26 de mayo de 2014

26 de mayo de 2014 - Sin comentarios

Jueves atípico en las formas, pero no en el fondo

Antes de que se me amontone el trabajo, he decidido ponerme manos a la obra y escribir lo que vieron mis pequeños ojos el pasado jueves en Brácana. Fue una jornada atípica porque, si ya viene siendo habitual que mis colegas lleguen escalonados, lo de la última reunión fue excesivo. Algunos, como comentaré más adelante, están justificados. Otros no tienen perdón, ni aunque lo otorgue el Cóndor Bendito de Los Andes.



El caso es que a las 21:00 ya estaban en el lugar del crimen, metafóricamente hablando, los dos nuevos embajadores. Vinieron acompañados de un boina verde, con más condecoraciones que el mismísimo Juan Carlos de Borbón, como el Mejías Chico. La diferencia entre ambos es que el segundo jamás ha pisado campo de batalla, mientras que el primero ha estado metido casi en todas las guerras que ha habido a su alrededor. Como decía, el Mejías ejerció de cicerone de los dos embajadores noveles, el Jesús Alcaide y el Manuel Sánchez. Ambos tienen un semblante tranquilo y por ello no sólo no desentonaron en la noche. Más bien, se unieron a los buenos raticos de charla que pude escuchar el jueves, sumando nuevas opiniones a las que se aportan semana a semana. Mientras trataba de calibrar a los dos personajes, eché en falta a el Silencioso. Suele ser el primero en llegar, por eso me pareció raro no verlo por la sede. Pegué el oído y pude saber que se encontraba en el hospital acompañando a la Mari Carmen, por un susto que parece haber quedado afortunadamente en eso. Me tranquilizó escuchar aquello, aunque luego reparé en que mi amo tampoco había llegado. Eso ya me escamó un poco. No obstante, tras comprobar que se había disculpado vía whatssapp (está gente están a la última), volví a relajarme. Al poco llegaron la Pantera, el Ahijao y el Niño, seguidos del Presidente, que llegó a las 22:00. Mientras tanto, bracaneros y embajadores ya habían comenzado la velada gastronómica, sorbiendo unos caracoles cocinados magistralmente por la hermana de el Mejías. A estas alturas de la noche, ya le habían metido mano al Fino Arrumbao, cedido por el Pedraza, que fue protagonista durante toda la velada. Para empapar, el Jesús Alcaide se dejó caer con dos tortillas de patatas, cocinadas a la perfección por su señora, la Aurora, que recibió múltiples alabanzas por la calidad del manjar. Muchas veces se nos cae la baba oyendo platos con nombres rebuscados, cuando una tortilla de patatas, eso sí, bien hecha, está para chuparse los dedos. No contentos con la tortilla, el ministro de alimentación le rebajó unos centímetros más al jamón, que fue pertinentemente mojado con aceite de la tierra.



Las ansias culinarias ya estaban aplacadas, así que dieron paso al consejo de ministros, en el que se repasó el calendario inmediato y se procedió a la celebración del sorteo para el II Open de Pádel de Brácana. Por ser claro y conciso, fue un MOJÓN. Recortaron unos papeles como el que se rasca la espalda y, además, se equivocaron a la hora de nombrar las parejas que competirán en este torneo. Aún así, como soy un crack, no perdí detalle, así que os dejo la configuración de los grupos:

GRUPO I
Abertxale-Paticorto
Niño-Ahijao
Silencioso-Pijo del pádel

GRUPO II
Pantera ITV-Maestro
Pijo de los Balcanes-Carlitos Gracia
Pijo del Magreb-Ligre

Después de haber visto el desarrollo del campeonato del año anterior, es difícil hacer algún pronóstico. No obstante, si tengo que inclinarme por alguna pareja como clara favorita para lograr el título, apuesto por la dupla formada por mi amo y el Ligre, más que todo por lo imprevisible de su comportamiento.
Con los emparejamientos formados, se procedió a los juramentos con dos momentos destacados. El primero  fue el ataque de risa que sufrió el Manuel Sánchez. Por momentos parecía que no iba a acabar nunca, pero el chaval sacó fuerzas de flaqueza, sobreponiéndose al descojone generalizado, ya que todo el mundo acabó contagiado. El segundo fue el juramento de el Mejias, que ya lo había hecho semanas antes, pero que volvió a mostrar fidelidad a la República, más que todo para que lo inviten otro día. Evidentemente, el Jesús Alcaide también acabó con la mano en el plato  de aceite, como manda el reglamento diplomático bracanero. Tras este momento, llegó la sinfonía de tenedores, en esta ocasión también de cucharas, en la mesa de formica. Ante la ausencia de el Silencioso, fue el Pijo del pádel el que asumió la labor de director y las directrices fueron claras desde el primer momento:
- Un fallo, amonestación.
- Dos fallos, copazo al ojo.
- Tres fallos... a la puta calle.
Con esta rigidez se veía la tensión en los rostros cuando los cubiertos comenzaron a golpear la mesa. Fruto de ello, el Jesús no pudo controlar la emoción en el corte y se coló. Las miradas fueron asesinas, tanto que a la segunda se aplicaron a fondo para meterle mano al plato estrella de la noche. Aprovechando una salsa de carrillada, el ministro de alimentación se marcó un perolón de arroz brutal. Aunque hubo intención de tocar fondo, esta vez no hubo cojones de apurarlo. No obstante, sí que hicieron un hueco para meterse entre pecho y espalda un plataco de piña y melocotón en almíbar, como colofón culinario.



Tras un nuevo atracón, lo de siempre, unos digestivos y rumbo a su templo. El jueves que viene cierran el mes de mayo con una velada de campanillas. Algo he oido de una guitarra y un cajón flamenco, además de la visita (y ya van unas pocas) del mecenas de Brácana, Fernando Giménez. Esto no me lo pierdo por nada del mundo.
Por hoy me despido, pero antes un detalles más. En el capítulo de brindis, hubo uno muy especial para la Mari Carmen, consorte de el Silencioso, por los días complicados que ambos han pasado. Recuperad fuerzas, que por delante hay todavía un montón de noches bracaneras.

19 de mayo de 2014

19 de mayo de 2014 - 1 comentario

6 toros y un cabestro



Por fin parece que los bracaneros se tranquilizan, volviendo por segunda semana consecutiva a su hogar. No creo que les dure mucho, a juzgar por las cosas que pude oir a lo largo de la noche. Ya planean salir para hacer un campeonato de pádel, elecciones y no sé qué de una fiesta. Vamos, que no paran. Me tienen liado con las sorpresas y las idas y venidas. De hecho, no sé si dimitir de mi papel de embajador bracanero allá en el limbo. Aunque, pensándolo bien, por qué voy a dimitir, si en el país vecino no dimite nadie.



Los visitantes del último jueves fueron los componentes de otro grupo amante del vino y de las tertulias que se hacen llamar 6 toros y un cabestro. No obstante, sólo vinieron 4 de los 7 componentes del mismo. Como todos los jueves, a partir de las 21:00 horas de la tarde empezó el movimiento. El último en llegar en esta ocasión fue el Presidente. Lo hizo alrededor de las 22:00 horas, justificando su tardanza con no sé qué historia de sus perros. En ese momento se pegó el cerrojazo en la puerta de entrada. Sólo una ausencia, la del anterior Director General de Planificación Familiar y Ministro de Información y Comunicación, que estaba de concierto en la ciudad de la Mezquita, no de la Catedral... de la Mezquita. A esas horas estaban degustando unos caracoles aportados por el Solani, acompañados como siempre de olivas y frutos secos. De hecho, el maestro tonelero, se ofreció para hacer una nueva cacerolá cuando ellos quisieran. El vino (Fino Méndez) ya corría de jarra en jarra y de copa, cuando subitamente se oyeron los palmetazos de rigor, que dieron lugar a la tradicional tapita en barra, unas gambas donadas por los invitados. Decían que eran de La Carchena y que tenían los colores del Atco de Madrid. Por cierto, ¡Aupa Atleti! que diría Torrente.


En el Consejo de Ministros se dio un repaso al Presi, como viene siendo habitual siempre que se acercan elecciones, y a los embajadores de las próximas semanas. También a todos los aconteceres que se tienen que ir sucediendo jueves tras jueve,s para que a este grupo no se le amontone el trabajo. Mientras esto ocurría, el Silencioso, ajeno a todo, estuvo regando las botas para que no se deterioren. Aquí cada uno flipa a su manera porque, con razón, dicen que son una República anárquica.
A continuación tuvo lugar el nombramiento de embajadores. Aquí los nuevos emisarios de Brácana, se defendieron con bravura, como corresponde a su nombre, accediendo al nombramiento en el siguiente orden:
1.- Antonio Torres Márquez (el Torres)
2.- Francisco José Méndez Hidalgo (el Méndez)
3.- Raúl Gómez Molina (el Raúl).
El cuarto componente del grupo fue el Francisco J. Hidalgo Álvarez, el Maleno, que ya conocía el paño, al haber visitado la sede con anterioridad. Para rematar la noche, como a estas horas ya se había acabado el Fino Méndez, se echó mano de los recursos bracaneros, para dar paso a los brindis y el plato estrella, Pinchitos con chorizo, adquiridos en la remodelada plaza de abastos de Montilla a la hija de otro embajador, el Rafalín Camará. Como corresponde a una diera equilibrada, los pinchitos estuvieron acompañados por dos fuentes de ensaladita fresca.
Como cada jueves, otro que se fueron sin comer y sin charlar, dando paso a los digestivos. Todos los presentes aceptaron la propuesta menos uno, el Raúl, que siguió haciendo patria montillana bebiendo vino ¡Con dos cojones! Una semana más, estos individuos no tienen jartura. Cada día beben más y mejor el vino, al menos es lo que a mí me parece. No sé si habrán leído el poema de Enríque Hernández:

Qué bueno es para pensar
el vino de Andalucía.
¡No bebas vino para olvidar!
El vino es pura poesía
Cuando se sabe brindar
en reunión y armonía.

Y es que como dicen en la tierra, incluso en el limbo estamos de acuerdo, El vino es el único arte que se puede beber.


13 de mayo de 2014

13 de mayo de 2014 - Sin comentarios

Récord absoluto de embajadores




Decididamente, lo del jueves pasado fue una auténtica pasada. Mira que estoy acostumbrado a ver animaladas casa semana. Pues bien, no sólo acabo sobrepasado en cada quedada bracanera, sino que esto no tiene visos de solución. Por un lado el número de embajadores que recibió la sede para estrenar el mes de mayo fue de ocho ¡Como lo estáis leyendo! Récord absoluto. Todos ellos pertenecen a la Peña El Poema, con sede en la vecina ciudad de Montilla y, entre otros méritos, tienen un saque de vértigo. La verdad es que me dio la impresión de que es un grupete mu salao. Tienen las mismas ganas de pasárselo bien que mis colegas bracaneros, con la diferencia de que sus quedadas tienen lugar los viernes, en sede itinerante, acompañados de sus respectivas. Según pude escuchar en alguno de los corrrillos que se formaron a lo largo de la noche, tienen su origen en el Club de Salto de Comba de Montilla. Lo que comenzó como una actividad para hacer grupo entre los padres de los integrantes del citado club, se ha convertido en una reunión semanal donde también se adora al vino, entre otras bebidas y, por supuesto, se rinde culto a la buena gastronomía. De hecho, los ocho nuevos embajadores, que presentaré a continuación, llegaron hasta Brácana con unos entrantes de tronío: altramuces, un jamón entero con pezuña y medio queso manchego. Podéis imaginar el careto de mis compinches cuando cruzaron el umbral de Brácana. El grupo en cuestión estuvo formado por el Luis el Seco, el David Redondo, el Santi Carmona (este tiene para un capítulo entero), el Miguel Ángel González, el Francisco Alcaide (Paquito el músico pa los colegas), el Miguel Ángel Sánchez, el Antonio Rey (el Chico) y el José Antonio Galindo (al que algunos llamaron allí mismo el Niño de la Montera). Con esta terna, imaginar cómo se desarrolló la noche no es difícil. No obstante, trataré de hacer una crónica, en la que detallaré los momentos más destacados, que no estén sujetos a secreto de sumario.



Con la baja de la Pantera de la ITV y la tardanza de rigor de el Paticorto de las ondas, que sigue llegando cuando le sale de los compañones, poco después de las nueve de la noche, la fiesta estaba en marcha. Había ganas desde primera hora, como pude intuir por la entrada del presidente, portando una garrafa de ocho litracos de Fino El Maestro. Los aperitivos fueron esta vez abundantes y variados: altramuces, jamón al por mayor, queso a destajo, aceitunitas y pimientos fritos, que de vez en cuando fueron cubiertos oportunamente por jamón frito. A eso de las 23:00 horas, el personal dejó de darle a la mandíbula, aunque sin frenar el trabajo del gaznate. En ese momento llegó el Consejo de Ministros, en el que se repasó una vez más el futuro más inmediato de la República y se hizo el traspaso de poderes de la Secretaría General de Planificación General que, evidentemente, queda en manos de mi amo a partir de ahora, tras el buen trabajo realizado por el anterior responsable de este área. Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la entrega de un recuerdo por parte de la Peña El Poema, que tuvo a bien dejar constancia de su paso por Brácana, con un documento que certifica los lazos de hermandad creados entre ambos colectivos desde el pasado jueves. De todo el texto leído me quedo con la siguiente idea:
- Sirve de homenaje a tantos vendimiadores que han trabajado desde hace años para que encuentros como el que hoy tenemos, se repitan en el futuro ¡Ahí queda eso!



Poco antes de este emotivo momento, se llevaron a cabo los juramentos que, por el volumen de embajadores, acapararon esta vez buena parte de la noche. De todos, me quedo con el momento Santi que, no contento con la cantidad de vino ingerida con anterioridad, juró su cargo de embajador metiéndose un cancanasso directamente desde la jarra. Más de uno se esperaba un vuelco inmediato. No obstante, el latigasso sirvió de inspiración para una de las noches de blues más espectaculares, vividas a este lado del Mississippi. Antes de ello, el Ministro de Alimentación preparó un golpe de pinchitos de pollo para cerrar la noche gastronómica y tratar de empapar la media arroba larga de vino que ya había caído. De hecho, tras dar buena cuenta del Fino El Maestro, pasaron al Fino Andalucía, que los embajadores también habían previsto para su visita a Brácana.



Sin tregua, se metieron entre pecho y espalda un gazpacho traído por el Galindo, que tampoco sirvió para aminorar el ánimo. Más bien fue el acelerante necesario para que Brácana ardiera, en términos figurados, por los cuatro costados. El Miguel Ángel González echó mano de una guitarra y el Santi, poseído por el alma del mismísimo Ishman Bracey, emergió del Delta del Mississippi. El Blues del Prepare fue el tema estrella de la noche. Estuvo cargado de espiritualidad, con un estilo depurado, que rasgó la noche bracanera con un aullido de desesperación.



Poco tardaron en cambiar de estilo para interpretar las Sevillanas del Poema, esas que comienzan cargadas de contenido, con los versos del célebre poeta que dicen:
- No le pegues más al perro, me cago en tu puta madre.
La que se lio fue parda. Si minutos antes era el Santi el que fue poseído por el alma blusera, con las sevillanas se fundió el estilo más purista de Ecos del Rocío, con la voz más oscura del cantante de Sepultura. Fueron improvisando letras, a cual más innovadora e hiriente, hasta que llegó la hora de los digestivos, que tampoco perdonaron. Con ellos andaban, cuando el personal comenzó a abandonar la sede de manera progresiva.



Cuando sólo quedaban el Pijo del pádel, el Ministro de Alimentación, el Ligre y el Paticorto de las ondas, recogiendo los restos de la batalla, una nutrida selección de la Peña El Poema volvió al lugar del crimen. Menos mal que fue sólo un retorno fugaz, para dar las buenas noches. Bueno, a decir verdad, fue fugaz porque no quedaba hielo. Con una bolsita de más de piedras de enfriar en el congelador, hubieran esperado la llegada del alba cantando sevillanas y blues ¡OH YEAH!



Feliz noticia... entre vinos

Hoy estoy un poco más nostálgico y sensiblón de lo normal. El motivo no es otro que la espectacular noticia que conocí en la última quedada bracanera. Como contaba en la última crónica, por segunda semana consecutiva la sede de Brácana ha quedado desierta. Si hace algunos días los bracaneros se desplazan a la Bodega La Fundi en Montalbán, el pasado miércoles, que no el jueves, se plantaron acompañados de sus respectivas, en otro templo del vino, aunque poco conocido. Hace semanas que Rafalín el Camará visitó Brácana, dejando caer entonces la posibilidad de realizar una visita institucional a su bodega. Esta invitación ha ido fraguándose en las últimas días, hasta que por fin el día llegó. Como suele pasar en todas las quedadas conjuntas, esto es, de bracaneros y bracaneras, la salida fue un caos. Todos habían quedado a las 20:45 en la sede y, aunque la mayoría cumplieron el horario, hubo quien se coló de largo. A pesar de ello, alrededor de las 21:30 ya estaban en el punto de destino todos, además de dos incorporaciones puntuales. Una vez más, el Paticorto de las Ondas coló a otra  hermana de la Marina, esta vez la Marie Jose, que visitaba Montilla durante esos días junto a su compañero Michel. Por cierto, no veas el saque que tiene el francés. Poco tardaron todos en tomar temperatura: unas cervecitas para hacer el pie de cuba y a jierro con el vino. El Camará resultó ser un perfecto anfitrión. Sirvió vino a destajo, que para eso en definitiva se hizo la peregrinación y además, no escatimó en explicaciones sobre la manera de cuidar el vino de su bodega. Finos, olorosos, amontillados, tintos, rosados, vermouth.... todo un crisol de olores, sabores y sensaciones, que sirvieron de fondo a una velada tranquila y agradable, con la imagen al fondo de Montilla.



De jatería tampoco estuvo mal la cosa. Además de algunos embutidos, se jalaron, como alma que lleva el diablo, el primer chorizo embutido por la hija de el Camará, la Mari Ángeles, que apunta buenas maneras en el noble arte de la chacina.
A lo largo de toda la noche se hicieron muchos corrillos, con las charlas más variadas. No obstante, el más peligroso fue el que se iba formando a pie de botas. al más puro estilo de los mosquitos canilleros. A pesar de encontrarse fuera de Brácana, hubo convocatoria para el consejo de ministros, donde se me partió el corazón.


Tomó la palabra mi amo, mucho más nervioso e impreciso de lo habitual. Pensé que era culpa del vino pero la razón verdadera era el notición que soltó por su boquita. Cuando escuché las palabras Carmen y yo vamos a ser papás, se me aflojaron las patitas de la rama en la que me encontraba y pegué un jaquimasso que todavía me duele. Aún así, desde el suelo pude ver como manteaban a mi amo, mientras que la Carmela recibí todo tipo de felicitaciones.... en forma de besos, dado su estado ¡Maldito sea el Tucán maldito. Pues sí que se lo tenía callado el bribón! Podéis imaginaos el revuelo. El caso es que una cosa quedó clara entre gritos de todo tipo: si la criatura nace en jueves, se va a liar parda. El Ligre incluso apuntó que si mi amo no quiere asistir al parto, que el Tito Ligre estará presente. Todavía no me lo creo, para que os voy a engañar. La noticia fue tan impactante, que no tenía espíritu ni para volar . Tras subirme como buenamente pude al árbol, agarrándome con el pico y las garritas, quedé en estado de shock y ya no recuerdo mucho más. Entre brumas veía jarras de vino pasando, oía risas y comentarios de todo tipo y alguien que decía:
- ¡Esto parece un yesal!



Unos gorriones amigos que duermen a diario en los árboles de los Montes Bracaneros, me comentaron que vieron entrar a la trupe en la sede de Brácana, pasadas las dos de la mañana. Como al otro día era festivo, los tíos se pegaron un homenaje prolongado.
En fin, poco más tengo que comentar. La familia sigue creciendo y eso me emociona ¿Será niño o niña? Veremos a ver si no van a tener que cambiar el reglamento bracanero....

8 de mayo de 2014

8 de mayo de 2014 - Sin comentarios

Otra noche de locura



Como marca el Calendario Perpetuo de Brácana, el último jueves de abril mis amigos bracaneros llevaron a cabo la segunda visita a la Bodega La Fundi. Los que sois asiduos de esta bitácora anárquica, una veces semanal y otras quincenal, ya tendréis constancia de lo que sucedió hace ahora más o menos un año, en ese sagrado lugar. Pues bien, si leéis lo que pasó entonces, el 30 del abril del pasado año, podéis haceros una idea de lo que aconteció el pasado jueves: vino y comida pa rabiar y buen rollo por un tubo. Bueno, para ser precisos hubo algunos cambios respecto a la primera peregrinación a la citada bodega. En esta ocasión sí que hubo pleno bracanero, con la presencia del presidente, que esta vez no faltó a la cita. Además, a la siempre grata compañía de el Pichichi, hay que sumar este año la incorporación de el Mejías, compañero de trabajo de mi amo, de el Silencioso y de el ministro de Alimentación. Todos ellos, junto al elenco completo de bracaneros, pusieron rumbo, a eso de las nueve y media de la noche, hacia La Fundi. Allí esperaba puntual el gran Juan Castillero, al que sólo puedo calificar como un personaje curioso.



Según pude escuchar, la noche de antes acababa de llegar del Camino de Santiago. Después de recorrer chorrocientos kilómetros a pie, en solitario, se ve que la fatiga del trayecto no hizo mella, porque durante toda la velada parecía un ninja. Aparecía por el salón con una jarra de vino. Desaparecía de este lugar y se trasportaba en el tiempo y el espacio hasta el patio, para avivar las ascuas de la candela. De allí, entrando en el vórtice montalbeño, aparecía en las botas para llenar más jarras de vino y así de manera sucesiva, yendo y viniendo por toda la bodega, sin dar respiro al personal. Se nota que hay una química especial entre el Juan y los bracaneros, que ya han apuntado para el año que viene una nueva visita. Pero, centrándonos de nuevo en la noche de marras, tengo que decir que, desde la llegada, no faltó ni un detalle. Para empezar, unas tapitas a base de queso, cabeza de cerdo, jamón y, por supuesto, pienso de primera. Tengo que detenerme en este detalle, porque el Juan Castillero apareció con dos recipientes de pistachos, avellanas y otros frutos secos, que calificó exactamente de esa manera, como pienso de primera. Al parecer, según apuntó, hay pienso de primera, de segunda y de tercera. Los dos últimos suelen estar reveníos y, como pude constatar después, una vez que el personal perdió de vista los botes, llené el buche con avellanas, que eran de óptima calidad. Solventado el tema de los aperitivos, por llamarlos de alguna manera, el personal se sumergió en un mundo de sensaciones. Vamos, que empezaron a perder la cabeza con el vino. Hasta tres tipos diferentes sacó el Juan a lo largo de la noche. El primero estaba espectacular según el Pijo del pádel. El segundo y el tercero gustaron menos por lo que pude oir pero, aún así, siguieron apurando jarras.



No contentos con el atracón que se estaban pegando, pasaron la sección barbacoa. Este año, el anfitrión dio una vuelta de tuerca añadiendo a chorizos y morcillas, carne roja. Se pusieron como a nadie le importa, que diría el otro. A pesar de estar acompañados por una fina lluvia que cayó casi durante toda la noche, la climatología no impidió que todos disfrutaran del patio con olor a azahar de este vergel enológico de la Campiña cordobesa. por no falta ningún detalle, no faltó ni el café. El Pichichi se plantó con una maquinita con cápsulas, de esas modernas. Al principio todo fueron coñas pero, al final, todos se metieron un café calentito entre pecho y espalda. Entre vino, comida, café, dulces de ca Bellío, y los digestivos de rigor, se pasó un nuevo jueves bracanero, que sirve de preámbulo a una nueva peregrinación para cerrar el mes de abril: la visita a la bodega de Rafalín el Camará. Ya os contaré.