Catas y Jueves productivos
Y de clásico a clásico.
De jueves a jueves, es decir de la petanca a la cata ciega. Sin duda, arranque
intenso de mes y de curso, y es que se les ve con ganitas. El segundo jueves de
octubre (jueves 9) tendría lugar la IX Cata Ciega de Brácana, un evento
instituido en la República que al más puro estilo Guadiana, aparece y
desaparece en el tiempo. En esta ocasión se retoma la actividad tres años
después, ya que la última se celebró en diciembre del veintidós. Hasta entonces
de todo un poco, vinos embotellados, en rama, de bodegas, de aficionados a sus
barriles, de nuestro marco regulador, de fura de él. Un totum revolotum que
también ha tenido sedes diferentes en su ubicación, desde la propia sede hasta
Bodegas Cabriñana, pasando por La Cañada Navarro. Como digo toda una
experiencia de sabores, colores, olores, intensas frases y diferentes lugares.
Para esta novena
edición el maestro de ceremonias e ideólogo de esta aventura sensorial, El
Abertxale de ca Bellido, tomó rutas diferentes para asomar los vinos a la cata
ciega. Por su puesto todos marinados de manera correctísima y bajo la atenta
mirada de los tres invitados de honor de este año. Luis Giménez Alvear, Manuel
Jiménez del Pino y el joven y prometedor Jonás Reyes. Los dos primeros son
boinas verdes en Brácana y también en este evento, mientras que el tercero
debutaba con picadores.
Pero vamos al tajo, y
es que la cosa, tubo doble sesión, ya que tras la tradicional cata ciega,
Manuel Jiménez quiso deleitar al personal con una cata vertical de uno de los
vinos de parcela de Los Insensatos, proyecto que comparte junto a su hermano Santiago
y a los forajidos hermanos Adamuz.
Arrancó la primera cata
de la noche con Mar de Cerros de Bodegas el Pino de Moriles, para tal vino la
frase elegida fue la siguiente: ¡No beberé vino antes de que sea hora¡ Ok, es
hora. (Groucho Marx)
Tras el ratito de rigor
para tapear y comentar se pasó a un Fino Cancionero de la Coop. Jesús Nazareno
de Baena. Para tal vino, tal frase: Lo único que lamento en la vida es no haber
bebido mas vino. (Ernest Hemingway).
Y para cerrar un Fino
Solera Fundación 1.930 de Bodegas Navarro, para este vino el Abertxale tiró de
Humphrey Bogart. El mundo entero tiene más o menos tres vasos de vino de
retraso.
A estas alturas ya iban
a gusto, nadie tiraba nada, todo para dentro. Es la única cata de las que he
estado, y van unas pocas, en las que no hay escupideros. Todo para dentro, con
la escusa de que las copas apenas tienen vino.
Tras un ratito de
charla distendida y llenando el estomago. Manuel Jiménez del pino como gran
conocedor de los terrenos que pisaba, reclamó la atención del personal para
iniciar su cata. Lo bordó dos veces, una en el momento de arrancar para que el
personal no se despistase mas, y otra cuando dio la cata.
La cata vertical de un vino
de parcela, concretamente la de “El Lechinar”. Solo un fallo se le puede
atribuir y es que dudó del conocimiento por parte de los bracaneros de los
vinos que dan esa parcela. Creo recordar que mi amo, subrayó que durante la pandemia
se había nutrido de dichos vinos, incluso cuando estuvo aislado.
Dicho esto disfrutó
mostrando el vino a través del tiempo. Su evolución con los años, como se
moldean los tonos, los aromas, los sabores. Cinco añadas de “El Lechinar”. Otra
manera de interpretar la uva Pedro Ximénez, la autentica joya de la corona.
Incluso la última, la del veinte cuatro aún no ha visto la luz en el mercado.
Todo un honor para los bracaneros poder disfrutarlo ahora y tener la
oportunidad de hacerlo en el futuro.
En definitiva, como dice el eslogan: otro, Jueves
Productivo.