20 de enero de 2019

20 de enero de 2019 - 5 comentarios

Tomad y bebed todos de él

Muchas cosas han pasado por Brácana y en Brácana, pero lo del pasado jueves merece un capítulo aparte. Mis colegas siempre han llevado a gala en la República aquello del laicismo. Aún así, cuando hay vino por medio, no tienen ningún problema en tirar de religiosidad. Dicho esto, la última tertulia sirvió para hacer en la sede la primera cata de Vinos de Misa. Como lo estáis leyendo. Lo que jamás pensaba yo es que este tipo de vino daba para tanta historia. Así que vamos desde el principio porque el saber no ocupar lugar.


En la historia de la religión Cristiana el vino es el protagonista central de la celebración. Es la bebida, junto al agua, que se bendice y aparece en varios pasajes de la Biblia. Según los escritos, Jesucristo transforma el agua en vino en la boda de Caná de Galilea y en la última cena, predica a sus discípulos diciendo: tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre. No está de mal, en un blog vinatero como este, recordar que el vino en el Evangelio es el emblema de bonanza, una parte esencial de la alimentación junto al pan y o al aceite. También es un símbolo de amistad, de amor entre los hombres y que varias referencias en las escrituras sagradas aconseja beberlo con moderación. Vamos, lo mismo que se hace en Brácana, salvo aquello de la moderación. Cada jueves hacen la penúltima cena, también con el vino y el pan -entre otros alimentos- como parte esencial.


Pero bueno, después de estos conceptos básicos, vamos con la cata de vinos propiamente dicha. Fue iniciativa de el Rafa Salido, capellán de la Parroquia de Santiago de Montilla, maestro campanero, fumador de puros, criador de tarántulas y personaje con otros entretenimientos de lo más peculiar. Hace semanas, deslizó por algún sitio que en una paella estaban hablando de una asociación secreta sobre el vino que rinde culto a un pájaro incinerado, y que un tío versado en tabernas como él que no la conociera, merecía le máximo respeto para tal sociedad. La verdad, es la manera más singular que he visto para definir la República de Brácana y también de referirse a un humilde plumífero como yo. A partir de ahí empezaron los contactos que fructificaron a través de el Suerto, en modo de invitación.


Vino acompañado de el Carlos García (Carlos Delopen para los amigos) y de el Sergio Olmedo (fotógrafo profesional en la vecina ciudad de Montilla). Pero vuelvo al tema de los vinos porque el capellán ofreció una disertación digna de mencionar. Espero no equivocarme, porque fueron muchos los datos, pero más o menos lo más significativo fue lo siguiente:
Una de las características principales del vino de Misa es que debe ser un vino natural, sin aditivos, y sus normativas de elaboración se regularon en los concilios de Florentino y de Tridentino. Según escuché, fue un jesuíta quien publicó en 1944 el libro El pan y el vino Eucarístico, donde se recoge una estricta normativa sobre la elaboración de vinos para la consagración. Esta normativa dice que se prefieren los vinos dulces, por aquello de que los sacerdotes deben tomarlo en ayunas, facilitando su fácil consumo, con una ingesta de azúcares apropiada para soportar la labor pastoral. Tampoco se permite la chaptalización, añadir azúcar al vino, ni la adición de mosto o mistelas antes de la fermentación, aunque sí la pasificación de la uva para su elaboración. Además, el vino Eucarístico debe ser fermentado con levaduras naturales y no se permite el uso de aditivos.
Podéis haceros una idea de la cara del personal mientras el Rafa explicaba todo aquello. Por cierto que espero no haber metido la garra, porque tengo memoria, pero tampoco tanta como retener todos los datos aportados.


Ya con la explicación sobre la barra, empezó la cata. En total se pincharon cuatro botellas diferentes:
- MOMPÓ,  Elaborado de modo tradicional con una mistela de uva moscatel en la zona de Valencia desde hace más de 200 años.
- CANON 924, cosecha propia de el capellán Rafa Salido para Montilla.
- SANT LEANDRO, elaborado con uvas blancas de la variedad Malvasía, seleccionadas en los viñedos Turís, Valencia.
- DE MULLER, elaborado en Tarragona desde hace más 150 años, como proveedor pontificio, desde Pío X hasta Juan XXIII.
El capellán pensaba que iba a ser una cata de probar y escupir, pero evidentemente no conocía el panorama de cada jueves. Se bebieron las cuatro como digo y echaron mano del fino C.B. de la bota para reducir, según dijo alguien, el exceso de azúcar en sangre.
Sé que voy un poco desordenado, pero es que lo del jueves dio para mucho.


En lo referente al comercio -léase la jatería- la cosa también estuvo fina. Muy a pesar del Ministro de alimentación, se jalaron una Torta del Casar, untada convenientemente por el Sergio. Fue un aperitivo acompañado de chorizo, jamón y salchichón, para rematar en tablas con una costilla en salsa, marca de la casa.
¡Qué más queréis que o explique queridos! Una nueva muesca a la barra. Al ritmo que van, de aquí a poco hacen una cata de azulillo. Pero ojo, que nadie le hizo ascos al vino que, al parecer, estaba güeno. Yo, desde que la palmé, no pruebo ni gota, aunque echo de menos el bebedero rebajado de los jueves.

5 comentarios:

Gloria eterna a Punselito. Abrazo fuerte para Rafa Salido, un Sacristán taberneao como Dios manda. Rafa Raigón

Por el Cóndor Bendito de los Andes. Veo que los embajadores siguen pendientes de las evoluciones de esta maravillosa locura... un abrazo bracanero

Jajajaj Gracias Rafa, Igualnente

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