6 de febrero de 2012

6 de febrero de 2012 - Sin comentarios

Rendidos a los caldos de las Bodegas Chesa.


Ciento tres semanas han tenido que pasar para que se diera por primera vez un hecho histórico en la TERTULIA de VINO FINO, y lo pongo con mayúsculas ya que la cosa es bastante fuerte. A eso de la primera hora más temprana del día (la una de la madrugada) los bracaneros abandonaban la sede institucional sin probar ni una sola gota de vino fino.
No es que se hubiesen marchado de vacío, ya que por aquello de ser el primer jueves del mes tocaba el apartado de Vino del Mundo… Colocones Diferentes, y en esta ocasión recurrieron a la D.O Somontano.

Pero voy a entrar en materia.
Pronto, muy pronto para lo que suele ser habitual los bracaneros estaban al completo en la sede. Los primeros una vez más en llegar fueron el Ministro de Alimentación y mi amo. El primero se lió, nada más llegar con el jamón, mientras que mi amo se puso a trocear unas verduritas que luego serviría salteadas.

La cosa iba bastante encaminada, y tras saludarse unos a otros haciendo el pie de cuba con una cervecita, dieron paso a la degustación de los vinos. Normalmente suele ser un vino acompañado de algún plato. Pero en esta ocasión la sección Vino del Mundo… Colocones Diferentes, contó hasta con tres vinos diferentes.
Mientras mi amo daba los últimos retoques a la verdura “el paticorto de las ondas” servia un vinito blanco, concretamente; Blanco Joven Chesa Gewurztraminer. Once copas alineadas en barra esperaban su porción de este vino de tierras aragonesas. “el paticorto” iba vertiendo de forma cuidadosa el brillante vino blanco, mientras que mi amo servía la verdura en dos platos hondos. Tras hacerlo tomo un pequeño folleto para narrar las características. Los bracaneros tomaron sus copas, levantándolas y buscando la luz como fondo para examinar la tonalidad del vino. Luego en boca se sorprendieron con el regusto a cítrico que este dejaba. Sin duda el contraste con el dulzor de las verduras hacía un maridaje particular. En plena degustación mi amo, pasó la palabra a “el paticorto” que narró a los bracaneros la curiosa leyenda que cuenta que la uva Gewurztraminer, fue el germen de la variedad de Pedro Ximénez. Al parecer y según cuenta la leyenda los tercios de Flandes que andaban haciendo campaña por el Rin, llegaron un poco mas lejos de esta zona y a la vuelta a los territorios de la Corona Española trajeron las “varetas” de dicha variedad, que a la postre darían con nuestra Pedro Ximénez.

El segundo vino un Tinto Joven Merlot-Cabernet sirvió para apurar las verduritas y dar paso al Consejo de Ministros. “El paticorto” repitió la operación de forma meticulosa, y mientras lo hacía mi amo dio algunas notas de las Bodegas Chesa, que cerca de Brabastro y  a los pies de los Pirineos cuenta con diez hectáreas de viñedos propios que son la esencia de sus maravillosos caldos.

La parada en la cata de vinos llegó con el Consejo de Ministros, donde se trataron temas muy importantes y propuestas muy interesantes. En primer lugar se aprobó el cambio de fecha para la excursión a Brácana. Quedando fijado el día 19 del corriente (domingo de carnaval). Posteriormente tomo la palabra “el abertxale de ca bellio” para proponer una exposición itinerante de fotografía y poesía, que fue acogida con algarabía por el personal. Posteriormente y para terminar el Consejo de Ministros “el paticorto” hizo entrega a la Biblioteca de Brácana Center de un ejemplar de la guía de  Prevención en Riesgos Laborales en el Sector Vitivinícola. Editado por el Instituto Andaluz de Prevención.


Y tras la obligación llegó nuevamente la devoción.
Y la devoción tomo forma de vino y jamón. Tocaba la tercera entrega de las Bodegas Chesa, ahora el protagonista fue el Tinto Roble. Caramelo, moka, vainilla y torrefactos se fusionaban con el jamón y el aceite en una conjunción llena de aromas, sabores, colores y olores. 65% de Merlot y 35% de Cabernet Sauvignon y los meses en roble americano y frances tenían la gran parte de culpa. Los tertulianos disfrutaron de lo lindo dando al Tinto Roble de Bodegas Chesa la máxima nota.
Tanto gustó el tinto que para el plato estrella de la noche siguieron deleitándose con él.
Y fue cuando el Ministro de Alimentación plantó el lomo en manteca “colorá” con setas, cuando de forma inconsciente volvieron a llenar los catavinos del mencionado tinto, sin que ninguno de los tertulianos echara en falta el vino fino de la tierra. Hicieron la ya tradicional sonata de tenedores sobre la mesa central para después pasar a los brindis y saludos habituales.

La carne buscaba al vino, las setas al pan y los bracaneros hacían corrillos alrededor de la mesa charlando de lo divino y de lo humano. Todo supo a gloria y en especial las setas, ya que se trataba de las primeras setas bracaneras recolectadas en la misma mañana del jueves, en la finca los brigiditos, perteneciente al programa de cultivo de agricultura intensiva de la República de Brácana.
En el otro extremo de la sede, concretamente en la pared de la cocina la jarra de acero inoxidable que a lo largo de estos dos últimos años ha visto verter en su interior litros y litros de fino permanecía colgada del copero, lo hacía de manera resignada, sabedora de que en esta ocasión le tocaba ser un invitado más a la tertulia.
 Yo por mi parte, observaba como este grupo de locos enamorados del vino seguían inventando historias que hacen que jueves tras jueves renueven sus ilusiones.

Pero aquí no acabó la cosa, aún quedaba el postre, y otra vez “la marina” inventó.
Esta vez movilizó a la tropa para que no pasaran por alto el día de la Candelaria. Y siguiendo una tradición enraizada años atrás en casa de la familia Luque – Navarro consiguió que terminaran la quinta asamblea del año a golpe de crepes.
Nutella o azúcar y limón, azúcar y limón o Nutella. A estas alturas era cuestión de gustos, y por supuesto todo ello acompañado de Pedro Ximenez.

Una noche mas los digestivos pusieron el punto y final a otro jueves bracanero.

Ah, se me olvidaba, en esta ocasión, “el silencioso” que llegó tarde fue el pinche de la noche.
Una noche en el que ni la ola de frío siberiano enfrió el ambiente en Brácana Center.

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