19 de octubre de 2011

19 de octubre de 2011 - Sin comentarios

!Bracacenter!


Juro prometer y prometo que todo lo que vea, oiga y viva en Brácana Center queda bajo secreto de sumario.
Esta frase tan simple resulta ser el texto con el que los embajadores realizan el juramento cuado visitan la sede institucional, para terminar con tres gritos de ¡Bracaneros! Que son replicados por el personal con sus tres ¡aú!, ¡aú!, ¡aú! correspondientes. Pues bien, siendo una cosa tan simple como es, la mayoría de ellos no acaban de entonarla correctamente, y sobre todo el punto donde la mayoría de ellos atrancan es en la pronunciación de BRÁCANA, que como podéis ver esta acentuada en la primera vocal. Los hay que han dicho Bracána, otros Bracaná. Pero el culmen ha llegado esta semana cuando uno de los embajadores invitados, concretamente “el antonio barranco”, al terminar de leer el texto y tras hacerlo como buena mente pudo, y llegado el momento de gritar el ¡Bracaneros! antes mencionado, no tuvo otra ocurrencia que cambiarlo por un ¡Bracanacenter!, que despistó al personal y de paso arrancó las carcajadas de rigor.

Pero esto que os cuento sucedió con la noche ya avanzada ya que la cosa comenzó a eso de las nueve de la noche, horario oficial de apertura de la sede institucional. Además tengo que decir que comenzaron con ritmo, ya que nada más que llegar mi amo, unos minutillos después de la hora mencionada, se puso a preparar el chorizo a la sidra. Los embajadores fueron puntuales y además hicieron acto de presencia cargaditos de varios manjares. En pocos minutos había pleno, a excepción de “el paticorto de las ondas” que suele llegar algo mas tarde. Bueno en esta ocasión hubo una baja que sorprendió al personal y es que “el niño” faltó por primera vez a un conclave y lo que es peor lo hizo tras anunciarlo mediante un sms a su colega “el aijao”, y sin aclarar las causas.
Mientras el chorizo se iba cociendo en la sidra el Ministro de Alimentación entretenía al personal con unas avellanitas, unos tomatitos cherry y unas “pataticas salaillas”.
A eso de las diez menos algo salió el chori que se sirvió como tapita en barra acompañado de Fino el Despiste, momento en que el Presidente comunicó la trágica noticia de que el Fino el Maestro se ha echado a perder. Esto provocó tal desolación que solo el “Tubular Bells” de Mike Oldfield consoló algo al personal, que cariacontecidos apuraron con sopas de pan el chorizo.
La noche continuó con tertulia a pie de barra y con la llegada de “el paticorto de las ondas”, que aunque no probó el primer plato de la noche participó de la tertulia que iba desde los movimientos sísmicos cerca de la Isla del Hierro, al Chisquela pasando por las altas temperaturas que aún sufrimos en pleno mes de octubre, o por el capitulo de reminiscencias que mi amo leyó.

A estas alturas el Ministro de Alimentación se encontraba en plena preparación del plato estrella de la noche, momento que aprovecharon para pasar al solemne acto de juramentos de invitados. El primero en jurar bandera, como así le llaman a dicho acto fue “el pichichi” que no lo entonó muy mal del todo, y luego lo hizo “el antonio barranco”. Acto que ya os he narrado al comienzo del pasquín.
Y de los juramentos a la mesa grande para degustar el surtido de plancha con frutos del mar a base de sepia y pez de limón. Y antes de meter el tenedor, lo de siempre. Sintonía del preludio de la buena mesa, que consiste en que todos los bracaneros y embajadores alrededor de la mesa siguen con tenedor en mano el ritmo marcador por “el silencioso” hasta que este y tras ir incrementando el ritmo del golpeo sobre la formica, para en seco intentando que nadie se pase en los toques. Luego los saludos y ya por fin degustar el plato elegido.
A estas alturas cualquier persona en su sano juicio daría por finalizada la cena, si acaso alguna fruta o algún heladito para rematar antes de los digestivos, pero que va, de eso nada. Aún quedaba un par de golpes de comida, y para “efalagar” decidieron animar un poco la noche musicalmente con unas rancheritas de parchís que pinchó “el ligre” (mitad león, mitad tigre). Eso les volvió a abrir el apetito, si es que lo habían perdido, y plantaron sobre la mesa central un par de empanadas. Una de jamón york y queso y otra de atún con tomate, para amenizar seguían pegándole al Fino el Despiste y la banda sonora alternó a El Puma, con Rafaela Carrá, el himno, o Estopa. Para no perder el ritmo engancharon las empanadas con una caja de coñazos acompañados de los digestivos. Momento que aprovechó “el pichici” y con la música de Dire Straits de fondo, para explicar la elaboración de los coñazos que realiza diariamente en “Ca bellio”.

De aquí al final poco que destacar. Hora “di napoli”, tertulia recordando el último terremoto gordo en Montilla, “rabotazo” rápido saneando la sede…

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