24 de febrero de 2017

24 de febrero de 2017 - Sin comentarios

La Merina, La Cabella y La Rafalita



La historia está llena de mujeres luchadoras. Personas que se dejaron la vida en la lucha por sus derechos y que han sido maltratadas sistemáticamente. Es por ello, que hoy me propongo romper una lanza en su favor, reconociendo un antes y un después en la historia bracanera. Porque, aunque cueste trabajo creerlo, la lucha femenina también ha llegado a la República con nombre propio: La Merina, La Cabella y La Rafalita. Dicho así parece el nombre de un relato de brujería de la Edad Media, pero nada más lejos de la realidad. Las tres se han convertido en pioneras del femeninismo bracanero, pasando a ser las primeras embajadoras que juran lealtad a la República. Es difícil de explicar porque Brácana, como ya sabéis, sólo cuenta con diez habitantes censados, y todos son hombres. Es por ello, que la manifestación vivida el pasado jueves en la República, coincidiendo además con la fecha del 23F, todavía tiene más valor. Pedían voz, voto y presencia en la República, en igualdad de condiciones que el resto de habitantes. Consignas del estilo Somos sufragistas y bracaneras, 100 años luchando por la igualdad o derecho de admisión para la mujer, se oían en las puertas de la sede, mientras mis compinches se pegaban los primeros golpes de la noche. Ante tal tumulto, fue el Silencioso el que acudió movido por la curiosidad, encontrándose con una horda descontrolada de mujeres, que atropellaban a los cuerpos de seguridad, mientras trataban de poner orden.


No hubo manera, las cabecillas de la revuelta -La Merina, La Cabella y La Rafalita-  entraron como un ciclón y antes de que nadie pudiera impedirlo habían tomado el estrado, dirigiéndose de la siguiente manera al personal:

Buenas noches a todos.
Menudo día el 23 de febrero, con hechos como el Golpe de Estado, la expropiación de Rumasa y hoy, lo que venga. Qué mejor momento para este teatrillo que las fechas de carnaval que ahora llegan.
En primer lugar, os pedimos que controléis vuestros impulsos masculinos. Entendemos la dificultad que entraña ante esos exuberantes cuerpos femeninos, pero, una vez terminado este acto, nos entregaremos en cuerpo y alma a todos vosotros.
La historia comienza con 100 años de lucha de la mujer, por conseguir la igualdad con el hombre. 100 años de lucha y su primer fruto fue el derecho de la mujer al sufragio. Por ello quedaron para la historia con el sobrenombre de sufragistas. Tal y como iban en aquella época, hoy nos veis a nosotras vestidas y ataviadas con estos trajes, atuendos y abalorios. Ese derecho al voto femenino, ya conseguido casi en todos los países civilizados, con algunas llamativas excepciones, llámese República de Brácana, entre otros, fue el principio, pero queda aún un largo camino por recorrer y por el que luchar.
Dicha esta introducción, no hay que olvidar lo necesario de lo femenino para con lo masculino. Valga hoy este ilustrativo ejemplo: la viña, la vid, la uva, la vendimia, la bota, la botella, la copa... todas femeninas y con un único fin: el vino. Ese gran masculino que tanto nos hace disfrutar.
Aunque sea tirar piedras a nuestro tejado, reconocemos el maldito acierto de no incorporar a las mujeres a esta República bracanera, porque quizás, o más bien seguro, no tendría la solera que existe en este rincón vinatero donde, jueves tras jueves, desde hace años y años, se viven momentos inolvidables.
Y para concluir os decimos:
La Chaparrona, la Lirio, La Pirula, la Víbora, la Bella Rosa... grandes conocedoras del vino y sus beneficios, quedaron en el camino sin reconocimiento de la República de Brácana. Seguro que, en compañía de Punselito, estarán pendientes de este acto.
Ahora sí, nosotras lo hemos conseguido. Somos las primeras mujeres que esta República va a nombras embajadoras.
Para la posteridad seremos La Merina, La Cabella y La Rafalita.
Vivan las mujeres, viva el carnaval y viva Brácana.

Qué ¿cómo se os ha quedado el cuerpo? Porque a mi todavía me tiemblan las patitas de emoción cuando recuerdo el mensaje cargado de sentimiento, rabia e impotencia. Estaba yo ensimismado en mis pensamientos, cuando de pronto las tres protagonistas de esta historia empezaron a quitarse la ropa. Me temí lo peor, porque allí el personal arranca a cuarto de vuelta. Mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que debajo de aquellos ropajes de mujer se encontraban el Paco Jiménez, el Cabello y el Rafa Villar. Aprovechando las fiestas de carnaval, habían liado a sus respectivas para pegarse una fiestecilla a costa de Brácana, y de paso ponerle los cataplines de corbata al personal ¡La madre que los parió! No tienen vergüenza ni para pegar un sello. Eso sí, como señores, arrimaron vino de la bodega de el Paco y sendas bandejas con costillas y patatas fritas, para rematar los entrantes del día -jamón, queso y mejillones-.



Por cierto, que el policía en cuestión que sujetaba el empuje femenino desde la puerta era el Luis Bujalance, uniéndose a la larga lista de embajadores que juran fidelidad a la República. Bueno, él y La Merina, La Cabella y La Rafalita, que también juraron como las primeras mujeres que pasan por el atril -excepción hecha de la Reina Madre-. Un capítulo más para la historia de Brácana, la semana pasada, reivindicativa como habéis leido, y también carnavalera.

21 de febrero de 2017

21 de febrero de 2017 - 1 comentario

Dos de tres, gracias al primo Vílchez

Como quien no quiere la cosa, ya hemos consumido la mitad del mes de febrero en el calendario bracanero y, contrariamente a las expectativas, el Silencioso sigue sin ir a los patos. Ahora que caigo, en el mes que lleva su nombre, todos los embajadores que están pasando por la sede son apuestas a caballo ganador. Ya me extrañaba a mi que estuviera tan seguro de apostar con mi amo, al que cada vez veo más cerca de darse un bañito. Precisamente los primeros momentos de la Tertulia del pasado jueves tuvieron ese denominador común, porque la gente ya hace apuestas al margen de la ya nombrada, sobre cómo y cuándo llegará el momento de que alguien se de el chapuzón. En ello andaban, cuando llegaron los invitados de la noche, dos viejos conocidos, a pesar de que uno de ellos, el Nacho Lucena, pisaba por primera vez la sede. El otro ya lo había hecho con anterioridad, aprovechando los lazos sanguíneos que le unen con los apostadores de los patos: el apellido Vílchez. El Manolo y el Nacho ya estuvieron en la visita realizada a las instalaciones Palacio Quemado en Extremadura, del que ya hablé años atrás. Era una visita debida, cuyo pago se hizo esta semana.


Lo bueno que tiene invitar al primo de vez en cuando, es que aparece con una variedad importantes de vinos que, como bien sabéis, siempre son bien recibidos. En esta ocasión llegó con Fino, Amontillado y P.X. El Primo, además de un flan con caramelo elaborado para la ocasión por el América.
¡Menudo personaje! De una u otra manera siempre está presente en Brácana, ya sea de cuerpo presente, aportando jatería o como protagonista en algún tema de conversación. Dicho esto, huelga decir que una vez más salió a colación, aprovechando el postre, el talegazo que se endiñó en las Casas Nuevas años atrás, por culpa de una tapa de alcantarilla abierta y mal señalizada... siempre según él: "Me cago en mi p*** madre, ¿quién ha puesto aquí si esta mañana no estaba?". No fue el único manjar que cayó por la sede de la mano de los embajadores, que también aportaron sendas empanadillas de jamón y queso y de atún con tomate, que no hicieron sombra al cazón en salsa que elaboró el Ministro de alimentación.


Resuelto el tema del manduquio, el jueves recuperaron una tradición que hacía tiempo que no se llevaba a cabo como los rondos. En esta ocasión no fue de porteros, ni de chisnacles, sino de términos autóctonos de Montilla. Ya sabéis, que si el bombito, el rebate, la gofifa... También recurrieron al siempre fácil tema de conversación del fútbol, sobre todo tras la capuana que el endosó el PSG al Barça en la Champions y de la victoria del Madrid ante el Nápoles. Bonita ciudad por cierto, en la que dejó su impronta futbolera Maradona, otro personaje que se llevó un repaso el jueves por sus conductas digamos, poco apropipadas.


Pero de todos los temas de conversación, el que más me moló sin duda fue el repaso nostálgico a los habitantes de los actuales Montes Bracaneros, también llamado Paseo de los monos. Por fin pude saber del por qué de este nombre y es que, según parece, antaño había monos en jaulas en esta espacio e incluso un ciervo. Según contaron, los monos eran unos profesionales del hampa a los que era difícil chulear. Basta como ejemplo que a un primo de mi amo le birlaron las gafas por la patilla, cuando este se hacía el gallito, a un palmo de la jaula.


En el fondo son unos nostálgicos y emplean casi más tiempo en hablar del pasado que del presente. Si es que son como niños, pero mucho más cabrones. Como muestra dos ejemplos. El primero es que sigo sin dar con la autoría de los grafitis que aparecen en la libreta de el Paticorto, con miembros viriles cada vez más elaborados. El segundo es que el Abertxale menea mi urna cineraria como si fueran las maracas de Machín ¡Coño, que son mis restos! Un poquito de respeto o va a escribir la semana que viene Rita, pero no Barberá, que ya juega al dominó con Rockberto y Labordeta, me refiero a la Cantaora.

19 de febrero de 2017

19 de febrero de 2017 - Sin comentarios

Reencuentro nostálgico

Mira que después del olvido del Maestro la pasada semana, me había planteado incluso no escribir esta semana. Total, si al Presidente de la República se le olvidan las fotos, yo me puedo pasar por el pequeño arco que queda entre mis patitas, narrar las aventuras bracaneras. Al final soy un sensiblón que me ablando nada más escuchar la cerradura de la sede. Además, esta semana tengo motivos más que de sobra para mostrar mi lado más dulce, tras la sesión de pasteleo -del bueno eh, no confundir- que se dieron mis compinches con un embajador veterano como el Lin.


Coño, que yo he coincidido con él cuando vivía, allí en las Tertulias del Callejón. Pocos son los que han tenido la oportunidad de vivir primero estas tertulias primitivas, después las reuniones del jueves en Brácana Center y, además, repetir para contarlo. Pues este es el caso de el Manolo Cabello, excurrante de Alvear, junto a mi amo, el Silencioso y el Ministro de Alimentación. Digo ex porque el tío ya se pega la vida padre tras recibir los papeles de la jubilación. Llegó acompañado de su vástago, el Manuel Cabello y su cuñao, el Antonio Casas, gerente de la firma montillana Casbe. Los tres llegaron con dos cajas de copas de vino, que según parece pondrán en órbita cuando apañen un tinto digno de tal vidrio. También fue una sorpresa ver por allí de nuevo a el Mario Alférez. Aprovechando la excusa, muy mala por cierto, de que tenía que llevarle algo a el Félix, aprovechó para hacerse fuerte en la barra, mientras el personal le espetaba que la próxima vez o viene con vino o.... a la puta calle.


Antes de entrar en detalles sobre lo acontecido en la noche, me detengo un momento en la jatería de la noche, para explayarme a continuación. Acompañando desde el principio al fino C.B:, rularon por la barra y por la mesa platos de jamón, tiritas de bacon con huevo y alcachofas con carne, para cerrar la tanda de muletazos gastronómicos con un flan de turrón aportado por el Lin.
Salvado el capítulo de babeo, digo esto por si lo estáis leyendo antes de comer, vamos con el fondo de la reunión del jueves. Buena parte de la noche se desarrolló entre tertulias sobre la vida en las empresas. El Antonio Casas le recordaba a el Paticorto lo joven que sale en el Canal Recuerda de Montilla Televisión. El Ahijao y la Pantera siguen a lo suyo charlando de motores, cambios de aceite -de coches, se entiende- y otros menesteres mecánicos. Pero la que acaparó la atención del personal de excepción fue la charlita de el Lin. Fue justo después de que mi amo leyera el Capítulo 36 del primer volumen de la Enciclopedia Ilustrada de Brácana. Se desarrolló ya con el verano cerca, en el Callejón, donde se fraguó esta bendita locura. Si recordáis los boinas verdes de este blog, aquello acabó con manguerazos en el patio y piscinazos al estilo Greg Louganis, pero sin tanta agua. Aquello fue terapia de la buena para el Lin, que pasaba en aquel momentos horas bajas en la empresa, por motivos que ahora no vienen al cuento. Joer, si es que el Lin hasta se emocionó cuando lo contaba y, claro, el resto del personal también y a mi, hasta se me saltó alguna lagrimilla. El caso es que el Manolo quería, con esta visita, recordar que las relaciones personales están por encima de todo y que si en aquel entonces mis compis le echaron un capote, ahora no debe caer en el olvido.


Con la leche de la nostalgia, se me había olvidado un detalle significativo de la noche. Un poco antes de que pasara todo esto que estoy contando, entró un embajador al que yo no tenía controlado, ni lo tengo todavía. Con la emoción de volver a ver el Lin me despisté... cosas de la vida. El caso es que el tío entró como Pedro por su casa, saludó a el Abertxale, luego al Ministro de Alimentación, y así uno tras uno al resto del personal. Responde al nombre según pude escuchar a pesar de mi despiste de Antonio Polonio y, tras supervisar la zona de fogones se camufló entre el personal, copa de vino en mano, por cierto de las buenas, y puro en la otra. En fin muchas cosas, muchos nombres y demasiadas sensaciones para mi pequeña cabeza.


Coño, que sólo soy un diamante tropical y sé que el Silencioso, uno de mis críticos más voraces, no me va a perdonar que no escriba como Camilo José Cela... Pero bueno, como dijo el escrito gallego... En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano... ahí queda eso. Adiós zorzales... nos vemos el jueves que viene.

Febrero, mes del Silencioso

Como elemento diferenciados de otras entradas de este blog, hoy no tenemos fotos para ilustrar la primera quedada del mes de febrero. Menos mal que estoy yo para contarlo, porque si fuera por el Maestro... Al buen hombre le dio por borrar la tarjeta al llegar a su casa, así que esta semana tengo que buscarme la vida sin imágenes.
Con fotos o sin ellas, mis colegas no perdonaron su reunión semanal, iniciándola fuera de la sede. Llevaban tiempo sin pegarse un desmarque y la semana anterior ya escuché que tenían pensado hacerlo en viernes, en lugar del jueves, para posibilitar la presencia de el Ligre. Por ello, me aposté frente a la casa de el Silencioso, que para eso es el encargado de abrir la sede. Tiré detrás de
él, llegando a la Casa de las Aguas, donde esperaban el Ruquel y el José Antonio Cerezo. Deduje, no cabía otra posibilidad, que iban al cumplir el ritual de entregar las entregas atrasadas de la Enciclopedia Ilustrada de Brácana, donde un servidor refleja capítulo a capítulo, las andazas de mis compinches. Tengo que reseñar tres bajas, la de mi amo, la del Abertxale y la de el Félix el de la Tele, a los que no vi por allí, y eso que me extrañó. El caso es que entre los fondos de la Biblioteca de la Fundación Manuel Ruiz Luque ya figuran tres nuevos volúmenes de la colección, en concreto los números IV, V y VI, que corresponden a los años III, IV y V, después de Brácana ¡Coño, si es que son liosos hasta para ponerle el nombre a las cosas!
Fue una visita ligera ya que, por motivos personales, el José Antonio Cerezo tenía que atender cuestiones que ahora no vienen al caso. Aún así, no perdonaron los latigassos de fino correspondiente, ni tampoco unos tientos al oloroso de la bodega de la Casa de las Aguas.
Una vez cubierto el trámite, pusieron rumbo a la sede donde, ahora sí, puede ver a mi amo, a el Abertxale y a el Félix el de la Tele que, por cierto, cubría su primer turno como pinche en la República. Poco hay que contar del encuentro porque, como cada semana al principio de mes, sirvió para organizar los reuniones venideras.
Bueno, en realidad sí que hubo un dato destacable. En el capítulo de nuevos invitados, hubo unanimidad en fijar el mes de febrero como 'El mes de el Silencioso'. Esto quiere decir que todos los nuevos embajadores que llegarán a la sede, lo harán de su mano, a pesar de los riesgos que ello conlleva. Si tiramos de archivo, el porcentaje de veces que sus invitados lo han dejado tirado en anteriores ocasiones, no invita al optimismo. A pesar de ello, el tío se ha venido arriba y eso que su integridad física está en juego. Una vez aprobado por unanimidad el 'mes de el Silencioso', mi amo ha lanzado una apuesta que seguro que va a da juego en el futuro. Si fallan los embajadores en alguna de las tres próximas quedadas, el Silencioso acabará en el estanque de los patos de los Montes Bracaneros. Si por el contrario logra hacer pleno, será mi amo el que termine dentro.
Sea como sea, voy a disfrutar como pájaro al que liberan de la jaula.... seguiremos informando.

13 de febrero de 2017

13 de febrero de 2017 - Sin comentarios

Huracán Thenedor: Categoría 5 en la escala Saffir-Simpson

Tela. Vaya tela. Creía que lo había visto casi todo en mis dos vidas, la terrenal y la astral, pero una vez más... me equivoqué. Lo del pasado jueves pudo acabar en catástrofe. El Huracán Thenedor, del que seguramente tengáis alguna referencia por los informativos, pasó por Brácana. De verdad que pasé miedo. Muncho, como diría el Ligre. Vientos de más de 250 km/h llegaron incluso a llevarse de la sede algunos de los utensilios domésticos con los que se alimentan estas criaturas cada semana. Los Montes Bracaneros fueron testigos de lo que pudo ser una tragedia: hojas de palmeras por el suelo, aglomeraciones de agua... En fin, menos mal que no pasó nada grave. Yo de hecho, salí de la sede y fui a darme contra el tronco de una palmera, arrastrado por el viento. A punto estuve de dejarme allí el pico. Menos mal que vino en mi ayuda Mohamed, el buho que habitaba en la residencia de verano de el Ligre, que casualmente pasaba por allí.
- ¡Coño Punselito. Desde la última vez que te vi estás muy desmejorado!
- Mohamed, si es que llevo una vida que ni las aves carroñeras. Además, con lo chiquitico que soy y el viento que hace, he sido muy temerario abandonando Brácana antes de que amaine el temporal.
- La verdad es que pareces un Ibis Eremita con las plumas de punta. Anda, ven conmigo hasta aquel árbol y me cuentas qué es lo que pasado.
 El encuentro fue providencial, así que acabé relatando al bueno de Mohamed la secuancia anterior al gran trompazo.


- Reconozco que el error ha sido mio. Mira que normalmente no interactuo con mis colegas, pero esta vez, como decían que el vino estaba tan bueno, aproveché un descuido para darme unos latigassos de las copas, estilo bebedero. Claro, así voy. Pero no creas que soy el peor de todos. He visto salir gente de ahí que iban tiernos, tiernos. Hoy ha sido la prueba de fuego para el Félix el de la Tele, que ha llevado sus primeros embajadores. Todos tienen como punto en común que forman parte del AMPA Vicentale, del colegio Vicente Aleixandre. A dos ellos ya los tenías calados: el Salva Loriguillo, que volvía al redil pasaporte en mano, y el Raúl Gómez. A los otros dos no, pero menudos pájaros: el Sergio Pino y el Paco Luna 'Pitu'. El primero de estos últimos aparecio con una garrafa de ocho litros de Fino Tonelería, de unas botas que tiene en la Tonelería Pino. Doy fe de que estaba güeno de verdad, pero acabó por tumbar a más de uno por el ansia con el que atacaron, sin piedad. Esta vez, la jatería preparada para la ocasión no silvió de bálsamo. Ni el queso, ni el salchichón de venado, ni la ensaladilla de salmón que aportaron los embajadores. Tampoco el jamón y los mejillones al vapor, cogidos a mano en la zona alta de la Carchena, que preparó el Ministro de Alimentación.


No obstante el momento más dramático de la noche, llegó con el plato fuerte. El progenitor de el Salva Loriguillo, preparó una perola de costillas que, según escuché, prepara de vez en cuando para sus quedadas en el Bolero. El vástago sentenció diciendo que cuando se comen costillas allí, sólo las prepara el Loriguillo. Dicho esto, se abrió la puerta de la sede con violencia y una ráfaga de aire sin precedentes por estos pagos arrancó de la mano de mi amo un tenedor que acabó perdido por los Montes Bracaneros. Ahí es cuando me acojoné de verdad, Mohamed. Es como si el huracán hubiera poseido la almas del personal, que andaba por el suelo flojo de la risa. El Pijo del Magreb también sentenció asegurando que cuando se comen costillas del Loriguillo en Brácana, hasta los tenedores salen volando. Si es que son imprevisibles Mohamed. Aquello es una puta anarquía y van a dar conmigo algún día. No me van a matar de un susto porque ya estiré la pata hace tiempo.


Hasta ese momento, ya se habían jalado el Fino Tonelería, echando mano del Fino C.B. Justo en ese momento fui cuando empecé a sentirme temblón. Me di cuenta porque estuve tentado de probarlo también, pero pude comprobar que mi cuerpo ya no respondía a los estímulos de mi pequeño cerebro. Aún así, recuerdo un momento de descojone colectivo, cuando el Pitu recordó su paso por el Castro del Río, a las órdenes de Paco Soto, contando anécdotas de vestuario junto al gran Isidoro el Gamba. Ahí entregué la cuchara, como dicen por ahí, y decidí volver a casa, justo cuando me encontraste.
- Punselito, lo que tienes es un colocón como un piano. Eso te pasa por rememorar tiempos pasados, cuando esta gente te rebajaba el bebedero al 50 por ciento con vino ¡Que ya no estás para estos trotes! Anda, acurrúcate ahí, bajo mi ala, que la semana que viene vuelves a la carga. Y no les sigas el tirmo, que van a acabar contigo.


8 de febrero de 2017

8 de febrero de 2017 - Sin comentarios

Una cena ligerita

El jueves pasado se me saltaron las lágrimas. Sí, lo reconozco. Ver entrar un tipo por la puerta que lo primero que hace es plantar sobre la mesa el salvoconducto bracanero, visado en anteriores visitas a la República, es para estar orgullos del pifostio que montan mis colegas terrenales. Así, como os lo estoy contando, comenzó la última quedada en Tierra Santa. El personaje en cuestión no es otro que el Balaí. Fue de los primeros en llegar, volviendo al redil cinco años después de su primera estancia en Brácana. Bueno, lo que hizo que se me saltaran las lágrimas, salvoconductos al margen, es que llegara con unos litracos de vino... porque eso sí que es amor a la República.


Durante la noche estuvo acompañado de otro veterano de guerra como el David Ruiz, alias Rocco, y de un nuevo embajador como el Ángel Arce. Bueno, a decir verdad, su cara me sonaba. Tardé algún tiempo en hilar, pero al final acabé sacando conclusiones. Años atrás, tras el lamentable episodio de amago de derrumbe del techo de la sede, fue el Ángel el que se pegó unos latigassos con el Ministro de alimentación, el Silencioso y el Paticorto, en la sede, buscando soluciones de madera para sustituir el techo bracanero ¡Joder, cómo pasa el tiempo!


Pero a lo que vamos. Los tres participaron junto al resto del personal de una jornada gastronómica en toda regla. Comenzó con engaño tras las tapas pertinentes. Mi amo, un maestro en las fintas culinarias, amagó con una perola... para llenarla de verdura. Es un plato que gusta en estos pagos, pero que hace que el personal entre al trapo a regañadientes, esperando algo que se pegue más al riñón. Pero claro, para eso en Brácana hay Ministro de Alimentación, que no deja ningún detalle al azar. Tras dar cuenta de la verdurita, de la zona de fogones vi salir una olla humeante que llamó mi atención ¡Coño, las fabes que trajo el Paticorto de Asturias, con su compango correspondiente!
Tengo que reconocer que no le tienen miedo a nada, menos a unas fabes rondando la medianoche. A estas dos exquisiteces, tengo que unir el postre aportado por el Rocco.


Aquí hay que hacer un alto en el camino, porque la cosa tuvo su guasa. Su cónyugue estuvo días atrás en las instalaciones de la Monarquía de Alvear, impartiendo un curso sobre manipulación de alimentos o algo así. Evidentemente alumnos -léase el Silencioso, mi amo y el Ministro de Alimentación- y profesora, sacaron a lo largo de la sesión formativa la inminente quedada del jueves, acordando la elaboración de un postrecito para el personal. Evidentemente se la tenían guardada. Faltó sacar una lupa para ver si la tarta en cuestión cumplía todos los requisitos reglamentarios... desde el emplatado hasta la limpieza, pasando por el papel utilizado para el transporte. Evidentemente le dieron el visto bueno para jalársela sin miramientos, porque una cosa es ser un tiquismiquis y otra bien distinta dejar pasar la oportunidad de darle a la mandíbula.
Respecto a los temas de conversación del jueves fueron tantos como grupos se fueron formando, de ahí que mi pequeña cabecita de tropical, no de para retenerlos todos. Sí me quede con la tanda de comentarios alusivos al mundo del motor, del que el Ángel Arce es un seguidor. Según parece, ahora anda enfrascado en la construcción de una pista para coches en miniatura, junto a otros miembros del Club de radio control de Montilla.


En definitiva, otra noche de buen rollo, vino y jatería, para mediar el mes de enero. Hasta aquí la crónica de esta semana, preparando ya la de la semana que viene, en la que se anuncia traca de la buena, con los primeros embajadores que aportará el Félix el de la Tele. Estaré atento a lo que ocurra.
Por cierto, que se me olvidaba. A mitad de la noche me llevé un susto de muerte. Llamaron a la puerta y entró un tipo con una barba estilo yihadista y un gorro de lana. Me puse en lo peor, pero al final resultó ser el Rafa Villar que tenía que arreglar algún asuntillo con el Ahijao... ¡Benditas modas. Aún me estoy recuperando del acojone!