28 de febrero de 2012

28 de febrero de 2012 - Sin comentarios

De Brácana City a Chuisburg.


No paran.
No había pasado ni una semana y ya estaban liados con otra visita institucional.
 Incluso a mi me ha costado seguirles el ritmo en los últimos días.
Con el regustillo de la peregrinación a la tierra prometida del domingo de carnaval aún presente, se presentaron el pasado jueves (tertulia 106, asamblea 8) en Chuisburg. Es decir en la bodeguita de uno de los embajadores que meses atrás visitó Brácana Cénter, tiene en su vivienda de la vecina localidad de Montilla. Hasta allí se dejaron caer nueve de los once bracaneros ya que “el silencioso” no asistió por estar arreglándole el bracero a la suegra. (hecho este que lo honra a la par que demuestra el respeto que le tiene), ni tampoco “el niño” que andaba con sus estudios.
La bodeguita de “el chuchi” (primer ministro de Chuisburg) es algo peculiar, en ella ha ido acumulando a lo largo de los años utensilios de diversas características y utilidad. Convirtiéndola en un autentico templo de todo lo relacionado con el vino y con la España rural más profunda. Y todo ello ante la pausada y atenta mirada de un cachoncito de botas, que amparan caldos magníficos y que “el chuchi” cuida con esmero.
Bayonetas, espadas de la época de la invasión francesa de España, carteles de galgos, hoces, cepillos de carpintero, escopetas, navajas, pesamostos, catavinos, diversos utensilios de labranza, romanas antiguas, zapatillas de esparto de pisar la uva, y un sin fin de artilugios, de los que fue explicando, mientras degustaban el fino, su utilidad. Incluso pude ver de pasada un pajarillo disecado que mentaron como antepasado mío, y al que mi amo ha bautizado como australopithecus punselisis, linaje emparentado con la mona Lucy.
En dicha bodeguita no faltaron anécdotas y andanzas pasadas contadas por el anfitrión que una vez más embobó a todos los bracaneros.

A eso de las nueve y algo partió la expedición al completo a la sede institucional donde esperaban el Ministro de Alimentación, que había marchado un rato antes, y “el silencioso” con el bracero ya arreglado. La entrada en la sede fue triunfal, como la borriquita en Jerusalén, y al paso engancharon con el Fino El Exiliao, mientras que el Ministro de Alimentación daba los últimos retoques al perol de los pajaritos. Donados al igual que la carne de venado que se “jalaron” después por el incombustible “el chuchi”.
Con este panorama empezaban un jueves más y con mi amo con el cargo de pinche, al que accedió de forma inconsciente, ya que no tenía conocimiento de ello.

La perola de pajaritos tardó poco en caer, hubo quién se “jaló” seis o siete, y también hubo quién por respeto a mi persona solo mojaron sopas. Es más si se descuida hasta el australopithecus punselisis hubiera caído, incluso si la mona Lucy se pone a tiro creo que también.
Para “efalagá” las pequeñas aves voladoras, mi amo dio paso al Consejo de Ministros, que resultó ser el más rápido que se recuerda, luego hubo un intervalo en el que tras acabar el Fino El Exiliao dieron paso al Fino El Despiste, momento que aprovecharon para dar un ratico de charla. La puta crisis tomó protagonismo, salieron los despidos que  habido en Fibopal, o los que se ciernen sobre Eurovent, la situación en la construcción y el desastre general en el que están inmersos ahí abajo. Aquí en el limbo de momento aguantamos bien. La cosa se alargó más de lo habitual y el Ministro de Alimentación, que es un crack, quiso romper con tanto mal rollo, anunciando la presencia del venado en salsa. Y lo consiguió, sin duda que lo consiguió, en menos que canta un gallo estaban abriendo una botella de Chesa Crianza y tocando la melodía de tenedores en la formica de la mesa central, luego vinieron los brindis y la degustación del plato estrella de la noche. El Chesa cayó al paso y un Palacio Quemado Reserva 2004 tomó el relevó. El Ministro de Alimentación ayudado por mi amo, sacó un nuevo plato de venado para aquellos que quisieran repetir, que no fueron pocos.
La noche llevaba un ritmo vertiginoso, pajaritos, venado y hasta cinco tipos de vino habían caído ya. Entonces entraron en un receso en el que la cosa se templó un poquito con charlita amena en grupillos divididos. Momento que aprovechó mi amo para recoger unos pocos de bártulos de la cocina, mientras que el Ministro de Alimentación preparaba una caja de lenguas de “ca bellio” con la que llegó “el aijao” para celebrar su cumpleaños.
Le cantaron el cumpleaños feliz de rigor y para acompañar alternaron los digestivos con el P.X, y para reventar del todo abrieron una botella de Palacio Quemado Ensamblaje 2010, de diferentes tipo de uva y que como novedad alternaba dos variedades comunes por estos pagos con otras dos variedades portuguesas como la Trincadeira y la Touriga.
Y claro ya lanzados, “el chuchi” tomó protagonismo y empezó con su repertorio de chascarrillos y anécdotas que una vez más arrancó las carcajadas del personal haciendo que a más de uno se le “descoyuntara la quijá”.

Nota:
Este artículo se verá completado en próximos días con fotos que ilustren lo narrado.
Gracias.

24 de febrero de 2012

24 de febrero de 2012 - 1 comentario

Fotogalería peregrinación a Brácana.

Preparando la marcha

Cerca de Brácana

Nos recibe el alcalde

Camino del sesayuno

En la plaza del pueblo

La Iglesia

El Monte Parapanda

Brácana en la mirada

En el Ayuntamiento

La gruta de las maravillas

Iván el pequeño bracanero

Cargando el Coleman

El Coleman

Fernando (el alcalde) y Cristi (la alcaldesa)

El descanso de la Reina Madre (La Grande Valide)

Haciendo amigos

Animando la pista de baile

Reserva Arapahoe.

El pastelón

Tertulia entre sabios bracaneros

La Reina Madre, siempre con la infancia

Dia de convivencia

Saludo Bracanero

Hermanamiento Braca

El momento de recoger los vartulos

La despedida

Y llegó la vuelta

Y en casa sanos y a salvo.
Escudo de Bracana.

Nuestro logo

23 de febrero de 2012

23 de febrero de 2012 - 1 comentario

Peregrinación Bracanera


Si para el Islam  peregrinar a la meca es uno de sus cinco pilares básicos, junto con la oración, el ayuno, la limosna y la profesión de fé. Para los pobladores de Brácana Cénter la peregrinación al Monte Parapanda y posterior jornada de convivencia con los habitantes de Brácana City, a orillas del Génil para atarle los huevos al diablo es la razón de ser del fundamentalismo bracanero.

Preparando la partida
Con dicha escusa se presentaron el pasado domingo en Bracana City, pedanía de Íllora en la provincia de Granada. La expedición partió a eso de las ocho y cuarto de la mañana de la misma puerta de la sede institucional con las bajas de “la pantera de la itv”, señora y niño, por encontrarse el cabeza de familia reventado de la espalda. También faltó a la peregrinación, “el aijao” con una subida de alergia. “El niño” por problemas de estudios y “el abertxale” y “la eva”, por… ¡bueno que tampoco fueron coño!.

Tras unos kilometrillos vehiculando la Reina Madre de la República “la divi”, sacó una petaca de anís seco, que hizo rular entre los peregrinos, y que de paso perfumó de un aroma muy agradable el autobús. A las 9´15h la expedición pasaba a los pies del indio de la autovía, dirección a Granada. Yo, que como podía iba enganchadito en el limpiaparabrisas trasero del autobús, veía a través del cristal las caras de incertidumbre y nerviosismo que llevaba el personal camino de la meca bracanera.

Y pasadas las diez de la mañana llegábamos a Brácana City. Fernando, alcalde de la pedanía nos recibía en persona y tras saludarlos uno a uno, los invitó a conocer su humilde pueblo. Entonces yo me decidí a estirar las alitas un poco y pegué una volada.
En la plaza del pueblo
El paisaje era espectacular, eso me animó  a coger altura y desde muy arriba pude ver un pueblecito precioso, con su placita donde la iglesia y la casa de labriegos del Conde de Guadiana cobraban protagonismo. Bajé en picado para pasar por la puerta del cuartel de la Guardia Civil, ya en desuso, también ví el Colegio y el Ayuntamiento, y en el otro extremo del pueblo el nuevo consultorio del Centro de Salud.
Me sentía más libre que nunca, y volví a tomar altura, y fue entonces cuando pude distinguir el blanco resplandor de las nieves de Sierra Nevada, incluso un soplido de aire frío refrescó mi colorido plumaje. Luego giré la vista hacia la izquierda y pude ver un macizo impresionante. Era el monte Parapanda.

La cantera bracanera y el Monte Parapanda

Con tanta emoción, subidas y bajadas perdí de vista al grupo de bracaneros, que momentos antes había podido ver callejear con Fernando a la cabeza, ejerciendo a la perfección de cicerón y recibiendo la bienvenida de más de un vecino al paso del grupo por sus casas. Entonces me encaminé con mucho cuidadito al bar La Golondrína donde sospeché que podían estar desayunando, pero llegué tarde. ¡Allí habían estado! Los restos de sidra y azúcar de lo hojaldres en las mesas y suelo del bar así lo delataba.

La verdad que me sentí apurado y por un momento me vi pasando el resto de mis días en este edén, pero pensé en la caterva del limbo y en la de los jueves y decidí seguir buscándolos. Pasado un buen rato, y al fin, dí con ellos. Salían nada más y nada menos que de la fábrica de productos de cerdo ibérico Sierra de Parapanda, que junto con la agricultura, resultan ser las principales fuentes de empleo del pueblo.
Salían maravillados, iluminados tras ver y degustar las maravillas gastronomitas que se pueden sacar de un cerdo. Era como haber visitado el templo del rey jamón.
En el templo del jamón

Tras la visitas por Brácana City tocaba bajar hasta el río para compartir la jornada campestre, y así lo hicimos. Yo, nada más llegar a la zona de las candelas, me pegué un chapuzón en el Genil, mientras mis compadres acarreaban los bártulos en la zona que nos había reservado Fernando, sin duda uno de los mejores lugares de todo el paraje.
Llegar allí supuso emular a los indios Arapahoe en su reserva. Candelas aquí y allá grupos de gentes de todas las edades, compartiendo comida y bebida, y nosotros allí en medio de toda aquella amalgama de olores y de sabores. Incluso tres miembros de la Benemérita alternaban en nuestro grupo bebiendo vino de la tierra y degustando nuestras viandas. Fernando el alcalde, más bien parecía “pequeño cuervo” el jefe de los Arapahoe ya que era requerido por toda la gente, gracias a su amabilidad y saber estar.
Cuando uno menos esperaba, sonaba un chupinazo en el cielo azul de aquel maravilloso paraje, donde el humo de las candelas se mezclaba con los rayos de sol de un día espléndido. 



En la reserva Arapahoe

Cayó el chorizo a la sidra que preparó mi amo, la morcilla a la plancha, los filetetitos de lomo, y un sinfín de “ajetería”, pero el protagonismo se lo repartieron el Coleman (un termo lleno de cbujito con hielo) que fue rellenado una y mil veces por el Ministro de Alimentación, y que hizo estragos en la improvisada pista de baile, y los pastelones de Manolito Aguilar que causaron sensación, en especial, entre la ciudadanas de Brácana City



El Coleman
Pero el culmen llegó cuando una amplia representación de Brácana Cénter subió hasta el escenario desde donde un par de chavales amenizaban a la perfección el evento, para junto con Fernando (el alcalde) dedicar unas palabras de agradecimiento y hermanar de por vida ambas poblaciones. Fernando agradeció la visita de los bracaneros de Brácana Center, mientras que estos, y encabezados por mi amo, hicieron entrega de unos catavinos de recuerdo con la inscripción de la tertulia de vino fino, para que descansen de por vida en las dependencias de las oficinas municipales. Y como no, antes de volver a poner el pie en tierra mi amo dio hasta tres veces el grito de ¡Bracaneros!, siendo correspondido por el ¡Au!, ¡Au!, ¡Au!, de rigor. Luego “el madrid” hizo lo propio para que las bracaneras de Brácana Cénter le correspondieran.

Sobre las siete de la tarde, y tras la puesta del sol, la expedición emprendió el camino de vuelta. Las despedidas se alargaron, y trabajo costó meter a los peregrinos  en el autobús. Lógicamente el camino de vuelta, resultó de lo más ameno, con cantos típicos de excursionista, chascarrillos y bromas y alguna que otra cabezadita.
 Y por fin y a eso de las nueve de la noche se encontraban nuevamente en la sede institucional de Brácana Cénter descargando los bártulos y dando por terminada la peregrinación a tierra santa.


Fernando, el alcalde
Difícil, casi imposible diría yo, será olvidar una jornada tan placentera en que un pueblo de la España profunda demostró a un grupo de chalados la valía de sus raíces, de su acogimiento o de su calidez. Encabezados por Fernando, un alcalde alejado de siglas y falsas propagandas electorales y pregonando bien a las claras su humanidad y la de sus bracaneros.

19 de febrero de 2012

19 de febrero de 2012 - Sin comentarios

Dos pájaros de un tiro.


Menudos dos pajarracos se dejaron caer en Brácana el jueves pasado. Y digo bien cuando los llamo pajarracos, ya que tras las muchas voladas que llevan acumuladas no merecen recibir otro calificativo. “El manolo bellio” y “el rafa aguilar” cumplieron a la perfección y de forma inconsciente con su cometido de embajadores al ilustrar, con vivencias  pasadas y presentes la tertulia ciento cinco de la república. Y como muestra un botón, el primero se gana la vida contando películas a sus semejantes y no es que sea un peliculero, y el segundo lo hizo durante un largo periodo de la suya poniendo el ojo a todo lo que veía y luego plasmándolo en papel y ahora intenta ir por delante de sus alumnos de forma humilde. Cine y fotografía, fotogramas y acido acético y todo ello bañado con el vino como nexo de unión. Con este panorama ambos pajarracos no pudieron caer en mejor sitio que en la sede de la república.
La verdad es que la collera llegó casi de soslayo y casi una hora tarde, a esas alturas los bracaneros ya había debatido en pequeño comité de la excursión a Brácana City y de paso habían tratado algún temilla más, eso sí mientras lo hacían degustaron el primer vino de la noche, el Fino Perejil acompañado de un plato de jamón.

Como digo a eso de las diez de la noche y con los embajadores cogiendo el ritmo a la séptima asamblea del año, dieron paso al consejo de ministros de forma oficial. Se aprobó con debate incluido y de forma intensa la hora de salida y vuelta a Brácana City. El “paticorto de las ondas” informó de la evolución del Primer Tomo de la Enciclopedia de Brácana, y para terminar trataron los preparativos de la visita a Chushburg de cara al próximo jueves.

Y tras la sesión ordinaria, dieron paso a los flamenquines de “la lusi”, con ellos finiquitaron el Fino Perejil y comenzaron con el segundo fino de la noche. El Fino El Despiste, que  ya es todo un clásico en las tertulias y al amparo de su aroma, color y sabor comenzó una charlita llena de anécdotas, en la que uno de los pajarracos “el rafa Aguilar” retrocedió unos años en el tiempo para volver a cobrar vida en sus años de servicio militar, exiliado en Ceuta, donde coincidió con otro pajarraco de plumaje rojo como Imanol Arias. También salió a relucir el cura Andrés (pajarraco de plumaje rojo, también).  El otro pajarraco de la collera atendía a su colega pausadamente, recreándose en lo que oía y de vez en cuando ganaba protagonismo contando algunas “volás” de las suyas que hacía girar la atención de personal.
Y como los flamenquines tardaron poco en caer, el Ministro de Alimentación y su pinche “el maestro” tuvieron a bien darle otra “vuelta de sofato” al jamón, que en esta ocasión fue presentado con aceite de oliva y pan.
La noche seguía a buen ritmo y solo la ausencia de “el pantera de la itv” tieso como una tabla por un leñazo que le pegó la espalda unos días antes, hacía que la asamblea anduviese  un poco huérfana.

Los dos pajarracos muy activos a lo largo de la asamblea, no pararon de pegar voladas por los alrededores de la sede, entrando y saliendo en repetidas ocasiones. Por dicho motivo hubo que retrasar unos minutos el protocolo del juramento bracanero, que resultó novedoso en su texto, ya que mi amo acompañado como maestro de ceremonias de “el abertxale de ca bellio”, leyeron un nuevo texto en el que los embajadores tuvieron la ocasión de conocer de primera mano la composición de los ministerios y consejerías de la república, para que no les faltara detalle del “embolao” donde estaban metidos.

Juraron como verdaderos emisarios, adornaron sus juramentos con alegorías a los anfitriones y a la república, se pegaron el “latiasso” de rigor y dieron paso a un pulpito que aliviaba tanta parafernalia y demencia como la que allí se vivía.

Minutos después mi amo recuperó el apartado de reminiscencias, en el cual no tuvo otra que narrar el panfleto colocado en el blogs allá por el mes de agosto del segundo año republicano, en el que narraba un día en el limbo. A mi se me saltaron las lagrimitas y enloquecí de alegría cuando mi amo mostró al personal una camiseta en la que mi imagen relucia en un rosa chicle sobre fondo negro.
La noche iba avanzando y aún quedaba el plato estrella de la misma. Costillas al ajillo con Fino El Exiliao. Como no podía ser de otra manera antes de meterle mano a las costillas, hicieron sonar la melodía de tenedores en la formica de la mesa, luego llegaron los brindis y saludos y para finalizar y ya por fin, atacaron de forma ociosa la perola de las costillas. Llegado a este punto siempre me hago la misma pregunta. ¿Pero pueden tener aún hambre, o simplemente es gula?. La respuesta es lo de menos, y más cuando semana tras semana la perola acaba barrida con sopas de pan tipo barco Concordia.

 Amontillado, PX, o digestivos, suelen ser la duda para rematar la noche, alguno lo suelen tener claro, otros no tanto y meten el pico en diferentes bebederos. Probando de aquí y de allí pero esta semana todo cualquier elección quedó conjuntada a la perfección con las lenguas de hoja y crema con las que apareció uno de los dos embajadores, para más pistas decir que no quiso marcharse de la sede sin dejar su impronta en forma de brindis y dedicatoria a la vez en un simple folio. ¡He ahí el artista!. Y pajarraco donde los haya…

6 de febrero de 2012

6 de febrero de 2012 - Sin comentarios

Rendidos a los caldos de las Bodegas Chesa.


Ciento tres semanas han tenido que pasar para que se diera por primera vez un hecho histórico en la TERTULIA de VINO FINO, y lo pongo con mayúsculas ya que la cosa es bastante fuerte. A eso de la primera hora más temprana del día (la una de la madrugada) los bracaneros abandonaban la sede institucional sin probar ni una sola gota de vino fino.
No es que se hubiesen marchado de vacío, ya que por aquello de ser el primer jueves del mes tocaba el apartado de Vino del Mundo… Colocones Diferentes, y en esta ocasión recurrieron a la D.O Somontano.

Pero voy a entrar en materia.
Pronto, muy pronto para lo que suele ser habitual los bracaneros estaban al completo en la sede. Los primeros una vez más en llegar fueron el Ministro de Alimentación y mi amo. El primero se lió, nada más llegar con el jamón, mientras que mi amo se puso a trocear unas verduritas que luego serviría salteadas.

La cosa iba bastante encaminada, y tras saludarse unos a otros haciendo el pie de cuba con una cervecita, dieron paso a la degustación de los vinos. Normalmente suele ser un vino acompañado de algún plato. Pero en esta ocasión la sección Vino del Mundo… Colocones Diferentes, contó hasta con tres vinos diferentes.
Mientras mi amo daba los últimos retoques a la verdura “el paticorto de las ondas” servia un vinito blanco, concretamente; Blanco Joven Chesa Gewurztraminer. Once copas alineadas en barra esperaban su porción de este vino de tierras aragonesas. “el paticorto” iba vertiendo de forma cuidadosa el brillante vino blanco, mientras que mi amo servía la verdura en dos platos hondos. Tras hacerlo tomo un pequeño folleto para narrar las características. Los bracaneros tomaron sus copas, levantándolas y buscando la luz como fondo para examinar la tonalidad del vino. Luego en boca se sorprendieron con el regusto a cítrico que este dejaba. Sin duda el contraste con el dulzor de las verduras hacía un maridaje particular. En plena degustación mi amo, pasó la palabra a “el paticorto” que narró a los bracaneros la curiosa leyenda que cuenta que la uva Gewurztraminer, fue el germen de la variedad de Pedro Ximénez. Al parecer y según cuenta la leyenda los tercios de Flandes que andaban haciendo campaña por el Rin, llegaron un poco mas lejos de esta zona y a la vuelta a los territorios de la Corona Española trajeron las “varetas” de dicha variedad, que a la postre darían con nuestra Pedro Ximénez.

El segundo vino un Tinto Joven Merlot-Cabernet sirvió para apurar las verduritas y dar paso al Consejo de Ministros. “El paticorto” repitió la operación de forma meticulosa, y mientras lo hacía mi amo dio algunas notas de las Bodegas Chesa, que cerca de Brabastro y  a los pies de los Pirineos cuenta con diez hectáreas de viñedos propios que son la esencia de sus maravillosos caldos.

La parada en la cata de vinos llegó con el Consejo de Ministros, donde se trataron temas muy importantes y propuestas muy interesantes. En primer lugar se aprobó el cambio de fecha para la excursión a Brácana. Quedando fijado el día 19 del corriente (domingo de carnaval). Posteriormente tomo la palabra “el abertxale de ca bellio” para proponer una exposición itinerante de fotografía y poesía, que fue acogida con algarabía por el personal. Posteriormente y para terminar el Consejo de Ministros “el paticorto” hizo entrega a la Biblioteca de Brácana Center de un ejemplar de la guía de  Prevención en Riesgos Laborales en el Sector Vitivinícola. Editado por el Instituto Andaluz de Prevención.


Y tras la obligación llegó nuevamente la devoción.
Y la devoción tomo forma de vino y jamón. Tocaba la tercera entrega de las Bodegas Chesa, ahora el protagonista fue el Tinto Roble. Caramelo, moka, vainilla y torrefactos se fusionaban con el jamón y el aceite en una conjunción llena de aromas, sabores, colores y olores. 65% de Merlot y 35% de Cabernet Sauvignon y los meses en roble americano y frances tenían la gran parte de culpa. Los tertulianos disfrutaron de lo lindo dando al Tinto Roble de Bodegas Chesa la máxima nota.
Tanto gustó el tinto que para el plato estrella de la noche siguieron deleitándose con él.
Y fue cuando el Ministro de Alimentación plantó el lomo en manteca “colorá” con setas, cuando de forma inconsciente volvieron a llenar los catavinos del mencionado tinto, sin que ninguno de los tertulianos echara en falta el vino fino de la tierra. Hicieron la ya tradicional sonata de tenedores sobre la mesa central para después pasar a los brindis y saludos habituales.

La carne buscaba al vino, las setas al pan y los bracaneros hacían corrillos alrededor de la mesa charlando de lo divino y de lo humano. Todo supo a gloria y en especial las setas, ya que se trataba de las primeras setas bracaneras recolectadas en la misma mañana del jueves, en la finca los brigiditos, perteneciente al programa de cultivo de agricultura intensiva de la República de Brácana.
En el otro extremo de la sede, concretamente en la pared de la cocina la jarra de acero inoxidable que a lo largo de estos dos últimos años ha visto verter en su interior litros y litros de fino permanecía colgada del copero, lo hacía de manera resignada, sabedora de que en esta ocasión le tocaba ser un invitado más a la tertulia.
 Yo por mi parte, observaba como este grupo de locos enamorados del vino seguían inventando historias que hacen que jueves tras jueves renueven sus ilusiones.

Pero aquí no acabó la cosa, aún quedaba el postre, y otra vez “la marina” inventó.
Esta vez movilizó a la tropa para que no pasaran por alto el día de la Candelaria. Y siguiendo una tradición enraizada años atrás en casa de la familia Luque – Navarro consiguió que terminaran la quinta asamblea del año a golpe de crepes.
Nutella o azúcar y limón, azúcar y limón o Nutella. A estas alturas era cuestión de gustos, y por supuesto todo ello acompañado de Pedro Ximenez.

Una noche mas los digestivos pusieron el punto y final a otro jueves bracanero.

Ah, se me olvidaba, en esta ocasión, “el silencioso” que llegó tarde fue el pinche de la noche.
Una noche en el que ni la ola de frío siberiano enfrió el ambiente en Brácana Center.