29 de enero de 2016

29 de enero de 2016 - Sin comentarios

El drama del Negos

Hoy me pongo las pilas y escribo rapidito porque no quiero empezar el mes de febrero sin la tarea hecha. Ya os dije la pasada semana que el mes de enero se cerraría con una tertulia preparatoria para la peregrinación a la Bodega La Fundi, que tendrá lugar en el mes de abril. Efectivamente, cuando se trata de asuntos de fiesta, mis compinches se toman la organización a pecho y, en eso del protocolo, andan sobraos. Digo esto porque el jueves pasaron por la sede el Juan Castillero y el Pichichi, para echar un ratico y, de paso, cerrar la fecha en la que tomarán Montalbán al asalto. Lo que no sabían es que el día ya está fijado desde hace semanas, porque el calendario perpetuo de Brácana tiene señalado en rojo el 28 de abril, jornada en la que volverán a La Fundi.


Según pude escuchar, ha sufrido una remodelación importante, que ha durado nada más y nada menos que cuatro meses. Lo curioso del tema es no ha sido el Negos, albañil de profesión, el que se ha encargado del asunto. Este dato me sirve para introducir el hilo conductor de la tertulia pasada, o al menos de buena parte de ella. El caso es que junto a el Pichichi y el Juan, estaba prevista la llegada de el Juan Soler, alias Negos, pero éste hizo mutis por el foro. Su no presencia sorprendió al personal y, sobre todo el propio Juan Castillero, que no disimuló su mosqueo, añadiendo que, como en el fútbol, se le debería imponer una sanción mínima de dos años sin pisar Tierra Santa por tamaño desplante. Hubo quien resumió la parrafada argumentaria de el Juan como el drama del Negos, a pesar de calificar el castigo como excesivo. Lo que sí han determinado, es que en próximas fechas, Brácana remitirá un escrito oficial, mostrando su decepción por rehusar la invitación cursada. La verdad es que, después de escuchar las razones del cabreo de el Juan, no es para menos. El tío estaba currando en Extremadura, se vino para Brácana como alma que lleva el diablo, y al día siguiente se fue de nuevo para la tierra de los conquistadores para seguir el tajo por donde lo había dejado.
Como en Brácana se olvida casi tan rápido como se perdona, tras la charla motivada por la ausencia del Negos, tardaron poco en meterle mano al vino traído desde La Fundi, por cierto, abundante y exquisito según sentenciaron por allí. Esta vez no fueron capaces de llegar hasta el fondo de los tres bag in box aportados, el Juan los puso a bebe ratón. Junior, Adolfo y El Monte, son los nombres de cada uno de los finos catados, por orden de solera, y cada uno con sus características, puso al personal como motos. Parte de culpa la tiene otro de los invitados de las noche. El Mejías Chico -que os voy a contar de este personaje que ya no sepáis- fue otro de los focos de atención de la noche. Sus andanzas fueron motivo de chanza, risas y caras de sorpresa por igual. Sobre todo cuando se erigió como inventor del servicio de comidas para coches o cuando repasó su relación laboral con los compañeros -tres de ellos bracaneros- en Alvear.


No contentos con la terna de personajes que llegaron el jueves, sobre la marcha le dieron un toque al Rafa Rubio... Sí, el América. Os podéis imaginar si le dieron estopa nada más llegar. Pero claro, como el tío está más suelto que la cabra de un gitano, tardó poco en coger temperatura . De hecho, afirmó sin ningún tipo de titubeos, que la labor del ministro de alimentación está un poco por debajo de sus virtudes como cocinero, pero en el top 5 de los maestros de fogones. Esto lo comentó cuando ya estaba sobre la mesa una sartenada de langostinos con huevos de codorniz, con la que cerraron el aparto de jatería el jueves. Con anterioridad, ya había dado cuenta de parte de los chorizos y morcillas con los que llegaron el Juan y el Pichichi que, además, aportaron una caja de fruta digna de cualquier fiestón en la antigua Roma.


Lo que perdonaron esta vez fueron los digestivos. Me quedé pasmado cuando el Paticorto, el ministro de alimentación, el Maestro y el Silencioso apagaron las luces sin los clon-clon reglamentarios. Será que la ausencia de el Ahijao, baja la pasada semana por enfermedad, se dejó notar o, simplemente, quelos años van pasando factura. De todas estas manera sobre este último asunto tengo mis dudas porque, todavía están calentando el nuevo año, y ya han preparado sin anestesia dos salidas fuera de calendario, al Molino del Toro y al Convento de Santa Clara ¡Y yo que lo contaré!

28 de enero de 2016

28 de enero de 2016 - Sin comentarios

El Héroe Amontillado visita Brácana

La del pasado jueves fue una tertulia multitudinaria que, una vez más, hizo tambalear el correcto funcionamiento de la República. Si no recuerdo mal, la última vez que hubo casi paridad de embajadores y ciudadanos bracaneros, hubo conato de Golpe de Estado, aunque no en los mismos términos que el que se vivió en noviembre del años 2014, cuando los golpistas impusieron la Ley Marcial durante algo más de una semana. Tengo que reconocer que el carácter de los embajadores de la pasada semana no invitaba a que se pudiera producir una revuelta. Además, los nueve bracaneros cuentan desde ahora con un claro defensor de las libertades vinateras en la República como el Héroe Amontillano.


Más adelante hablaré de este personaje, porque antes quiero centrarme en la nutrida representación de embajadores que visitaron Brácana el jueves. Llegaron en dos bandos diferentes aunque, en total, sumaron la nada despreciable cifra de ocho. Como digo, la mayoría local estuvo en el alero por momentos porque el Paticorto, fiel a su costumbre, llegó tarde, dejando en tablas la quedada. En su descargo hay que decir que un año más estuvo presente en el stand montado por Brácana en Fitur, donde trató de captar viajeros, futuros embajadores para los meses venideros, bajo el eslogan Bracanízate.


Pero bueno, a lo que vamos. de los ocho embajadores que visitaron la República el jueves, cinco fueron noveles, mientras que otros tres ya conocían el paño de la tela que se corta en la sede semana a semana. Estos últimos son el Juan Antonio, el Pavito y el Baena, que anduvieron por Brácana meses atrás. Llegaron acompañados de otros tres, que por primera vez pusieron pie en Tierra Santa: el Pepe Merino, el Rafael y el Jesús Roldán. Los seis de una u otra manera, son parientes de mi amo, por el lado de su consorte, de ahí que el chaval estuviera toda la noche más comedido de lo habitual. El otro ramo de embajadores fueron el Pepe Pérez Merino, personaje de la vecina localidad de Montilla por sus publicaciones y también por su antiguo trabajo como celador del ambulatorio (que no Centro de salud), y el Pepe Cano, yerno del primero, malagueño de nacimiento, sevillano de adopción, montillano de vocación y padre del Héroe Amontillado.


Justo en este momento tengo que detenerme para analizar este personaje de cómic, que ya forma parte indisoluble de la Rapública. Hace semanas que vengo oyendo ese nombre, así que me ha dado por echar un vistazo por internet para ver quién es. Podéis conocer algo más sobre él en la dirección www.elheroeamontillado.com, donde queda definido como un héroe atrevido de carácter y fiel defensor del vino, de su tradición, su cultura y del consumo responsable y moderado. Vamos, más o menos el leit motiv de Brácana, si no fuera porque algunos días olvidan los dos últimos apartados. El caso es que el Pepe Cano lleva meses dibujando e ideando historietas de este héroe, que está acompañado por otros personajes curiosos como el Poeta Oloroso, Pili Cream, Palo Cortao o Manolo Tinaja. Era cuestión de tiempo que todos ellos confluyeran en Brácana, cuyos miembros siguen a pies juntillas los mandamientos del vino, así que el Pepe Cano obsequió al personal con una caricatura del protegonista de las historias, que desde el pasado jueves velará semana a semana para que el vino sea honrado en este lugar como se merece.
Respecto al dibujo del Héroe Amontillado, me despisté un ratillo y cuando volví el pico me encontré al personal agachándose y levantándose mientras lo miraban. Por un momento pensé que era cuestión de tiempo que el personal comenzara a hacer cosas raras. Pero no, en Brácana casi todo tiene una explicación, y esta en concreto la tiene. El caso es que el personaje ha sido dibujado por el Pepe Cano en una teja y claro, debido a la curvatura, según si lo miras desde arriba o desde abajo, el sombre se baja o se eleva. Como dijo el propio autor, es cuestión de explicarle al personal que lo vea en el futuro, "sólo es cuestión de saber o saber mirar". Con todas y otras historias que mi pequeña cabeza de parajo no llega a recordar, lleggué a la conclusión de que tal es el grado de afinidad entre Amontillado y bracaneros,  que el Héroe  también juró fidelidad a la República, jurando junto a su creador en el atril.


Puedo contar muchísimas más cosas de lo que pasó el jueves, porque los temas de conversación dieron mucho de sí. Se habló de política, de deportes, de anécodtas pasadas, de cuestiones personales de las que mejor no hablar... y todo ello regado pertinentemente con vino en abundacia y con viandas para aplacar al personal. Se jalaron unas tapitas a base de queso de cabra y carne de membrillo, tortilla de patatas, jamón, queso y morcilla de Ronda. No contentos con todo eso, el ministro de alimentación preparó una perola de garbanzos que a más de uno espantó en un primer momento, aunque acabara doblando la cerviz para apurar los cuencos.
El otro aspecto en el que me quiero detener un rato es en el Pepe Merino (no confundir con el Pepe Pérez Merino). Este es montillano de nacimiento pero malagueño de adopción y llevaba tiempo queriendo visitar la República ya que, según él mismo reconoció, es lector asiduo de mis crónicas (sin lugar a dudas eso dice mucho de su gusto culturales). Para la ocasión, tuvo a bien leer una traducción libre del poema El barril de amontillado de Edgar Allan Poe, con una música de fondo que me erizó las plumas de la nuca.


Como podéis ver, los embajadores dan tanto como mis colegas ofrecen cada jueves, cada uno en sus posibilidades y gustos. Quizás por ello hemos alcanzado ya el sexto año de la era bracanera, séptimo si contamos las tertulias del callejón.... y que no falte.
La próxima semana más, además con embajadores reincidentes, según pude escuchar, como el Juan Castillero, el Pichichi y el Negos, que vienen para planificar la próxima peregrinación a la Bodega La Fundi. Tendré que acudir con tiempo para que no me pille el halcón y ya os contaré.

20 de enero de 2016

20 de enero de 2016 - Sin comentarios

Embajadores 7.0

Así, con este título tan cibernético, resumo la primera Tertulia del año en la que ha habido presencia de nuevos embajadores. Ya os contaba hace algunos días, que la primera quedada del año sirvió para ir haciendo boca, tras las intensas fiestas navideñas. Ahora, con el recuerdo de esos saraos como algo muy lejano, mis colegas bracaneros inician una nueva etapa, con varios objetivos. El primero no es otro que seguir rindiendo culto a la charla tabernaria con el vino como hilo conductor. El segundo, y no precisamente por orden de importancia, es seguir perfilando semana a semana la carta dle restaurante Lavergy ya que, a fin de cuentas, Brácana es su principal banco de pruebas. El tercero es seguir conociendo gente que llega a la sede jueves tras jueves, ansiosos por ampliar la nómina de embajadores de la República. Y el cuarto y último es que hacer que los tres puntos anteriores sirvan para echar un rato de risa, que haga olvidar los quehaceres diarios.


A modo de ejemplo de todo esto, el jueves pasado estuvieron en la sede los primeros invitados del año, dos noveles como el Fran Redondo y el José López 'Seco' y uno ya veterano como el José Alfonso Bellido. Todos ellos llegaron de la mano de el Abertxale, que tuvo a bien gestionar a su debido tiempo la convidá. No llegaron con las manos vacías, ya que aportaron un salchichoncito de ca el Maraño que, combinado con el nuevo jamón que preside Brácana, hizo las veces de tapita en barra para el personal. En cuanto al vino habría que hacer una puntualización. Según pude escuchar, todas las alabanzas recibidas por el Fino Pata Hierro semanas atrás, han caído en saco roto porque se ha subido. Al menos es lo que repetía una y otra vez el Silencioso, asegurando que su única salvación es refrescarlo antes de que la cosa vaya a mayores. Aún así, le bajaron algunos centímetros a l bota, mientras que algunos le tiraban al vino de tinaja del Lagar la Primilla, como alternativa vinícola.
Pude percibir a lo largo de la noche, que hubo feeling entre bracaneros y embajadores. Los temas de conversación también se prestaron a ello ya que fueron desde las rutas de senderismo que frecuentan el José Alfonso y el Seco, hasta los motivos de la fundación de la República. Personalmente, aunque conozco de primera mano las razones que llevaron a que cada jueves el personal se reúna en torno al vino, pienso que mi amo dio en el clavo con la nueva definición aportada para la historia bracanera:
- Aquello fue como lo de Paquirri, pero yo escapé bien.


También se habló mucho de uno de los aspectos históricos del vecino país con más literatura. El mundo de los bandoleros, y sus razones para echarse al monte, siempre es fascinante. Pero claro, si te lo cuenta un personaje como el Seco, que ha seguido los pasos de el Tempranillo, Pacheco o Pepino Chico por esos caminos de las serranías andaluzas, pues todavía mola más.
Evidentemente también se habló de música, conversación en la que participaron activamente tanto el Fran como el José Alfonso. La conclusión principal, según pude escuchar, es que en Montilla sacas al personal de los 80, las versiones y el Pablo Alborán y apaga que nos vamos.


Más o menos fueron los temas de conversación del jueves que, por cierto, terminó prontito porque el personal tenía que trabajar temprano al día siguiente. Como siempre ocurre, dos personajes, y no quiero citar nombres, se encargaron se supervisar el cierre de la sede, cacharro en mano. Un gallifante para el que acierte los nombres.
La semana que viene vuelvo, además con novedades. La Tertulia se pasa al viernes para que puedan venir embajadores desde Sevilla y Málaga que, según pude oir, tienen buen saque. Estaré atento a lo que ocurra.


Uy, que se me olvidaba. Papa Nöel dejó en Francia un regalito para los bracaneros, encargado por el embajador Pierre Negre: una camiseta del Paris Lavallois de la Ligue Nationale de Basket de Francia. Ya luce en las paredes de la sede, con el agradecimiento bracanero, por haberse acordado de aquella noche de verano. MERCI BEAUCOUP - UN ABRAZO BRACANERO.

Siete años siete

Como quien no quiere la cosa, después de fiestas, jolgorios, algarabias variadas y sobre todo comida, mucha comida, ya hemos empezado el año 2016, sexto de la era bracanera, y séptimo si incluimos la génesis de las tertulias del callejón. Todo esto lo digo porque el pasado jueves mis compinches se reunieron con motivo del nuevo año, en una tertulia tranquilita en la que, esta vez sí, no tengo mucho que contar. Se ve que la Navidad ha pasado factura, como demuestra el hilillo de voz con el que trató de dirigirse al personal el ministro de alimentación.


Aunque la actividad bracanera ha sido mínima durante las dos últimas semanas, pensaba que el personal cogería con ganas la vuelta la sede. Lo hicieron, pero con el freno de mano echado, visiblemente doloridos por las comilonas y bebilonas de la Navidad. Aún así, el reencuentro ha servido para sentar las bases, planificar salidas futuras (Cuesta Blanca, Convento de Santa Clara...) que están sobre la mesa y a la que habrá que ir dando forma. Sinceramente, cuando el personal comienza en calma, quiere decir que en seguida llegará la tempestad. Ya se que era al revés pero, como dijo Pitágoras, el orden de los factores no altera el producto. Y ya se sabe que el producto no es otro que la parranda vinatera y gastronómica, acompañados de amigos.
Por cierto, que el jueves que vienen llegan los primeros embajadores del año, de la mano de el Abertxale. Serán bien recibidos como siempre e inaugurarán el séptimo año bracanero: BRÁCANA 7.0

19 de enero de 2016

19 de enero de 2016 - Sin comentarios

Se acabó el 2015

Hoy voy a resumir las tres últimas quedadas bracanera en una. La razón principal no es otra que ahorrar esfuerzos, que uno ya no está para hacer esfuerzos de manera extraordinaria. Aunque, a decir verdad, lo más significativo de la agenda bracanera en las últimas semanas tuvo lugar con la celebración de la Nochevieja el pasado día 17. Sí, como lo estáis leyendo. Los tios, ni cortos ni perezosos, se han adelantado dos semanas al fin de año del común de los mortales. Cuando digo que esto es una puta anarquía, igual me quedo corto.
El jueves anterior quedaron solos en la sede, preparando precisamente el sarao previsto para la teórica última quedada del año. Digo teórica porque, en realidad, a la semana siguiente, todavía en el año 2015, volvieron a quedar en martes para matar el gusanillo. El motivo de adelantar tanto las fechas es que este año tanto el día 24 como el 31 han caído en jueves, jornada festiva en Brácana. Y claro, a ver quién de los nueve es capaz de decirle a sus familias y respectivas que igual llegan tarde a la cena. Pero bueno, a lo que vamos. Poco hay que decir de la reunión previa a la celebración de la Nochevieja, salvo que una semana más se pusieron como a nadie le importa de vino.


Centrándonos ya en el día de marras, mi sorpresa fue mayúscula cuando entré en la sede poco antes de las 21:00, por una rendija que existe entre el tubo de extracción de humos y el techo. Todavía no había aparecido nadie pero pude comprobar que este año se lo han currado con una decoración propia de la Navidad: cadenetas, guirnaldas y círculos con los colores de la República, luces... Aquello hacía presagiar una nueva noche para enmarcar como definitivamente fue. Poco antes de las nueve llegó a Brácana la primera andanada de mis compinches. Esta vez, Paticorto incluido, tengo que reconocer que la puntualidad fue exquisita. Mientras compartían opiniones sobre la decoración navideña, y tras apaciguar los ánimos con unas cervecitas, el vino comenzó a rular por el entorno, mientras el ministro de alimentación afilaba cuchillos. Entre tapitas en barra, gambas y otros menesteres, dieron las once de la noche y comenzó la emisión especial preparada por Onda Brácana Antena Pirenáica para la Nochevieja.


 Entre Gloria Gaymor, Village People y demás grupos que pude escuchar, el ambiente se fue calentando de manera progresiva, sobre todo cuando el ministro de alimentación anunció que la comida estaba preparada, saliendo de la cocina portando un hermoso perol de arroz con bogavante. Digo esto para que os hagáis una idea del homenaje gastronómico que se pegaron porque, si atendemos a la nomenclatura que allí se dio al plato estrella de la noche, no daríais pie con bola. Me explico. Cuando salió la perola hubo alguien que dijo, y no voy a citar nombres aunque imagino que sabréis quién fue:
- Coño, arroz con nigradante.
Al menos algo así fue lo que yo entendí. El personal puso cara de asombro ante tal denominación aunque mejor aún fue la explicación.
- Pues eso, el agravante, el bicho ese que hay encima del arroz.
El descojone del personal fue en aumento, ya con sorna incluida, añadiendo palabros cada vez más surrealistas como:
- Eso, eso con desengrasante.


El caso es que del nigradante, agravante o desengrasante, no dejaron nada más que la cáscara, porque el Pepeluí ya había vaciado el bicho. Si lo deja entero, no queda ni el caparazón. Ya con la panza bien repleta llegó el anuncio de que en breve comenzarían las doce campanadas desde la Plaza Mayor del Limbo. Por ello, en Brácana se prepararon las doce pasas de la potra, que llevaban reposando en brandy algo así como un mes y medio, según pude escuchar. Cuando bajó el carrillón hubo moines de todos los colores pero, los mu cabrones, apuraron las pasas, e incluso tuvieron tiempo después para beberse el brandy sobrante.
Con la entrada del nuevo año bracanero, que cada doce meses cae en día diferentes para despistar al personal, se desató la euforia. El Ahijao trincó una botella de sidra poniendo al personal de esta bebida hasta los mismísimos compañones. Mientras, en la barra se preparaba champagne del güeno para brindar por el nuevo año. Comenzó la fiesta, el baile y el despiporre general del que, una vez más, debo omitir detalles para no herir sensibilidades. Lo que sí diré es que la cosa se alargó más de lo previsto, incluso con coreografía de baile entre los que siempre cierran Brácana, ya con escoba en mano.


Por cierto, se me olvidaba. A mitad de fiesta pasó por la sede el Mejías Chico que, creo que por primera vez en su vida sintió miedo de verdad. Se llevó la ovación de la noche entre gritos, empujones y algún que otro improperio, que hizo que el susodicho dijera aquello de pies para que os quiero, abandonando Brácana como alma que lleva el diablo.
A la semana siguiente no hubo quedada el jueves, pero sí el martes, porque estos no perdonan una. Fue una cosita tranquila, así que tampoco hay mucho que contar. En definitiva, que se cierra un nuevo año bracanero, el sexto si contamos las tertulias del callejón. Aunque semanas atrás la cosa se puso fea, esta gente se rearma como si fuera un Transformer de esos de las películas, y sigue reinventando semana a semana esta bendita locura ¡ECHA VINO MONTAÑÉS, QUE ESTO PARECE UN YESAL!


18 de enero de 2016

18 de enero de 2016 - Sin comentarios

Embajadores reincidentes

Como os había comentado la pasada semana, para este jueves había buenas sensaciones, porque volvía a la República el Miguel Salas, el Agustín Raigón 'Candiles' y el José Zafra. Si sois asiduos de esta bitácora, recordaréis al trio en cuestión tras su paso por la sede, hace ya año y medio. En aquella ocasión aquello fue un despiporre, guitarra incluida, con el Salitas y el Candiles a pleno pulmón, acompañados por mi amo. Esta vez no hubo acompañamiento musical, pero sí el buen rollo de estos tres boinas verdes de los saraos.
El caso es que la vuelta del trío estaba planificada desde hace tiempo pero, hasta ahora, no se conjuntaron los astros necesarios para llevarla a cabo. Todo venía motivado por un gesto de agradecimiento con el pueblo bracanero (léase una excusa para pegarse otro fiestón), mediante el cual los embajadores querían agradecer la invitación primera con un presente a modo de fotografía, que podéis ver a continuación.


La instantánea, con la inconfundible firma de el Maestro, incorpora todos los elementos que resumen el paso de los tres por Bracana. El vino, la guitarra y, como soporte de todo ello, el jamonero. Aprovechando que estaba escribiendo estas líneas, me dio por pedir opinión a algunos de mis compinches del limbo sobre el simbolismo de la fotografía. Todos coincidieron en que, a grandes rasgos, resume una noche de parranda a lo bestia, aunque sutilmente reflejado.
A lo largo de la noche se habló un poco de todo, pero me quedo con un par de apuntes que me parecen significativos. Por un lado mi corazón me dio un vuelco cuando el Maestro presentó el primer aceite de la República bajo el nombre Olibrácana ¡Joder! Lo primero que pensé es que tras la primera vendimia bracanera, habían cogido los fardos y habían hecho su propio aceite. El muy mamón, dio pelos y señales de las características del dorado elemento y de la variedad con la que había sido elaborado:
- El aceite picudo, se ha extraído con la variedad del mismo nombre, que también es conocida como carrasqueña de Córdoba. En Luque se la llama Pajarero porque se dice que su aceite es tan dulce que en el momento de la maduración los pájaros pican sus frutos. Es un aceite de gran dulzura que, por su composición en ácidos grasos, se coloca en la gama de aceites delicados ante la oxidación, por lo que se complementa con otras variedades como la picual.


El tio se pegó una perolata que me dejó con las garritas colgando. Lo peor de todo es que me la clavó hasta lo más profundo. Ni aceite bracanero ni picos de garzas. Bueno, sí. Aceite bracanero sí que es, pero estos tios no han tirado ni un faldo, ni le han pegado un palito a los olivos para hacer aceite. El mamonaso se había ido a la Coooperativa Nuestra Señora del Carmen de Almedinilla y se había agenciado una botella del aceite que elaboran en Brácana (pedanía de Almedinilla) bajo el nombre Olibrácana.
Ya con la duda resuelta, y todavía con la emoción en el cuerpo, entraron por la puerta el Paticorto, que llegaba tarde como siempre, y el Félix. Los dos venían preparados para pegarse un lingotasso antes de cubrir la pegada de carteles para las Elecciones a las cortes Generales en el vecino país de España. También os podéis hacer una idea sobre la forma en la que entraron: como victorinos por puerta de chiqueros. Si en vez de catavinos le hubieran puesto un barreño, se mojan hasta las cejas. En su descargo tengo que decir que manda cojones tener que coger la cámara y el micro a las doce la noche. Damos por bueno lo de coger imágenes y opiniones del inicio de la campaña, eso va incluido en el sueldo. Pero de ahí a tener que esperar hasta media noche, hay un paso. El caso es que ambos se unieron al resto del personal, ahogando las penas en vino y arroz.


En efecto, el ministro de alimentación se marcó un perolito nocturno, que cataron el Félix y el Paticorto a modo de avanzadilla, antes de poner pies en polvorosa.
Mientras ellos sufrían a pie de calle, con el inicio de la campaña, bracaneros y embajadores se enzarzaron en las más diversas conversaciones, mojadas pertinentemente en vino. Cuando alcanzaron el nivel óptimo, comenzaron las despedidas. Parecía que la noche tocaba a su fin, cuando el Félix y el Paticorto volvieron al lugar del crimen, una vez cumplida su labor. Reclamaban un trago para olvidar, que gentilmente les sirvió el ministro de alimentación mientras, muy a su pesar, aguantaba brecha en la sede, para calmar los ánimos de los 'recién' llegados.

17 de enero de 2016

17 de enero de 2016 - Sin comentarios

El décimo bracanero

Pasada ya la resaca de la cena bracanera, que dio mucho más de sí que las fotos y el escueto texto que puse hace algunos días, toca centrarse de nuevo en el día a día, o mejor dicho, en el semana a semana de la República. El pasado jueves fue un día especial en muchos sentidos. Primero porque hacía mucho tiempo que no visitaban la sede cinco embajadores del tirón: el José María Trillo y el Rafa Algaba 'Cipri' colegas ambos de la Pantera; el Paco Caín que pisaba Tierra Santa acompañado de el Rafalín Malasangre; y el Rafa Chacón, que volvía a la escena del crimen. Hasta aquí todo es más o menos normal. No obstante, el pasado jueves me llevé una grata sorpresa, porque Iván, el pequeño bracanero, llegó a la sede poco después de la apertura de puertas. Me extrañó bastante cuando lo vi pasar el umbral, aunque despejé todas mis dudas cuando él mismo justificó su presencia para invitar a los bracaneros por su octavo cumpleaños. Os podéis imaginar la cara del pimpollo, rodeado de mis compinches y, además, dorándole la píldora a más no poder. El caso es que el chaval se jaló su bolsita de patatas salaíllas, sopló la vela de la tarta y abandonó el local más ancho que largo, sobre todo cuando mi amo dijo que pasa a ser el décimo bracanero en lugar de el pequeño bracanero.


Además de esta anécdota, entrañable desde el punto de vista de la cantera, como apuntaron algunos, la noche dio mucho de sí. La verdad es que incluso me emocioné un poquito al ver tanta gente charlando, bebiendo vino con alegría y compartiendo anécdotas. Uno de los detalles de la noche fue el estreno de una nueva cerveza de la firma montillana Cabbeer, que visitaron días atrás. El Paco Caín tomó entonces buena nota de la visita bracanera y aprovechó la coyuntura para tener en Brácana la puesta de largo de la nueva cerveza envejecida en barriles de amontillado.


Mientras hacían boca con la cerveza, que gustó en líneas generales por el sabor diferente que aporta, fueron zampándose las tapas de rigor con las que llegaron los embajadores, cabeza de cerdo y morcilla, además del jamón de rigor que sigue sirviendo para hacer estómago. Además de estas exquisitices, para ir preparando las inminente cenas navideñas, también tuvieron tiempo de meterle mano a unos langostinos cocidos como requisito previo al plato fuerte de la noche. El ministro de alimentación sigue sorprendiendo a propios y extraños, y el pasado jueves se marcó una perola de garbanzos con patatas para cerrar la noche. Bueno, exactamente no la cerraron porque el postre también tuvo su allá, con una tarta de chocolate y unas uvitas colorás.


Al margen de la jatería, que sigue siendo abundante y gourmet, que dirían en Lavergy, las risas fueron también denominador común el pasado jueves. En especial dejaré constancia de el Rafalín Malasangre, que acaparó buena parte de la conversación, recordando juergas pasadas de las que no puedo contar excesivos detalles.
Otro dato significativo de la velada, fue la invitación de el Paco Caín, que ha propuesta una quedada bracanera en el Molino del Toro donde, por lo visto, tiene un vino que quita el sentío y que en breve será pertinentemente catado por mis colegas.


Podría contar algunas cosas más pero, sinceramente ando un poco desganado, guardando fuerzas para las fiestas navideñas que aquí, en el limbo, también se celebran con insistencia. Ya os contaré el cotillón que tenemos preparado para la Nochevieja, coincidiendo con la invitación recibida de Onda Brácana Ante Pirenáica como DJ. En  fin, que ya os cuento cosas nuevas la semana que viene, en la que visitan Brácana tres embajadores veteranos de tronío.


14 de enero de 2016

14 de enero de 2016 - Sin comentarios

Navidades en Noviembre

Bueno, no he podido resistirme. Ya os contaba la pasada semana que entre jueves y jueves, mis colegas preparaban un nuevo julepe, con motivo de las inminente fiestas navideñas. En efecto el pasado sábado se reunieron en el Restaurante Las Camachas, de la vecina localidad de Montilla, con el objetivo de echar una noche de fiesta a base de bien. Acudieron acompañados de las bracaneras que, un año más, no faltaron a su cita con el fin de año de la República. Tengo poco que contar de este encuentro porque, al tratarse de un evento que tuvo lugar fuera de la sede, no está acogido al secreto de sumario. Por tanto, mejor adjunto un reportaje fotográfico del evento que, como no podía ser de otra forma, acabó bien entrada la noche en Brácana, con los digestivos de rigor.










13 de enero de 2016

13 de enero de 2016 - Sin comentarios

Veteranos de guerra

Definitivamente, las aguas parecen hacer vuelto a su cauce en Brácana. La actividad vueve a la normalidad, tras la peregrinación de la semana pasada y el giro temporal hacia la cerveza. De nuevo el vino corre como si no hubiera mañana y la tertulia es de nuevo la tónica dominante de los jueves. El pasado, segundo del mes de noviembre, sirvió para ponerse de nuevo al día, retomarle el pulso a los eventos futuros y, como no, ponerse tiernos a comer y beber. Mis colegas pasaron la última quedada sin invitados, como digo preparando algunas cosillas, como el menú de la inminente cena bracanera, que tendrán dentro de dos semanas en el Restaurante Las Camachas, lugar de trabajo del flamante premio gastronómico de Brácana.



Pero como tras la calma siempre llega la tempestad, una semana después de esta tranquila reunión, llegaron hasta la sede dos nuevos embajadores. Sinceramente, ahora que no nos lee nadie, nada más verlos aparecer tuve la certeza de que sería una noche calmada. El Ppee Márquez y el Pepe Hidalgo, más conocido en la vecina localidad de Montilla como el Sastre, son en apariencia dos sexagenarios que rebosan mesura. Bien vestidos, bien hablados.... pero sobre todo bien bebidos ¡La madre que los parió! Tienen un saque que ya lo quisiera un portero de primera división. Aunque entraron calmaditos, por aquello de no conocer al personal, en menos de los que tarda en persignarse un cura loco ya andaban como Pedro por su casa. Contaban anécdotas, repasaban la actualidad del país, volvían a las anécdotas, apuraban unas copas de vino y, más anécdotas.


Es lo que tiene contar con embajadores veteranos: cuando tú vas, ellos ya vuelven. Especialmente peligroso me resultó el Pepe Márquez. Según escuché por allí, no sólo es uno de los fijos por los antros tabernarios de Montilla, sino que goza de una reputación elevada. Además, llegó con referencias a Brácana porque no en balde, el Pepe Márquez son cuñados, a la vez que suegro y tío político de el Chechu -otro prenda- conocido en los ambientes bracaneros, por su vinculación con el clan de la Bodega San Miguel.
El caso es que ambos sabían la tierra que pisaban, porque llegaron bien cargados a Tierra Santa. Por un lado apostaron por unos litros de Fino El Sastre -chiquito pero resultón, según dijeron- que se zamparon en un santiamén. Mientras daban cuenta del líquido elemento, que no hay que confundir con el agua, el Cóndor Bendito de los Andes nos libre de tal ofensa, salieron algunas tapitas en barra, para cerrar la tanda de entrantes con unos cogollos con ajitos y almendra. Me pareció que andaban un poco flojos para lo que acostumbran a jalarse, aunque pensé que habían bajado el pistón al tratarse de personas de cierta edad.


¡LOS COJONES! Los supuestos abuelos son lobos con piel de cordero. Al margen del vino, llegaron a Brácana con una perola de callos, cocinados por la Conchi, consorte de el Pepe el Sastre, que volcó al personal. De hecho todos se volvieron lobos, cayendo sobre el cocinado estómago de la vaca como si el mundo tocara a su fin en unos minutos.
Como os podéis imaginar, a estas alturas de la noche, el fino el Sastre ya era historia y habían tenido que echar mano de la reserva estatal de Brácana. Así siguieron hasta jalarse el postre y despedir a los nuevos embajadores, dos boinas verdes del alterne, con palique para aguantar en la barra hasta que el vino se acabe.

Por cierto, antes de marcharme. Deciros que esta semana el personal tienen poco tiempo para recuperar. El sábado que viene tienen la cena bracanera de Navidad. Sí, como lo estáis leyendo: en pleno mes de noviembre. Como no tienen jartura, me da que se terminarán la noche en la sede, jinchándose a pelotassos.
Ya os contaré, porque tengo previsto pegarme una voladita por la noche.