Y para terminar el mes, sorpresón gordo. Os cuento. Si la visita a “La Fundi” es una tradición arraigada para el pueblo bracanero, pasar la noche de San Juan en Villarebelde, no lo es menos. Y como en el limbo todo es atemporal, pues tengo que hacer un gran esfuerzo para estar al corriente de las fechas. Menos mal que “El America” me tiene al corriente, y días antes me lo va poniendo en aviso.
Conforme fue pasando la noche y mientras reventaban comiendo y bebiendo lo entendí todo. Y es que Villarebelde ahora ha pasado de manos de “El Carlitos Gracias” a las de la familia de José Luis con lo que al cambio de escrituras se ha unido el cambio de nombre de la hacienda, pasándose ahora a llamar “Pierdepuntos”. No preguntéis porque. Creo que ni ellos lo saben. Maravillosa fue la etapa de noches de San Juan con Carlitos. Memorables los torneos de Pádel, la elecciones al parlamento bracanero, los saltos por la hoguera con carrillo de albañiles incluido. Las noches de risas, las sardinitas y las carnes que se jalaban, y el vino que ayudaba a empapar tan buena comida y mejor charla.
Noches mágicas, con un anfitrión tan terrenal como el propio olivar que nos rodeaba.
Pero el destino y sus caprichos hicieron que ese ciclo se cerrara, para abrirse otro, con propietario nuevo y con tan grata sorpresa para los bracaneros, que los nuevos “aperaores” de la hacienda han tenido a bien continuar con las noches de San Juan rodeados de los bracaneros, ya que eran conocedores de tan memorables reuniones.
Es más, se cuenta en los mentideros que el acuerdo era mutuo entre compradores y vendedores, solo dos flecos lo hizo peligrar, el futbolín y los bracaneros. Vaya tela.
Al final ambos entraron en el trato.
Por tanto eternamente agradecidos a Villarebelde y larga vida a Pierdepuntos. Y es que de bien nacidos es ser agradecidos.
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