25 de noviembre de 2014

17 de noviembre de 2014

17 de noviembre de 2014 - Sin comentarios

Noche de gratitud a base de vino

El pasado jueves, viví uno de los momentos de gratitud más importantes desde la creación de la República de Brácana. Ya he comentado alguna vez que la calidad de la tertulias semanales viene marcado la mayoría de las veces por el talante de los embajadores que visitan la sede. Pues bien, los de la última semana no sólo se lo pasaron como los indios, sino que dejaron muestras de ser fieles seguidores de las andanzas bracaneras cada siete días. No sólo soy yo el que anda alucinado tras la última visita. Mis colegas de timbas aquí, en el limbo, también andan deslumbrados porque sus nombres salieron a relucir en la quedada del último jueves. Fueron Saramago y Sampedro los que salieron a relucir por boca de los embajadores, aunque también podían haber sido cualquiera de los otros: la Amy, Rockberto, Labordeta.... ¡Vaya cuadrilla! Me voy saltando de rama en rama y todavía no os he contado el por qué de esta gratitud desbordante, que ha sembrado una propuesta de migración del limbo hacia Brácana. Lo único que faltaba es que el número de habitantes bracaneros se incrementara de manera permanente con estos elementos. Por si no la lían parda cada semana, echarle más madera al fuego sería.... espectacular.


Pero bueno, a lo que vamos. La pasada semana llegaron hasta la sede cuatro personajillos curiosos -sólo cabe llamarlos de esta manera- como el Carmona, el Alfonsito Osuna, el Antonio Córdoba Machaco y el Juli Carrasco. Llegaron de la mano de el Pijo del pádel y, claro, había cierta expectación porque ser amigo de este elemento lleva implícita la palabra peligro. Efectivamente, las expectativas no defraudaron y desde primera hora se mimetizaron de tal manera con el personal, que no se sabía si había once o quince bracaneros en la sede. El caso es que la cosa empezó calentita desde el principio, animada desde fogones por el Ministro de alimentación y el pinche de la noche, el Silencioso, que tuvo un día complicado.


Las tapitas en barra no tardaron en sucederse, primero con las habituales aceitunas, el jamón con aceite y, en esta ocasión, la morcilla llevada días ante por el Juan Castillero. Precisamente el vino del embajador montalbeño volvió a estar presente junto al mosto de Cañada Navarro y un bag in box de fino La Puñalá con el que llegó mi amo. Ya con la base alimenticia entre pecho y espalda, se repartieron entre la mesa y la barra unas gambas de la Carchena, pescadas, según dijeron los embajadores, a caña, una a una, por ellos mismos. Joer, si es que tienen arte hasta pa eso. Como no era suficiente, el Pepeluí se marcó unos Frutos de la Huerta de La Malena encamados con trozos de cave de corral, o lo que es lo mismo, pinchitos de pollo con papas a lo pobre. Entre tanto el personal iba alternando los tres vinos nombrados con anterioridad, a un ritmo vertiginoso.


Las conversaciones y el personal saltaban de un banco a otro, cambiando del fútbol al sexo femenino, de la política al sexo femenino, y de las anécdotas de juventud al sexo femenino, que siempre es un tema recurrente. Evidentemente no faltó el Consejo de Ministros que esta vez estuvo repleto de temas de máximo interés como la próxima peregrinación a Casa Palop, los preparativos de la cena de Navidad o la próxima celebración de la fiesta bracanera de Noche Vieja. No faltaron tampoco los juramentos, cumpliendo la Tertulia número 260... ahí queda eso. Abrió el fuego el Machaco, que terminó animando al personal a hacer la ola, después del cancanasso con el que se le saltaron hasta las lágrimas. Tras él, cuando el Juli se preparaba para acceder el atril, la Pantera hizo buenos los pronósticos rompiendo un nuevo catavino que mantiene su media de copa por tertulia, más o menos.


El Juli estuvo más calmadito. El pobre, según pude escuchar, se levantaba temprano para ir al tajo, así que no tuvo más remedio que ir con el freno de mano echado. Quienes llevaron el acelerador a fondos desde el inicio fueron el Carmona y el Alfonsito. El primero pegó tres jarpíos tras el juramento, que reventó más de un tímpano. Coño, por momentos lo recordé en el centro de la defensa del Montilla C.F. cagándose en to lo que se menea para meter intensidad. No menos movido fue el juramento de el Alfonsito que, por primera vez en la historia de Brácana, fue traducido de manera simultánea al lenguaje de signos.


A eso de las 23:30 horas ya había acabado el protocolo bracanero. No obstante, los embajadores traían guardada una sorpresa más, con la que vuelvo a la gratitud de la que hablaba al principio. Se refirieron a Brácana como Pueblos Libres, se acordaron de mi mismo, de mis colegas Saramago y Sampedro, mostraron su orgullo por convertirse en embajadores de la República y, sobre todo, sus ganas de que la Tertulia perdure en el tiempo, para seguir siendo partícipes de la bendita locura que se forma cada jueves. Este fue el texto completo, para que veáis que no exagero ni un grano de alpiste.

Sr. Presidente de la REPÚBLICA INDEPENDIENTE ANÁRQUICA Y LAICA POR LA GRACIA DE DIOS DE BRÁCANA. Sres. Ministros, para nosotros, ciudadanos allende de los Montes Bracaneros, oriundos de la amiga República de las Casas Nuevas, amigos de los pueblos libres, es todo un honor el poder traspasar las puertas de este legendario lugar llamado BRÁCANA CENTER. Nos sentimos emocionados al estar en este cónclave e ilusionados por formar parte como embajadores de esta mitológica República.
Somos conscientes de lo que este juramento significa. Al mojar nuestra mano en aceite y alzar la copa de vino al cielo de Brácana, nos conjuramos para llevar orgullosos, a todas las repúblicas amigas a las que nuestros humildes pies nos lleven, los ideales que ustedes representan.
Hoy hemos descubierto y hemos sentido la magia que encierran estas paredes.
Desde los primeros días de esta República, allá en el callejón, hasta hoy, todos los fundadores y cargos ministeriales habéis desarrollado una extraordinaria labor cultural, gastronómica y deportiva. Todo ello aderezado de grandes cantidades de amistad y compañerismo, regado todo con las miles de variedades de vino que el Dios Baco puso a disposición de los humanos.
A pesar de que esta República es joven en años triunfales, habéis pasado pruebas tan duras como un intento de golpe de Estado, cuyo fracaso no hizo sino afirmar los pilares de vuestros magnos ideales.
Nos hubiese hecho una enorme ilusión rendir tributo al inolvidable Punselito, pero nos queda la satisfacción de saber que, allá en el limbo, sigue más vivo que nunca y refleja la realidad cotidiana de esta República como cronista oficial de Brácana. Junto a él están los más grandes, que hoy ya no están con nosotros, guiándole por los recónditos caminos de la vida. Saludamos al entrañable Saramago y a otro personaje que hace poco nos dejó, como José Luis Sampedro, que todos los días le recuerda a nuestro querido Punselito, que debemos seguir luchando y que no sucumbamos bajo el huracán destructor del consumismo voraz y de la distracción mediática mientras nos aplican los recortes.
Por último, dar testimonio de nuestra enorme gratitud al Ministro de Defensa, el Pijo del pádel, por habernos propuesto como embajadores de esta noble República.
Sabed que cuando hoy salgamos por estas puertas, un pedacito de esta admirable República irá con nosotros en nuestros corazones.

Salud y vivan los pueblos libres.

Permitidnos que hoy hagamos nuestro vuestro grito de guerra:
BRACANEROS... AU, AU, AU


Julián Carrasco Herrador
Antonio M. Córdoba Cantos
Alfonso Osuna Márquez
Manuel Carmona Gómez

En Brácana a 13 de noviembre de 2014


A estas alturas de la noche el personal andaba revolucionado. No obstante, cuando se piensa que la cosa no puede ir a más, salta la liebre. El Juli sacó unas botellas de Fino La Cuadrilla, apodando así, sobre la marcha, un vino de Moriles Bajo. Era la guinda que faltaba para acompañar al plato fuerte del día, un rabo de ternera, que no de toro, preparado por la Inma, consorte de el Machaco. Entre sopones y lametones, fueron dando poco a poco con la perola, que se encargaron de apurar el propio Machaco y el Niño. Por si fuera poco, faltaba el remate, que llegó con sendos cacharros de gachas, unas traídas por los embajadores y otras por la Marina, como manda la tradición cada mes de noviembre. Esta vez no voy a engañaron. No hubo cojones de comérselo todo. Si, como lo estáis oyendo. No obstante, el Silencioso ha hecho el juramento de ir jalándose de manera progresiva en los próximos días.


Ya con el postre finalizado, llegó la tanda de digestivos. Esos sí que no los perdonan aunque se hayan puesto ciegos a comer. Ahí se pudo ver de nuevo el buen rollo existente entre embajadores y bracaneros, que a eso de las una y media de la tarde echaban la llave, pensando en el emocionante mensaje traído por los cuatro fantásticos. Adornará las paredes de la sede en breve, para conocimiento de embajadores y generaciones venideras.


13 de noviembre de 2014

13 de noviembre de 2014 - Sin comentarios

Gente de vinos... tertulia segura



Aunque no es menos ciertos que cada jueves es un despiporre en Brácana, cada cierto tiempo la quedada semanal de mis compinches adquiere unos derroteros vinateros dignos de elogio. En buena parte, estos tintes culturales vienen marcados por la personalidad de los embajadores que todas las semanas acuden con la única intención de pasar un buen rato y, si es posible, disfrutar del buen vino. Como he oído por ahí abajo en alguna ocasión, habiendo vino bueno es una tontería beberse el malo. Con esta premisa, por Brácana Center pasaron la última semana tres personas bregadas en el noble arte del vino. Dos de ellos ya había pisado Tierra Santa en anteriores ocasiones, no obstante en esta ocasión estuvieron bien arropado por el Santi Jiménez, responsable de la gestión de lagar Cañada Navarro, junto a su hermano Manuel. Ambos se hicieron acompañar por otro de los grandes benefactores de la República, como el Luis Giménez, al que el mundo del vino tampoco le es ajeno, como responsable directo de Bodegas Alvear. Con estos mimbres, que la conversación derivara en asuntos de vino era cuestión de tiempo.


Para no desentonar, los invitados acudieron hasta el lugar del crimen con sendos bag in box de Cañada Navarro. Tengo que reconocer que el primero, lleno de mosto del año, no levantó demasiada expectación, bajo el pretexto de que en Brácana los vinos jovencitos no acaban de encajar. no obstante, de el segundo, un fino en rama del mismo lugar, no dejaron ni gota, levantando loas y parabienes, en especial de el Pijo del pádel que, un jueves más, se puso como a nadie le importa.
Entre charlas y vino, fueron cayendo los manjares gastronómicos preparados para la ocasión por el ministro de alimentación. Primero fueron unos platicos de aceitunas en lejía del suegro de la Pantera, que por cierto no acudió por enfermedad, de igual manera que el Niño. Junto a las olivas verdes, cayeron varias raciones del aceitunas partidas de el Chocolate, amén de los ya tradicionales platos de jamón, al que casi se le ve ya el hueso. Después de las tapitas, el Pepeluí se destapó como lo que es, un chef de campanilla que no tiene estrella Michelin, sino medios de vino en la solapa del delantal. El jueves se marcó unos Tubos de patata frita atascados con chistorra. Entre la presentación y el sabor del manjar, hubo quien postuló al ministro de alimentación como candidato a la próxima edición de Master Chef, peor no como participante, sino como jurado.


Ya metidos en harina, mientras el vino iba aumentando el nivel de las conversaciones, se procedió a la realización del Consejo de Ministros y al juramento del nuevo embajador. Éste prometió fidelidad a la República y, sobre todo, seguir venerando al vino, auténtico motor de Brácana. Faltaba el plato fuerte de la noche, que tampoco defraudó: una cazuela de setas y gambas con huevos de cordoniz, que sirvieron de antesala a un nuevo golpe de fruta y a los digestivos de rigor.



No me gustaría cerrar la crónica sin hace referencia a mi amo que encadiló al personal con unas zapatillas agenciadas por internet de color morao nazareno. Tal fue la expectación, que casi todos acabaron probándoselas y encargando un par para fechas próximas.
Lo dicho. Podría seguir contando anécdotas de las charla pero, como pasa en las tabernas, lo que se dice en la barra muere en cada copa vacía. El que quiera saber, que se compre un libro o, en su defecto, que pida cita para acudir a Brácana.


4 de noviembre de 2014

4 de noviembre de 2014 - Sin comentarios

¿Corrupción en Brácana?


Hasta el Cóndor bendito de los Andes debe estar escandalizado por todas las corruptelas que estamos conociendo en estos días por ahí abajo. Compartía tertulia y vino este domingo con Labordeta, Marcelino Camacho y Santiago Carrillo, que me propusieron un juego para dejar pasar la tarde en torno a este asunto.
- Coño Punset, vamos a hacer como tus colegas bracaneros. Entre los cuatro, por turnos, vamos a ver de cuántos escándalos de corrupción nos acordamos.
De esta manera nos tiramos más de un cuarto de hora a piñón, repasando nombres. A ver si me acuerdo de los más sonados y de algunas de las personas vinculadas a todos estos chanchullos:
Tarjetas Black -Miguel Blesa-, Caso Bárcenas -Luis Bárcenas-, Aerolíneas Argentinas y Grupo Marsans- Gerardo Díaz-, Caso Núñez -José Luis Núñez-, fusión y salida a bolsa de Bankia -Rodrigo Rato-, Catalunya Caixa -Narcís Serra-, falsos ERES -Magdalena Álvarez-, Caso Nóos -Iñaqui Urdangarín y Cristina de Borbón-, Novo Carthago -Joaquín Bascuñana-, Pokémon -Santiago Ángel Currás, Operación Púnica -Francisco Granados y David Marjaliza-, Caso Gürtel -Álvaro Pérez, El Bigotes-, Caso Pujol -Familia Pujol Ferrusola- ... y así hasta un largo etcétera, a pesar de que me dejo muchos en el tintero.
- Joder, Santiago, ahora que caigo, lo de ahí abajo, en España, no tiene nombre.
- Pues no Punset, pero ¿qué sabes tú de los chanchullos de tus colegas?
- No sé a qué te refieres, Marcelino.
- No te hagas el tonto que lo vuestro también huele a quemado a lo lejos, sobre todo viendo la pinta que tienen los dos que llevan las cuentas....
- No te pases Marcelino, que el Silencioso y el Maestro son gente honorable.
- Claro, claro, Punset. También lo era Pujol y fíjate por donde anda ahora.
- A ver, cuéntanos lo de este jueves y verás como hay puntos oscuros. Allí un inspector de hacienda se ponía las botas. Pero claro, como no hay ministerio que investigue, viven en la impunidad más bochornosa. Más o menos como en el país vecino.
Con este ataque frontal no tuve más remedio que relatar la crónica del jueves. Con sus aportaciones, se me erizaron las plumas del cuello.
Punselito: El caso es que este jueves ha estado la cosa complicada. Repetían como embajadores el Pichichi y el Juan Castillero, propietario de la célebre bodega La Fundi, que  vino acompañado de otro elemento de cuidado como el Juan Soler, constructor de la localidad de Montalbán.


Labordeta: ¿Constructores y empresarios del sector del vino, en Brácana? ¿No te suena raro de entrada? Así empezaron muchos negocios turbios en España ¿Viste si llegaron con bolsas y cosas por el estilo?
Punselito: A ver José Antonio, que el Castillero tiene una bodega privada y el Juan Soler es albañil ¡No te pases! Aunque la verdad es que bolsas y cajas sí que llevaban. De ellas salieron, chorizos, morcillas y vino al por mayor.
Santiago: ¿Ves? Sobornos gastronómicos, que son como los otros, pero a pequeña escala. A ver cuenta del tirón, que ya no te interrumpimos hasta el final.
Punselito: El caso es que los tres llegaron a Brácana atendiendo a la invitación realizada, no por iniciativa propia, que todo hay que decirlo. Con anterioridad mis compinches habían atendido otra llamada de los propietarios de Hisa, Después de la reforma, de nuevo abría al público y, para darle brillo a la jornada, hicieron una invitación general a Brácana. Salvo excepciones justificadas, allí pude ver una nutrida representación de habitantes de la República No obstante, para no hacerse pesados y atendiendo a sus obligaciones, poco antes de las nueve ponían rumbos a la sede.


Como bien decís, los invitados de la noche, el Pichichi, el Juan Castillero y el Juan Soler, llegaron bien cargados a Brácana. Dos bag in box de vino de La Fundi, además de chorizos y morcillas y una cesta de fruta. De hecho, la noche parecía una celebración a tenor de las tapitas en barra que se sirvieron. Un día más le bajaron unos centímetros al jamón, además de meterse entre pecho y espalda unas anchoas aliñadas por la Mamá María, la suegra de el Silencioso. No contentos con ello, le atacaron sin compasión a la garrafa de aceitunas en lejía que ha preparado para la temporada el suegro de la Pantera de la ITV. Además, se jalaron una aceitunitas partías aportadas por el Chocolate, padre de el Niño, aunque preparadas según escuché por su madre. Si creéis que la fiesta culinaria quedó ahí, os equivocáis. El Niño apareció también con una bandeja de riñones en salsa, que cayó acto seguido y justo antes, también le metieron mano a los chorizos y las morcillas.


Marcelino: Para, para, Punselito ¿De verdad que no te extraña tanto agasajo?
Punselito: No, porque jueves a jueves esta gente se ponen ciegos a comer y beber. De hecho cerraron la tarde culinaria con unas gulas con patatas y huevo que hicieron resoplar a más de uno. La verdad es que más o menos es lo normal. Allí la gente es agradecida y aportan tanto o más que mis compinches cada jueves, a pesar de que la invitación no implica nada de eso. De todas maneras, quiero detenerme en el embajador que juró esa noche, el Juan Soler.


De acuerdo que procede del gremio de la construcción y que el sombrero que llevó toda la noche le daba cierto aire de gámster campiñés. Pero de ahí a decir que no es alpiste limpio, hay un trecho. Aunque, ahora que lo pienso, el hecho de que sea miembro de la Federación Andaluza de Defensores del Gallo Combatiente Español, da qué pensar. Además, por si fuera poco, el tío no hacía más que sacar de la cartera unos papeles, que no creo que fueran los de Bárcenas, en los que decía tener apuntados chascarrillos para las noches de fiesta.
Santiago: Y ¿qué me dices del contrabando? Porque he oido que algo ahí por allí.
Punselito: Bueno, ahí tengo que dar mi patita a torcer. El jueves llegó mi amo con una botella de whisky escocés de malta de diez años que no llevaba precinta. Aberlour, creo que era la marca.
Labordeta: ¿Ves? Te lo decía.


Punselito: No exageres José Antonio, que cerraron la noche como siempre. Vamos, con fruta y digestivos, entre los que incluyeron una cata del citado whisky. Igual tengo que afinar un poco y fijarme en algunos detalles, porque es verdad que con el corto presupuesto que tienen, los tíos lo estiran cantidad. De todas maneras, allí los únicos chorizos que he visto son los que llevaron los invitados, así que no pongáis fantasmas donde sólo hay ganas de juerga. Pa chanchullos los que se gasta la clase política en el país vecino ¡No te jode!