Tertulias de vino fino

 El último jueves del mes, el del 30, tomo un rumbo indefinido tras el comunicado horas antes de los invitados, de que no podrían asistir por motivos laborales. De tal manera que los chavales lo utilizaron para hacer propósito de enmienda y examen de conciencia. Y aunque más que reflexionar sobre los pecados cometidos, reflexionaron sobre la manera a actuar cuando te clavan cincuenta pepinos por comer y te engañan como un chino. Y es que eso fue lo sucedido en la Cena Navideña Bracanera con consortes de días antes en el RESTAURANTE LAS CAMACHAS, (menos moño y más pelos en el coño) donde las croquetas dejaron de ser croquetas para convertirse en mojones de gato, o las raciones encojen como un pijamita de punto lavado a 80 grados, también hubo lugar para catar los vinos finos de diferentes maneras, desde pasado a botellas con ocupas en forma de mosquitos y NO CANILLEROS, por no mentar la LUBINA A LA ESPALDA, nunca mejor dicho y con la espalda del mismo color que el último rey mago de la cabalgata…

En definitiva, que parece ser qué si vas de menú cerrado, aunque pagues cincuenta pepinos por cabeza, estas cosas te pueden pasar.

Por cierto, de la cena no hicieron los cabrones ni una misera foto para el recuerdo, y sobre eso nada de examen de conciencia, o más bien poco. Y yo desde el limbo, solo digo que o se ponen las pilas con las damas, o los van a mandar a tomar por el culito pronto. Hombre.