28 de agosto de 2014 -
Sin comentarios
Bracaneros de una noche de verano.
Si os cuento que tengo la sensación de no haber escrito en
este blog durante meses y meses, quizás penséis que se me está yendo
la cabeza. Y es que en parte no os falta razón, ya que el verano y a pesar de
que en la sede la refrigeración está asegurada está siendo movido, si tengo que deciros que noto
un punto entre locura y anarquía en el personal.
Y el ejemplo más claro lo observe en el Presidente, o mejor
dicho en “el Maestro”. Bueno es que no lo tengo claro y la verdad es que las
conversaciones que escucho tampoco me ayudan. Ya que “el Maestro” no para de
repetir que el actual Presidente de la Republica es “el Ligre”, pero cuando
alega esta excusa, todo el personal se le echa encima diciendo que “el ligre”
tras ganar las últimas elecciones, y en su primeras palabras dimitió de su cargo,
recayendo este en “el Maestro”. Por eso, aquello de “Ligre I, el Breve”.
Con este panorama os podéis imaginar como transcurren las
noches de verano en la sede, al amparo de Fino el Maestro (aquí no hay duda), y
de buenas viandas cocinadas de nuevo por el Ministro de Alimentación, que y tras
su últimas vacaciones en la Costa del Sol, volvió con toda la sabiduría que le
atesora.
A las ya típicas tapitas de entrada para hacer el pie de
cuba, “el Pepeluis”, añadió un salchichoncito de rata, donado por el Conde de
Chsuchsi, luego unos pimenticos con caballa y huevo, y remató con unos flamenquincitos
cordobeses, que aunque no deja de ser uno de los platos más representativos de
la gastronomía de la vecina localidad de Montilla, en Bracana no suele aparecer
mucho. Por ello quizás los devoraron en cuestión de segundos.
Pero no quiero que se me pase antes de continuar narrando la
jornada del pasado jueves dos visitas de excepción. La primera, la aparición de
todo un personaje al otro lado de los montes bracaneros, “el David el frutero”,
que compartió algunos minutos del arranque de la tertulia 227. Algo mas de
tiempo compartió otro embajador ilustre, “el carlitos gracia” que se mueve como
pez en el agua, en los océanos bracaneros. Ellos dosvinieron a suplir en parte la
ausencia dejada por tres bracaneros que por motivos diversos no pudieron
asistir a la tertulia 29 del 2014. “El paticorto
de las ondas”, que junto a sus descendientes y señora andaba por tierras
gabachas disfrutando de unas merecidas vacaciones. “El ligre”, que sigue con su
periplo por tierras almerienses como trabajador electrificador de grandes intalaciones
electrificantes. Y “la pantera de la ITV”, que seguramente andaría con sus
enredos y sus laberintos.
Tampoco quiero dejar pasar el Brindis que se realizó por
otro personaje muy querido y conocido por los bracaneros, y es que aunque nunca
disfrutó de una velada junto a estos, o bien en la sede o en los
tiempos primitivos del callejón. Siempre disfrutaba dejando anécdotas cuando mi
amo andaba con sus dolores de cabeza, allá por los comienzo del 2010, y cuando
empezó la tertulia de vino fino a formarse. El Antoñin Guijarro, personaje en
cuestión, disfrutaba con los espectáculos que se montaban en el callejón, es
más en alguna ocasión llegó a bautizar los jueves bracaneros como Jarata 2010.
Desde Bracana se alzaron las copas de vino, ese liquido elemento que tanto le
gustaba, en su memoria.
Y ya puestos profundos
e intelectuales, comentar que durante un buen rato, se atrancaron en una
cuestión, bastante simple a mi entender, pero que tras estar “jarticos” de
vino, dio mucho juego. ¿Qué es, ser raro?. Sí, ni mas ni menos, bueno pués como
digo, casi una hora se pegaron intentando buscar la definición exacta a tan absurda
pregunta. Y es que hubo debate.
Donde no hubo tanto,
fue en el tema de llamar a la Mezquita de Córdoba, Catedral de Córdoba a
secas. Como digo en este punto hubo unanimidad, es más, hubo quién se calentó y
atacó duramente al cabildo catedralicio, en su abuso de autoridad ante tan significativo
templo. Pero tras calentarse, luego todo vuelve a la normalidad y siguen
con su conversaciones banales al amparo de los digestivos.
En fin…. Que os puedo contar que ya no sepáis.