30 de octubre de 2014

30 de octubre de 2014 - Sin comentarios

A pesar de las bajas

La familia bracanera sigue creciendo y el calendario va normalizándose con la llegada de nuevos embajadores, como los que visitaron la sede el pasado jueves. Aún así, el pleno se resiste, porque la pasada Tertulia registró otras dos bajas. La primera fue la de mi amo, que sigue empeñado en encontrar a Nessy por tierras escocesas. No obstante, mucho más triste fue la ausencia del Ahijao que no pudo pisar Tierra Santa por culpa de un trancazo del quince que lo mantiene en el dique seco. Fue una lástima porque el jueves hubo Tertulia de la güena, de esas que comienzan hablando del tiempo y terminan por dar repaso a Bankia, las tarjetas opacas y el clásico entre el Real Madrid y el Barcelona.


Parte de culpa de este buen rollo la tuvieron los dos nuevos embajadores, que llegaron de la mano de el Ministro de Alimentación. El Ramón el de la Caja y el Miguel Ángel Ramírez son dos boinas verdes del charloteo y el alterne. De hecho, como ellos mismos dijeron a lo largo de la noche, no sabían a lo que iban a Brácana. Pero claro, si como aliciente te ponen que tan sólo vamos a beber y comer, cualquiera se niega.


Para romper el hielo, tras las aceitunitas de rigor, acompañadas de la cerveza que cada semana hace el pie de cuba, llegó la primera tapita en barra. Estuvo precedida por los leñassos de rigor que el Pijo del pádel mete en la barra siempre a modo de aviso. Mis colegas ya están advertidos, pero los nuevos embajadores se pegan unos sustos que cualquier día acabarán en verdadero acojone. El caso es que, por tercera semana consecutiva, atacaron al jamón sin compasión, regado pertinentemente por su aceitico correspondiente. Para mitigar tal sufrimiento, no tuvieron más remedio que meterle mano al Fino El Puma, pero sin compasión. Este vino forma parte de la historia de Brácana ya que, como el Guadiana, aparece y desaparece, pero nunca defrauda. No contentos con el jamón, veo que el Pepeluí comienza a preparar las comilonas de la inminente Navidad. No apto para vegetarianos, la segunda tapita en barra fue una morcilla con piñones, que sirvió para aplacar el hambre un poco más.


El Consejo de ministros fue dirigido esta vez por el ministro de Alimentación, que lo mismo arregla un roto que un descosío. De hecho, el tío se vino arriba y se arrancó a presentar a los embajadores en verso, haciendo aflorar una faceta lírica desconocida hasta entonces. En el Consejo, se habló de los próximos embajadores y de una visita que están preparando a un sitio llamado Casa Palop. Ya lo he oído en alguna ocasión y ardo en deseos de conocerlo. Cada vez que se pronuncia ese nombre, se forma el silencio más absoluto, como si hablaran de algún lugar mítico. Solventado el trámite de dar cuenta de los eventos más cercanos en el tiempo, se procedió al juramento de los dos embajadores. Mantuvieron el tipo y eso que a esas alturas de la noche el Fino El Puma casi había volado. Menos mal que siguen teniendo en el fino del Lagar Blanco su reserva federal particular... no se les escapa detalle. Lo alternaron con el plato fuerte de la noche, una marmita -no se puede denominar de otra manera- de alcachofas al Montilla, aderezadas con cabezada de cerdo.


A partir de ahí la intensidad de la Tertulia fue bajando progrsivamente, entre otras cosas por que ya se acercaban a la primera hora más temprana del día. De hecho, tras jalarse unos racimitos de uvas, apenas si quedaron en la Sede los dos embajadores y el incombustible Ministro de Alimentación. El resto dieron por cerrada una nueva noche de charla, vino y gastronomía, aunque empezaron la cuenta atrás para la siguiente Tertulia, con la podrán punto y final al mes de noviembre.

Una noche de motores

Vaya ajetreo en las últimas semanas. No me dejan parar y es que parece que no entienden a un pajarito que está aquí arriba y al que los otoños le sientan cada año peor. No sé si será porque me acuerdo de aquellos años en los que mi amo empezó a recibir en su casa a aquellos locos que decían ser sus amigos. Yo estaba vivito y coleando y, como dicen por ahí abajo, los años no pasan en balde. Los cambios de estación con la caída de la hoja me da mal yuyu, presagio la llegada del invierno y aquí, a veces, también hace frío y los jueves por la noche, a veces, no sé donde refugiarme para que no se me escape detalle.


El caso es que me está costando coger el ritmo y ponerme al día y eso que me tienen entretenido y a mis colegas………. cuando les cuento las noches de catas, de toros, de petanca,… se vuelven locos y todos quieren bajar, hasta las mujeres, ¡vaya mujeres que hay aquí! ¡y pájaras! Y eso que saben que no pueden entrar. Siempre me dicen “CUANDO HAY PUERTAS ABIERTAS”.
En fin, otro jueves más y después de este preámbulo me estoy viniendo arriba como El Niño El Molino del Toro que aunque no ha podido asistir, mi amo, sé que está contento y preparando un viaje para celebrar “ el convite” que a su vez celebró con su familia y amigos. Sí, así como suena, un convite y herido de la corrida de la semana anterior. Otro que también faltó a esta cita fue el Ministro de Información y Comunicación por culpa de un latigasso en la espalda que lo dejó hecho una alcayata (Esos latigassos con otros latigassos se quitan, dice un dicho por ahí).  Si cuando digo que no tienen jartura, digo bien ¡Que se me va el pico y la cabeza por los cerros de Parapanda!


La noche empezó tranquila pero al ver  a los debutantes de la noche que venían de la mano de El Ahijao (Ministro de Nuevas Tecnologías…..) y a su vez  mecánico también en la vecina localidad de Montilla y amigo de su jefe el Villar, me hice temer otra noche loca: Algún rally, carrera de Fórmula 1 ó una de motos… y es que todos los debutantes estaban relacionados con el mundo del motor, a saber:
Rafa Villar junior (El Villar), mecánico de coches; Carlos López (El Charli), mecánico de motos;  Rafael López (El Rubito);  José Cerezo; Emilio López de la Ahumada  que vino desde Lucena para estar con sus colegas y José Luque (El Pepillo), estos dos últimos también relacionados con el mundo del automóvil.


Su entrada en Brácana fue triunfal pues igual que los reyes magos entraban triunfales por todas las localidades en el día de reyes, ellos también venían cargados de regalos para la tertulia del día: Gambas, tortilla de patatas y huevos rellenos y eso unido al fin de fiesta preparado por el Ministro de Alimentación y Dietética, pusieron el colofón a una degustación del vino Fino Morris (tetrabrick de 5 l) y posterior remate al tetrabrick del lagar Blanco. Y es que, según decían los invitados: En este país se bebe vino, “si se bebiese así en mi pueblo.”
Los juramentos para el nombramiento de nuevos embajadores se fue realizando conforme al protocolo establecido, hasta que se oyó el apellido “de la Ahumada”, apellido insigne a lo largo de los dos últimos siglos en la vecina España. Aunque no se le preguntó al Emilio por su procedencia, puede que sus antepasados procedan del Primer  Duque de la Ahumada, allá por el año 1778.


La noche transcurrió con tranquilidad y a eso de la primera hora más temprana del día, después del cancanasso correspondiente a los digestivos, los tertulianos se fueron retirando agradecidos y contentos. Todos excepto los más jóvenes que quisieron disfrutar un poco más de la noche y permanecieron un rato más. Aunque esperé para verlos salir, no pude más y me dormí. Una pajarita, que dormía a mi lado,  me ha dicho que al día siguiente a algunos se les pegaron las sábanas.
Y ya queda menos para el jueves próximo….

24 de octubre de 2014

24 de octubre de 2014 - Sin comentarios

Grave cogida en el coso de Brácana

Tiempo atrás la sede institucional de Brácana se ha convertido por días en una pista de atletismo, otras veces en velódromo, en otras ocasiones en una pista de dardos pero, lo del jueves pasado, no lo había vivido nunca. Transformar este espacio en una plaza de toros, burladeros y enfermería incluidos, me parece excesivo. Lo que vi hace algunos días es digno de una película de Fellini y no lo digo por las interpretaciones. Lo que allí ocurrió fue tan real, que hubo incluso quien tuvo el teléfono en la mano para llamar a la ambulancia ante la gravedad del asunto. Pero, como dijo Jack en repetidas ocasiones, vayamos por partes.
El caso es que yo llegué relativamente temprano. A eso de las 20:30 ya andaba tirándole los tejos a una paloma Zurita que suele apostarse justo en frente de la sede institucional. El galanteo dura ya más de dos meses y todavía no he tocado buche. Pero bueno, a lo que vamos. Uno tras otro fueron llegando, más o menos puntuales, siendo recibidos por una suerte de bodegón que había sobre la mesa, que contenía dos botellas de Verdejo Rueda y seis más de Ribera del Duero.


Fue el primer síntoma de que algo gordo se estaba cociendo. No obstante, me escamó más aún ver que algunos de mis colegas tenían una media sonrisa de póker oculto, segundo síntoma de zapatiesta. Aún así, aún no tenía ni idea del rumbo que iba a tomar una noche, hasta entonces tranquila. Tras la cervecita de rigor comenzó a arder la mecha que acabaría directa en el bidón de la pólvora. Mi amo y el Abertxale, con un secretismo digno de la Gran Logia, sacaron unas botellas sin identificación alguna. Según dijeron, el padre del Abertxale se las había dejado con la condición de improvisar una cata para que los bracaneros le dieran su más sincera opinión. Para cavar un majuelo no sé si estarán dispuestos pero, para beber vino, se las pintan solos. El caso es que eran dos botellas de vinos diferentes y, con los vapores del líquido elemento, se enfrascaron en las conversaciones y opiniones más variadas. En ello estaban, cuando salió la primera tapita de la noche, Fueron unos platicos de jamón, con el que se inaugura la temporada jamonera en Brácana (....y que extienda muchas semanas). Andaban ya mojando sopas en el aceite como posesos, cuando se desveló el misterio del vino sin nombre. Resultaron ser unas muestras de Alvear y que, con matices, está de cojones, según pude escuchar. Allí hablaban como expertos sumilleres. Color, olor, sabor, retronasal, picor... Han cambiado las formas, ahora los once están subiditos porque la gente les pide opinión, pero no han variado el fondo. De hecho el vino se acabó en un pis pas y claro, mientras avanzaba la noche, mayor fue el nivel crítico con las muestras de vino aportadas. Acabado el trámite de la cata, tomó la palabra el Ministro de Alimentación. Yo supuse que era para presentar el siguiente plato, pero no.  Algo dijo de una tal Jessica, que iba a venir esa noche, y que comenzaba la despedida de soltero de mi amo. Claro, se me había olvidado que llevaban tiempo hablando del sarao que tenían previsto pegarse al domingo siguiente. El caso es que la Jessica en cuestión no hizo acto de presencia, pero le plantaron a mi amo un traje de torero, iniciando una faena larga, complicada y no exenta de riesgo.


El Niño el Molino del Toro hizo el paseillo bajo la atenta mirada de su apoderado, Patillitas largas, que no veía clara la faena a los morlacos con la divisa de Alvear, Verdejo y Ribera del Duero. En total, doce astados afamados por su bravura, que tardaron poco en pisar el ruedo. La cuadrilla estaba atenta al quite. El Paticorto, el Silencioso y el Maestro como picadores, el Maestro, el Niño y el Pijo del pádel como banderilleros, y el Pijo de los Balcanes, el Ahijao, la Pantera y el Ligre al capote, están acostumbrados a torear en las peores  faenas.


Salieron primero dos morlacos jaros, de la prestigiosa ganadería de Alvear. El niño el Molino del Toro y sus ayudantes los recibieron a puerta gayola. La larga cambiada afarolada gustó al respetable, arrancando los primeros aplausos del Tendido Siete, que agradecía con vítores la nobleza y bravura de los animales. La faena fue corta pero intensa y acabó con la petición de indulto para ambos que no fue concedida por la presidencia.


Acto seguido pisaron el ruedo dos albahíos de Verdejo, que llevaban por nombre Zapadorado. El Niño el Molino del Toro y el resto del grupo, los pasearon por la plaza con una tanda de naturales, seguidos de unos derechazos, que hicieron desfallecer a los galafates, antes de darles muerte.
A continuación fueron dos colorados, Picón del Rey para más señas, los que salieron al ruedo, acompañados de bufidos que congelarían el mísmisimo infierno. El espada y su cuadrilla acabaron por colocarles unos redondos y unos doblones, que poblaron la plaza de pañuelos. Aún así, no hubo clemencia y la suerte suprema acabó con dos bellísimos animales, que pelearon hasta final.


Aunque las fuerzas comenzaban a flaquear, otros dos Ribera del Duero, Carramimbre esta vez, pisaron la arena. La faena se fue volviendo espesa. Con alguna pedresiana y más de un pase de pecho, la distancia entre los astados y la cuadrilla cada vez fue haciéndose más corta, hasta que el Niño el Molino del Toro puso fin al esfuerzo de todos, animal incluido, con la espada.
Sudorosos por la lidia, aún faltaba la faena más compleja. Dos jijones hermosos, también con la divisa de Ribera del Duero, que llevaban por nombre Viña Milano, saltaron al ruedo. Miraron torcido al diestro que ya preparaba una trinchera para recortar la embestida. El remate por bajo se quedó corto y con el asta derecha, ambos dieron con el matador en la arena.


La cogida parecía peligrosa. Podía verse en el rostro del resto de la cuadrilla y de Patillitas largas, que temía por la vida de su representado. En la enfermería, se pudo comprobar que el Niño el Molino del Toro tenía una cornada de dos trayectorias en pleno higado, que no llegó a mayores gracias a la pronta intervención del cirujano que detuvo la hemorragia. Los astados seguían en la plaza y tuvieron que ser sacados por dos cabestros botineros, después de que la presidencia les concediera, por fin, el indulto.


Puede parece que lo que habéis leido es una coña marinera pero juro, por el Cóndor bendito de los Andes, que es un fiel reflejo de lo que allí sucedió. La alferesía que le dio a mi amo me tuvo acongojado, que no acojonado, varios minutos, sobre todo cuando le vi echar mano de una Coca-Cola que pudo acabar con su vida, sin más. Se me olvidaba, por cierto, que mientras todo esto sucedía, fueron jalándose un chorizo al vino con laurel y una presa ibérica a la plancha, para quitarse el mal sabor de boca de una intensa corrida.... de toros ¡Mal pensados !


Todo esto sucedió hasta la una de la madrugada, más o menos, hora en la que el personal iba ya bien pasado de vueltas. Había quien decía que la alferesía de mi amo era producto del verdejo, que es mu malo. Tan mal andaban mis coleguillas que fueron tomando uno a uno el capote, marcándose desplantes y remates que no acabaron en tragedia porque ya no había toros en la plaza. Cuando ya parecía que las luces del coso de Brácana se apagaban, se metieron entre pecho y espalda una última tanda de digestivos, para acabar como el Rosario de la Aurora.



Por cierto, también se me olvidaba comentar que, al final, el domingo fueron de boda. Estuvo oficiada por el mismísimo Obispo de Brácana y no voy a entrar en detalles porque aquí, en el limbo, me han dicho que mejor será imponer el secreto de sumario, para no herir sensibilidades. Hasta la semana que viene.


22 de octubre de 2014

22 de octubre de 2014 - Sin comentarios

A ciegas con el vino



Hoy, a pesar del título, toca ponerse serio. Los que seguís esta bitácora propia, que recoge la historia de una República en estado infantil (lo digo porque apenas si lleva a los cinco años), podéis pensar que cada jueves es una excusa para pegarse una fiesta. Bueno, en cierta forma es verdad, para que vamos a engañarnos. No obstante, Brácana tiene muchas más virtudes, al margen de la parranda. Una de ellas, quizás la principal, es su amor incondicional por el vino fino. Fruto de esta pasión, este año ha sido la segunda edición de la Cata Ciega de Brácana. Reconozco que el nombre se presta a los chascarrillos más variados aunque, tras las coñas marineras, la razón de fondo de esta iniciativa tiene su peso. Como muestra un botón. Este año la Cata ha tenido un invitado de excepción, el Fernando Giménez, máximo responsable de Bodegas Alvear, que por el número de veces que ha pisado la sede, ya es considerado por muchos como el duodécimo bracanero. El encargado de organizar la Cata, por segundo año consecutivo, ha sido  el Abertxale de ca Bellío. Si hace ahora un año los vinos elegidos fueron de bodegas y lagares, la de este año ha estado dedicada al vino que elaboran en Montilla particulares anónimos. Para muchos son desconocidos aunque, para Brácana, es un aliciente más para adentrarse en un mundo se olores, sabores y sensaciones, esta vez con una firma de autor, aunque en esta ocasión omita dar nombres propios.


Sé templado en el beber. considerando que el vino demasiado, ni guarda secreto, ni cumple palabra (Miguel de Cervantes) 


El primero de los vinos catados fue Fino Jubilao. Con él las copas fueron llenándose de manera paulatina. Cata visual, olfativa, sabores..... el vino templa el espíritu y suelta la lengua. Cada cual aportó su opinión, aprovechando la primera tapa de la noche preparada por el ministro de alimentación, un queso manchego Roncero Viejo para ir haciendo boca. Algunos bracaneros destacaron los aspectos positivos del vino, otros los menos agradables, así hasta dar con las muestras y pasar al siguiente.



El vino hace la vida más fácil y llevadera, con menos tensiones y más tolerancia (Benjamin Franklin)


El segundo de los vinos de la noche fue Fino Cordobita.Al igual que el anterior, la ronda de llenado de catavinos sirvió de preámbulo al análisis. Catalogación ocular, búsqueda de olores en nariz, fase gustativa.... El vino estuvo acompañado esta vez por un revuelto de espárragos amargueros, recogidos por el Maestro. Hubo alabanzas a tan exquisito manjar pero, todo sea dicho, también algún que otro
 improperio. No obstante, el plato cumplió su cometido, dando tiempo a apurar las botellas previstas.



El vino consuela a los tristes, rejuvenece a los viejos, inspira a los jóvenes, alivia a los deprimidos del peso de sus preocupaciones (Lord Byron) 


El tercero y último de los vinos fue Fino Patriota. Con un esfuerzo importante, para olvidar los vinos anteriores, todos se esforzaron en encontrar sus potencialidades y sus carenciasm al ojo, en cariz y en la boca. La comida que acompaño al vino fue de tronío. Una rueda de saucisse de Toulouse, traída directamente desde tierras galas que, a falta de barbacoa, tuvo que ser cocinada en la sartén. Evidentemente la longaniza sucumbió al empuje bracanero, de igual manera que el vino.

Llegó el momento decisivo, con el Fernando Giménez como espectador con voz pero sin voto, tras conocer la opinión de los catadores para cada uno de los vinos. Cinco de ellos, se decantaron por el Fino Jubilao, otros cinco por el Fino Patriota, mientras que el Fino Cordobita sólo obtuvo un voto. El Abertxale apuntó que el verano había hecho estragos en algunas de estas soleras y que el vino había perdido matices desde su elección hasta la cata. No obstante, en descargo de las tres muestras hay que decir que nunca más se supo de ellas, porque todas cayeron, síntoma evidente de que estaban pa bebérselos.



Faltaba el fin de fiesta a una jornada relativamente seria. Aprovechando la festividad de San Miguel, plantaron sobre la meda una torta de azúcar, recubierta de chocolate y rellena de crema, para celebrar esta onomástica. Tras ella llegaron los digestivos de rigor, poniendo fin a la II Cata Ciega de Brácana. El vino sigue siendo el motor de la República.

¿Oktoberfest? en la Bodega San Miguel

Cada cierto tiempo, mis coleguillas ahuecan ala y pasan olímpicamente de la sede institucional, para peregrinar a otros puntos geográficos. Es más o menos como mis amigas las cigüeñas. Cuando llega el frío ponen rumbo al continente africano, abandonando su zona vital del resto del año. Algo parecido hicieron los once bracaneros el pasado jueves, 25 de septiembre. Ya va siendo tradición que en torno al día 29 del citado mes, todos pongan rumbo a la Bodega San Miguel y este año no ha sido una excepción. Siguiendo con el símil cigüeñil, en una tarde fría y amenazante de lluvia, poco después de las nueve de la noche comenzaba la peregrinación, cargados de jatería. Allí esperaban cuatro pájaros, que no cigüeñas, conocidos de sobra en este espacio por su carácter vinatero y parrandero. El Paco Raya, el Gaspar y el Chechu, se hicieron acompañar esta vez de otro figura del alambre, como el Rafa Aguilar, embajador bracanero de tronío, que no quiso perder la oportunidad de compartir vino y viandas, al calor bracanero. Once más cuatro, quince. No deja de ser curioso porque según un tratado de Moderna Numerología al que he podido echarle un ojo últimamente, este número previene contra el abandono de las responsabilidad, sobre todo a nivel familiar. Ahí queda eso. La relación es tan estrecha en Brácana, con sus habitantes y embajadores, que ya son justamente eso, una familia, a la que hay que cuidar semanalmente con total responsabilidad ¡Tela!


A lo que vamos, que por allí andaban los 15 jinetes de San Miguel imbuidos en las tertulias más surrealistas, cuando el ministro de alimentación comenzó a preparar la cocina, en esta ocasión una plancha portátil que hacía prever jatería gorda para la noche. El Pepeluí se plantó en mitad de la bodega para anunciar el menú de la noche. La sorpresa fue mayúscula cuando dijo que comenzaba la Oktoberfest de Montilla. Digo sorpresa porque, que yo sepa, todavía estamos en septiembre y, además, yo no vi cerveza por ningún lado, salvo las litronas pertinentes del pie de cuba. El caso es que el tío se lo curró de gordo.


Durante toda la noche estuvo sacando salchichas de todo tipo: gordas, grandes, pequeñas, blancas, marrones... yo qué sé! Era cuestión de tiempo que las comparaciones se volvieran odiosas. De hecho, el ketchup y la mostaza fueron el componente ideal para todo tipo de chascarrillos y parodias. No voy a citar ninguna, ni tampoco pondré ninguna foto para no herir sensibilidades, pero la salchicha que salía de la bragueta del ministro de alimentación era.... coño! Ya lo he dicho.


Mientras los 15 jinetes de San Miguel se ponían tiernos a salchichas, el cielo perdió su punto apoyo en el exterior. En español clarito: se puso a llover de cojones, de manera que no hubo narices de abandonar San Miguel. Por este motivo, el Pepeluí, que no pierde detalle, preparó otra cochura de salchichas, mientras la jarra de vino se llenaba por enésima vez (digo enésima por poner un número).


Cuando ya estaban pa reventar, cayeron en la cuenta de que el temporal no amainaba fuera, así que se armaron de valor y.... se pusieron como sopas. Tan calado iba el personal, que a la altura de los Montes Bracaneros alguien propuso hacer una escala técnica en la sede para secarse. Lo hicieron por fuera, pero no lo consiguieron por dentro, ya que se jalaron unos digestivo al paso, a pesar de que no había hielo y que los refrescos estaban calientes. Si es que ya lo he dicho muchas vez, ni tienen jartura, ni ataero por el lomo. ¡PAÍS!

21 de octubre de 2014

21 de octubre de 2014 - Sin comentarios

No hay color

Siiiiiii, ya sé que llevo un montón de semana sin escribir aquí. Además, esta vez no tengo excusa. Simplemente no me ha salido del pico sentarme a escribir. Bueno, sí hay una razón que me ha llevado a abandonar temporalmente el compromiso adquirido con mis amigos bracaneros. Ya os dije hace algunas semanas que estaba haciendo buenas migas con Santiago Carrillo. Pues bien, justo después del verano me preguntó un día:
- Oye Punselito. Esa gente te tiene exclavizado. Tómate un descansito hombre, que en todos los trabajos se fuma.
Así que le he hecho caso al bueno del Santi. Tanto caso le hago, que estaba yo tomando la sombra bajo un ciruelo, cuando apareció ayer para decirme:
- En todos los trabajos se fuma, pero también hay que volver al tajo. Según he podido escuchar ahí abajo, hay gente que te está poniendo falta.
Ahora he caído en la cuenta que tengo trabajo atrasado, así que vamos allá.
Si no recuerdo mal, dejé de escribir a finales del mes de octubre, tras la visita de el Juancho, el José Baena y el Pavitos. Tras esa tertulia hubo momentos de relajación total. A decir verdad, entre bajas por vacaciones y otros menesteres, hasta mediados de septiembre no hubo nada destacable en Brácana. Bueno, en realidad, miento. En la primera quedada del mes hubo un hecho resaltable, prácticamente cuando ya tocaban recogida. Después de una tertulia tranquila, andaban por la sede el Maestro, el ministro de alimentación y el Paticorto, recogiendo los bártulos, cuando de pronto en la sede se escucharon gritos de aliento hacia Brácana, procedentes de los Montes Bracaneros. Resultaron ser los ecos de la cuadrilla del vástago del Pepeluí, que apuraban las últimas horas de soltería del Javi Raya. Entraron como posesos, mantearon al Ministro de alimentación y en un santiamén, ya andaban enfrascados en una lucha ardua con el vino, la cerveza y los digestivos.


Al margen de esta escaramuza, lo que verdaderamente venía a contar hoy, es el desarrollo del III Torneo Internacional de Petanca de Brácana. Se celebró el pasado 11 de septiembre y, pocos días después, se publicaba en el Heraldo del Limbo, la siguiente crónica:

Paliza de la dupla Abertxale-Pijo del pádel a sus rivales



El III Torneo Internacional de Pertanca de Brácana ya tiene ganadores. Sin compasión de sus rivales, la pareja formada por el Abertxale y el Pijo del pádel bailó a sus contrincantes en la tarde-noche del pasado jueves, llevándose el trofeo otorgado por la Reina Madre. La dupla ganadora sólo cedió dos puntos en todo el campeonato, los cedidos ante la pareja Pantera-Niño, dando muestra de una superioridad aplastante.
El inicio del campeonato ya dio algunas muestras de cómo se desarrollaría la tarde. Abrieron fuego los ganadores finales contra el Silencioso y el Pijo de los Balcanes, que cedieron la victoria por un claro y rotundo 7-0, en tan solo dos mangas. Con este resultado, el grupo primero quedaba seriamente decantado, obligando a la dupla restantes, formada por el Ahijao y el Carlitos Gracia, a jugar sin margen de error. De hecho, ambos salieron mentalizados de la importancia del envite, no obstante, pronto se pudo ver que el embajador de la ONU se desenvuelve bien entre raquetas, pero muy mal entre pelotas. A pesar de su bajo estado de forma, el Silencioso y el Pijo de los Balcanes se llevaban el partido, poniendo el pase para la final en bandeja al Abertxale y el Pijo del pádel. Precisamente, ambos acudieron al choque decisivo sin piedad de sus rivales. Con otro 7-0 en otras dos mangas, se ventilaban al Carlitos Gracia y el Ahijao, metiéndose en la gran final, con autoridad.
En el grupo segundo la batalla fue mucho más igualada. Abrieron fuego el Maestro y el Pijo del Magreb que, a pesar de su característico juego rácano, no pudieron superar a la Pantera y el Niño, que se llevaorn el partido por un ajustado 6-7. Este resultado dejaba abierta la clasificación, pendiente de los siguientes resultados y, sobre todo, del siguiente duelo que jugaron el Ligre y el Paticorto contra la dupla formada por la Pantera y el Niño. Fue un choque muy igualado, que precisó de seis rondas, pero que cabó con triunfo para los segundos, logrando de paso clasificarse para la gan final, sin esperar el último enfrentamiento del grupo. En él, el Ligre y el Paticorto se sacaron la espina en un duelo brutal, jugado a ocho mangas, e imponiéndose al Maestor y el Pijo del Magreb.
De esta manera se llegó a la gran final que enfrentó a la pareja Abertxale-Pijo del pádel, clara dominadora de la noche, contra la dupla Pantera-Niño. Se mascaba la tensión porque los primeros llegaron crecidos, sin encajar puntos. Además, nada más empezar, se pusieron con un 4-0 a favor que hacía presagiar una nueva paliza. A pesar de ello, los finalistas habían llegado hasta allí por méritos propios y tiraron de orgullo consiguiendo dos puntos consecutivos que añadían algo de emoción al marcador. Fue tan sólo un espejismo, porque el Abertxale y el Pijo del pádel no estaban para concesiones. De hecho, en un nuevo arreón, se llevaron el partido por un contundente 7-2 con polémica final. El Niño en un claro arrebato de mal perder, intentó engañar al personal tocando la bola con el pie, algo que estuvo a punto de costarle la cabeza literalmente, porque hubo quien indicó la posibilidad de liarse a bolazos con él.

Una vez finalizadas las partidas, los contendientes se aplicaron en apurar el vino que quedaba, y eso que durante el campeonato ya le pegaron bien al yodo, y en la jatería preparada por el Pijo del Magreb. Abandonaban el recinto comentando las mejores jugadas del Torrneo cuando alguien apuntó la posibilidad de pegarse un latigasso en la sede, antes de cerrar la jornada. DICHO Y HECHO. Así acabó el III TIP de Brácana y una nueva tertulia.