20 de febrero de 2019

20 de febrero de 2019 - Sin comentarios

Enamorados del vino

Mis colegas están hechos unos cabronazos, pero con todas las letras. Aprovechando que el jueves pasado era el día de los enamorados, decidieron celebrarlo. Miran que rajan del consumismo y demás, pero al final acaban cayendo en sus mismos conceptos. Aún así, he de reconocer, que en Brácana todo tiene una óptica tan particular, como el color del vino que se beben, y ahora comprenderéis por qué. Antes tengo que detenerme en otro asunto que no puedo pasar por alto. Los más avispados os habréis dado cuenta de que hace dos semanas que no escribo ni una letra, fiel a mi costumbre de tomarme libre el jueves del mes que no hay invitados. En cualquier caso, febrero ha sido una excepción para todos. No ha habido invitados, pero sí diáspora. Desde hace semanas vienen rumiando la posibilidad de pegarse un Puntasso, al estilo del Bolerasso y el Gambasso. Pues bien, como no tienen bastante los fines de semana, decidieron acudir a la oficina -léase el Punto y Coma- para rendir visita al último premio al mérito gastronómico y, de paso, ponerse tiernos a vino y comida.


Doy fe de que cumplieron ambas expectativas porque saludaron a el Paquito Gómez y no dejaron botella con corcho para guardar. Además, festejaron por todo lo alto la llegada del nuevo Abuelo Cebolleta, el Pijo de los Balcanes, que acaba de estrenarse en noble arte del baboseo. Recibió su regalito correspondiente, pero el tío no faltó a la cita.


Hecho este apunte, toca continuar el hilo con el que abría la crónica de hoy, el Día de los Enamorados. Como toda celebración que se precie en Brácana, fue planteado  con una buena comida y no peor vino, además de invitados de excepción. Voy ahora al adjetivo de cabronazos. Ya sabéis que hay embajadores reincidentes en la República y que, en algunos casos, siempre acuden a la sede en pareja. Así que, no sé si con intención o fruto de la casualidad, el pasado jueves estuvieron por allí el Rafa Jiménez y el Pepín Carbonero por un lado, y el Luis Giménez y el Manuel Jiménez por otro. Los primeros se tomaron la invitación a pecho, nunca mejor dicho, acudiendo con sendos lazos rojos al estilo del independentismo catalán, pero cambiando de color. Más comedidos fueron los segundos, aunque sin perdonar la comida y el vino con los que se celebró el día de el Corte Inglés, digo de los enamorados.


En realidad el 14 de febrero en Brácana, amores al margen, ha sido un homenaje enológico en toda regla. Tinaja Bailio y Bailio Coupage de Bodegas del Pino; Tres Miradas Vino de Pueblo de Bodegas Alvear; Fino Rockero de Bodegas Cabriñana; y Tinaja Rockera, también de Cabriñana. No cayó todo, pero casi, porque a la hora de acompañar, el Ministro de Alimentación también fue espléndido. Para comenzar, montaditos de lomo y jamón. Para continuar habas con jamón. Y para cerrar, carrillada en salsa.


Buena noche como digo en el plano enológico, también en el gastronómico y, por supuesto, en el amoroso, como ya os he contado. Aunque digan que las fiestas consumistas no van con ellos, aprovechan cualquier oportunidad para pegarse una. Lo que más me preocupa es que les ha gustado la idea, así que seguro que repiten.

4 de febrero de 2019

4 de febrero de 2019 - Sin comentarios

Paralelismos políticos y comerciales

Antes de dar cuenta de la crónica de las dos últimas tertulias, tengo que hacer mención a la complicada crisis política que vive la República. La verdad es que existen ciertos paralelismos entre lo que está pasando en Brácana y Venezuela. En ambos hay un presidente que fue elegido en las últimas elecciones. También hay un grupo opositor que pretende hacerse con el poder, y también se amenaza en los dos con hacer uso de la fuerza por parte del grupo que de momento ostenta el poder.


En Brácana, para que entendáis mejor todo esto, Maduro es el Pijo del Magreb y Guaidó es el Suerto. Ya sabéis que un solo voto encumbró a mi amo a la presidencia, pero la oposición se resiste a asumir la tesis autoritarias con las que se pretende cubrir este periodo de seis meses hasta que se convoquen de nuevo elecciones presidenciales. Vosotros no estáis al tanto, pero yo que estoy en el grupo de Whatssapp de mis colegas he presenciado en los últimos días discursos en vídeo que ríete tú de Fidel Castro. Hace dos semanas, ya sabéis que el primer jueves del mes no hay invitados, era el Suerto el que lanzaba un mensaje desde el exilio, desde la misma puerta del Congreso de los Diputados de Madrid, exigiendo más democracia y menos mano dura. Una semana después, el Presidente, o sea el Pijo del Magreb, lanzaba una réplica en vídeo, gorro moro en la cabeza, con la foto de la Pantera detrás para intimidar al personal.


Y es que parece que las nuevas tecnologías han llegado a la República para quedarse. Habrá que esperar a que solventen todas estas diferencias con una copa de vino en la mano, que es como se han solucionado los problemas en Brácana históricamente. Ajeno a todos estos problemas, aunque seguro que se percató de todo el asunto, la última Tertulia contó con la presencia de un nuevo embajador, que también estuvo en Brácana envuelto en alguna polémica. Hablo de el Alvarito Pino. Cada vez que el pueblo bracanero precisa de medios de transportes externos para sus peregrinaciones, echan mano de él. Pues aquí es donde radica el problema. Si a nivel político hay paralelismos entre Brácana y Venezuela, a nivel de transporte también hay alguno con el conflicto que viven los taxis y los VTC en España. Más allá de las fronteras bracaneras 'los pesetas' y los vehículos de turismo con conductor, andan a la gresca. Por ello, el Alvarito quiso sacar tajada apretando al personal para próximos alquileres.



Lo voy a decir clarito para que nadie se lleve a engaño: se vendió literalmente a cambio de más invitaciones a la República. Y claro, esta gente tiene sus principios, pero si a alguien no les gusta los cambian por otros -qué crack Groucho- así que asumieron el envite. El Alvarito es un boina verde, hasta tal punto que no aceptó el salvoconducto bracanero. El tío se dio cuenta de que sólo era válido por un día, así que siguió en la línea de insistir y apretar, algo que no coló, al menos de momento. Digo esto último porque después de afrontar todas las negociaciones habidas y por haber, en torno al alquiler de los coches, alguien dijo por allí que aquello era el principio de una gran amistad..... Por el interés te quieren, Alvarito !!! Mientras todas estas cosas sucedían, se jalaron a paso tambor un tocinito de veta, queso, jamón y un revuelto de espárragos, a modo de aperitivos. No contentos con ello, remataron en tablas con una perola de costillas que daba miedo con sólo verlas. Y así, entre negociaciones, acciones políticas y mucho vino y jatería, cerraron el mes de enero. Vamos a por otro, que este ya está en la buchaca.



Por cierto, que se me olvidaba. Que el Kichi ha vuelto por sus fueros dejándose caer por la República esta vez para pegarse un latigasso, pero también para preparar leñassos futuros. Anda por ahí preparando otra llegada de el Manolo Cano en breve. Sí, el de El Mocho. Aprovechando esta excusa, pa que nos vamos a engañar, cerró una nueva noche de jueves en la República tras la que todos se fueron cantando bajito.