16 de noviembre de 2022

16 de noviembre de 2022 - Sin comentarios

27-10-2022 LOS VERDONCILLOS DE ALVEAR

 La última tertulia del mes llegaba vísperas de Alogüí, (¿que no se escribe así?) es que aquí, en el limbo, somos de noche de difuntos y día de todos los santos. Tener en cuenta que en el limbo las almas que vagan de un lado a otro son bastante puristas, y hay un rechazo importante a las costumbres americanas. Por ejemplo, no hay Burger King ni McDonals, pero no faltan tabernas con manteca colorá, callos con garbanzos, o flamenquines. Tampoco hay coca cola, su lugar lo ocupa las gaseosas amasari para los menores, y carajillos, sol y sombra, coloraillos y vino fino para los mayores.

 Podría seguir enumerando las diferencias pero necesitaría un día completo para detallar tanto matiz. Con lo que prefiero entrar a matar y contaros lo que me encontré el último jueves del mes (27/10/22). La sede parecía más que nunca un centro de acogida, ya se que en varías ocasiones lo he definido así. Pero os juro que esa noche realmente lo era. Llegaban de dos en dos, solos, incluso de tres en tres, y para remate, con la noche bastante avanzada, alguno llegó con el disfraz correspondiente al dicho Alogüì. 

Los invitados en cuestión, no eran otros, que la nueva camá de empleados de las Bodegas Alvear, vecinos de nuestra república, y por la que los bracaneros muestran una especial devoción.

Al parecer hay una renovación importante en dicha entidad, y para que los verdoncillos de Alvear aprendan “el alterne” fuera de “el taberneo” con vino de verdad (Fino nº 9) y con buenas viandas… pues el mejor master en estos ambientes es, sin duda, una noche bracanera.

En esta ocasión iré nombrando y adjetivizando a cada asitente a la tertulia de la mejor manera posible, de antemano pido perdón por aquello de equivocarme en algún momento ya que la avalancha fue importante.

Luis Cruz, veterano de guerra, de pollo nada, tiene más años que un bosque y ejerció como embajador y guía espiritual de los novatos. 

Jesús Roldán, verdón en Alvear pero embajador bracanero, era el otro guía de los novatos. 

Manuel Peinado, ralentí alto, del clan de los Peinados e hijo de un combatiente de la vida. 

Sergio Ruz, ralentí medio, amante de la Estrella de Galicia fresquita, y cada día más de los vinos güenos. 

Paco Hierro, el shaolin de Alvear, también ralentí alto y maestro tocando la caja.

Adrián Ramírez, de repente un extraño pasando desapercibido. Jonás Reyes, de Gibraleón a Brácana, domando gacelas. 

Victor Arroyo, pontanés y trotamundos con la cidra por bandera. 

Eduardo Sussana, rutero del vino,truhan de la vida, y mejor tertuliano. 

Hasta aquí, todo normal. Bueno de normal nada, pero que voy a decir. Recordar que todos aportaron viandas, vinos finos, tintos, y sobre todo su inmejorable presencia. Pero faltaba la guinda del pastel. Y es que a eso de las once y poco de la noche apareció en la sede Cruella de Vil con su pequeño dálmata en la mano, despistando a los veinte elementos que a esas horas flotaban en el ambiente, incluso alguno levitaba en amarillo.

Y cuando la revolución estaba montada y el frenesí descarrilaba por los entresijos bracaneros, el Ministro de Alimentación tuvo a bien, echar a templar las almas y calmar los estómagos con unos garbanzos con choco y langostino que…

No puedo definir con palabras lo sucedido a partir de este momento, por tanto, dejar correr la

imaginación, y seguramente os quedaréis cortos. Esto va a peor.


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