige a la piña de tres botas de la sede y ahora con su brazo extendido marca los tiempos, las pausas de la crianza. Su mano asomando de una manga de camisa de rayas toca la madera, un jersey verde oscuro y una americana de generosos bolsillos acompañan en su vestimenta a unos pantalones de pana marrones y a unos zapatos también marrones tan limpios como su propio vino. Ah, y un detalle más. Un bolígrafo que asoma en el pico del jersey, parece estar preparado para anotar cualquier dato importante. Y Miguel lleva la mano hasta la madera, el tacto ante tal materia noble le alimenta para continuar con sus destellos de sabiduría. Tiene a los bracaneros a sus pies, entregados. El Dios Baco debe de estar contento, uno de sus destacados discipulos sienta cátedra en la humilde República… Dioses y discípulos, Repúblicas, y Miguel insiste… y los bracaneros atienden y mientras todo ello sucede, su vino, ese vino que ya ha conseguido danzar de tú a tu con la perfección no cesa de llenar las copas. Pero los años no pasan en balde y el discípulo del Dios Baco algo cansado se dispone a abandonar el oráculo casi sagrado en el que se ha convertido la sede. Antes y como un bracanero mas a dado buena cuenta de un cuenco de rabo de toro, fundiendose en las mágicas noches de los jueves, parece haber olvidado su maltrecho tobillo, "y es que el vino lo cura todo". Educado, respetuoso, casi sin hacer ruido tal y como entró se marcha, recibiendo el calor de los que lo rodean. Como ese guerrero que ha conquistado una nueva batalla y que busca los cuarteles de invierno para curarse las heridas. Y es que Miguel hace tiempo que comenzó una cruzada en la que día a día tiene más fieles a su lado. Una cruzada que no va más allá de hacer las cosas bien hechas, con la tradición como estandarte, con los tiempos justos como medida y sobre todo abriendo caminos años atrás cerrados, buscando la vuelta a los orígenes. Y es que Miguel es un loco, un loco del vino, que sin duda y como dijo el literato, abrirá caminos que luego seguirán los cuerdos.

Bracana, Invierno del 2014.

12 de enero de 2014

12 de enero de 2014 - Sin comentarios

Año nuevo, Aires Nuevos. (Renovar o Morir)

Para empezar os diré que han tenido la feliz idea de llamar con el nombre de oráculos a las tertulias de los jueves. Tengo que recordar que tertulias fueron en el primer año del callejón, luego pasaron a denominarse conclaves, en el primer año en la nueva sede, para posteriormente en la temporada pasada veladas y como os digo en este quinto año bracanero que ha comenzado han decidido que sean oraculos.
Tambien quiero aprovechar esta última terulia, la ciento noventa y ocho a la par segundo oráculo del 2014 para experiementar con el blog, y por tanto aquí os dejo mi nueva idea para esta semana. En fin, a ver que os parece.

Tertulia 198.
Oráculo segundo del 24.

Embajador. Rafael Jordano Alcaide.
Invitado Sopresa. Carlitos Gracia.
Asistencia. Pleno bracanero.

Comida. Tapillas sueltas.
              Salteado de Verduras con jamón
              Langostinos al ajillo con huevos rotos.
              Frangipane.

Vino. Mostico Fresco.
         Fino Pata Hierro.

Pinche. El Niño.



El Rafa Jordano, siempre fue y sigue siendo  buen colega de infancia de la cuadrilla fundadora de bracana y además uno de los personajes mas conocidos del baloncesto Montillano, no en vano el tiene el honor de haber dado el primer mate de la historia del club en aquella lejana epoca de finales de los ochenta. Hoy en dia sus mejores jugadas las hace gestionando junto a su hermano Manolo, la empresa Vidrimon que cada dia tiene un lugar mas representativo en el sector de la distribución de embases de vidrio a nivel nacional e internacional. De ambos asuntos y otros tantos pasaron la noche recordando anecdotas y proyectos que hicieron muy animoso el segundo oráculo del 2014.




La Frangipane empieza a ser un clasico en los comienzo de año de la republica, y en esta ocasión, La Marina no dudo en mandarle una a los bracaneros. El famoso pastel frances sirvió para cerrar una noche que comenzó con tapitas sueltas, continuó con un salteado de verduras y finalizó con unos langostinitos al ajillo con huevos rotos. Todo regado con un mostico del año y Fino Patahierro.
Foto de grupo, y a esas alturas el grupo ya estaba mas que contento, aunque en esta ocasión sin incidentes graves, es decir no hubo latizado de vino a los ojos en los brindis. Esos si en el consejo de Ministros "el Ligre, La Pantera Y el Pijo del  Padel" fueron apercibidos una vez mas por su lamentable comportamiento.
 



8 de enero de 2014

8 de enero de 2014 - Sin comentarios

A por el 2014

Pues sí. Ya estamos en el año 2014, así que toca sacarle punta a mis pequeñas garritas y escribir lo acontecido en el primer jueves del año bracanero. Ya sé que la pasada semana me puse un poco melancólico, pero es que estos tíos, los once habitantes de la República, forman ya parte de mi familia espiritual. Pero bueno, vamos al lío. A pesar de tratarse del primer jueves del mes, esta vez tocaba saltarse la tradición. De hecho, para empezar, la tertulia comenzó fuera de la sede. Aprovechando el año nuevo, hicieron una quedada breve aunque intensa, en la morada del Paticorto de las ondas. La incursión fue un auténtico desastre organizativo porque, aunque habían quedado a las 20:45 en Brácana, acabaron llegando en bandadas hasta el punto de destino. Hubo reproches, quejas y algún que otro insulto, que no anuló la verdadera razón de la visita: conocer en persona al pequeño Hugo, apodado Hugo Sánchez en honor al futbolista. Yo di con la casa como pude porque, entre tanto grupito, me despistaron. A pesar de ello, también pude ver al lindo retoño que, como afirmó mi amo, se ha ganado el derecho de acudir en el futuro a Brácana, por descendencia directa, al tratarse de un varón. Tuvieron el detalle de llegar a la casa con un lote de pañales completo bajo el brazo que causó gran alegría entre el personal de la casa, especialmente de la Marina. Aún así, el regalito que causó más traca, fue un balón de baloncesto para el pequeño Iván, que acabó firmado por todos los bracaneros, al más puro estilo baloncestero. Entregados los presentes, se metieron entre pecho y espalda el primer cancanasso de la noche, una copita de Fino Saavedra pa calentar motores y, con gasolina en el cuerpo, todos pusieron rumbo a Tierra Santa, llegando casi a la par que los primeros embajadores del año. Ya os contaba al principio de la crónica que en esta primera quedada del año se saltaron las normas.



Aunque el primer jueves de cada mes no hay embajadores, el pasado jueves llegaron hasta la sede los dos primeros invitados del año, uno debutante en la plaza como el Alberto y otro veterano de guerra como el Dani, que repetía junto a los bracaneros. Este último, bregado ya en los fregaos de mis compinches, se presentó bajo el brazo con unos litracos de Fino Soslayo que sirvieron de gasolina para pegarle fuego a la sede. No es que prendieran una fogata en el primer jueves del 2014 aunque, en verdad, fue casi lo único que faltó.



El caso es que si la semana anterior festejaron la noche vieja, este jueves celebraron el año nuevo. Como mi amo y el Silencioso no habían participado en la parranda anterior, entre el Paticorto y el ministro de Alimentación volvieron a montar otro sarao, pasas al brandy Presidente incluidas, en el que también participaron los embajadores.



Otra vez sacaron las pelucas, las serpentinas y los matasuegras y claro, se pusieron a bailar como posesos. El Dani y el Alberto estaban flipando, como para no estarlo, y aplicaron aquello de unirse al enemigo. De jatería la cosa tampoco estuvo del todo mal. Además de las tapitas de rigor, que esta vez fueron a base de chorizo vegetariano y gulas de la Carchena, el Pijo de los Balcanes se marcó un arroz con carrillada. Antes de plantarlo sobre la mesa, llegó la sinfonía de tenedores en la formica que fue más movidita que nunca. Mi amo y el Abertxale fallaron en los dos primeros intentos, yo creo que a propósito, y el Pijo del pádel acabó amenazando con estrellar el arroz contra la puerta si no salía a la tercera. Salió, vaya que si salió, pero el Abertxale no se libró de un copazo de vino en todos los ojos que lo tuvo llorando por lo menos un cuarto de hora, incluso abandonando la sede acompañado del agresor. Parece que la cosa no fue a mayores y la noche finalizó con los digestivos de rigor. Si todo sigue igual, que seguro que sí, este  jueves volverán a las andadas. Ya os contaré.


7 de enero de 2014

7 de enero de 2014 - 1 comentario

Cuatro años después....

La vida y la muerte tienen muchos puntos en común, tantos que una no tendría sentido sin la otra. ¿Vivimos para morir? Seguramente sí. Es la única certeza que tenemos durante nuestra existencia. La  muerte es el último objetivo que cumpliremos con total seguridad. Por ello, durante el camino, recogemos tanto equipaje como podemos: toneladas de sonrisas, llantos, bocanadas de aire fresco y sucio, amistades, sinsabores, sueños cumplidos, frustaciones... todo cabe en la mochila del último viaje. Tan cierto es que moriremos, como que la vida es disfrutar, posiblemente el concepto más subjetivo del léxico. A lo largo de la existencia se citan todas la condiciones que hacen que la vida tenga sentido: la felicidad, la desgracia, el logro, el fracaso, el amor, la soledad... Jamás encontraremos un significado objetivo a aquello que es una experiencia subjetiva. Aún así, Brácana es la excepción que confirma la regla, un experimento subjetivo construido a base de conceptos objetivos, que se suceden jueves a jueves. Escribo hoy tan filosófico, porque el último jueves bracanero del año, el pasado 26 de diciembre, me hizo reflexionar. Permanecer al margen, sobre la máquina del aire acondicionado, observando cómo pasa el tiempo en la sede, otorga una perspectiva distinta. En la radio sonaba Onda Brácana Antena Pirenaica, con un programa especial para la nochevieja bracanera. Yo tenía que hacer sonar las campanadas desde la Plaza central del limbo, en una noche diseñada para pegarse el último homenaje del año. No obstante, la mala noticia del fallecimiento de un familiar de mi amo y su hermano, el Silencioso, que tuvieron que abandonar la sede, hizo que la velada comenzara con mal pie. Durante unos minutos la muerte ganó la partida a la vida. Los ánimos se vinieron abajo momentáneamente. No obstante, alguien recordó entonces uno de los brindis bracaneros que semanalmente pronuncia el presidente de esta República, que se reinventa cada siete días: Vive la vida hoy, que mañana te puedes morir y, si te vas de este mundo, tararí, tararí, tararí. Sin que nadie lo esperara, de la cocina salieron en un santiamén gorros de colores, matasuegras, serpentinas, pelucas...


La sintonía de Onda Brácana ganó entonces decibelios y poseídos por el alma de Baco, Dios romano del vino y de la danza, inspirador del delirio y el éxtasis, bailaron, saltaron y rieron como si la vida les fuera en ello. Hubo incluso tiempo para comerse las doce pasas, hidratadas previamente con brandy Presidente, marcando el final del año bracanero, el cuarto desde que comenzó esta bendita locura.



Hubiera sido una fiesta más, de las muchas que se pegan, de no ser por los pequeños detalles. Al final, siempre son los que marcan la diferencias entre las grandes y las pequeñas historias. Los abrazos de los nueve bracaneros restantes, festejando el año nuevo, comenzaron como una broma pero, al poco tiempo, pude percibir cierta emoción en sus rostros. Posiblemente la de haberse sobrepuesto a la muerte ese mismo jueves, quizás la de ser conscientes de que cuatro años después, la misma idea sigue viva ¡Cualquiera sabe! Cuatro años después, quién lo diría, Brácana sigue más viva que nunca. Con cientos de defectos, pero con toneladas de virtudes, que derrochan buen rollo y, sobre todo, ganas de vivir.