6 de marzo de 2012 -
Sin comentarios
Ibéricos y Verdejo de Rueda.
Tertulia 107, Asamblea 9.
La asamblea de esta semana empezó de lo más audiovisual
posible.
“El pasicorto de las ondas” apareció con un “pendrai” donde
llevaba el famoso libro que los tiene locos. Bueno, dicho de manera correcta,
el Primer Tomo de la
Enciclopedia de la Historia de Brácana (creo que así lo llaman). Lo
estuvieron ojeando y a la par recordando las tertulias del año 2010. Mientras
lo hacían el Ministro de Alimentación le pegaba otro golpe al jamón, del que ya
se va viendo el hueso. Cuando terminaron, fue mi amo el que en otro “pendrai”
enseñó al personal que a esas horas ya había llegado a la sede, un video de la
visita a Brácana City. Concretamente cuando los bracaneros de Brácana Cénter
subieron al escenario de la fiesta para hacer entrega a Fernando (alcalde de
Brácana City) de los catavinos de recuerdo.
Una vez terminada la sesión audiovisual pasaron a degustar
una crema de jamón en tapita en barra. A esas alturas aún faltaban por llegar
“el aijao”, “el niño” y “el ligre”, que lo hicieron sobre las 22`05h de la
noche (hora bracanera). Fue entonces cuando “el Presidente” y “el silencioso”
comenzaron con las cuentas, que se alargaron hasta altas horas de la noche
debido a un descuadre de 20 euros.
“El ligre” fue centro de atención, bueno mas bien “la
charito” que anda ingresada en Córdoba desde donde su esposo había llegado un
rato antes. Desde aquí en el limbo le deseamos una pronta recuperación. “El
ligre” narró las peripecias a las que se vieron sometidos en el Hospital hasta
que por fin a “la charito” la ingresaron en planta para poder diagnosticarla y
tratarla posteriormente.
Mientras “el presidente” y “el silenciosos” seguían a lo
suyo, ajustando los pagos del mes de marzo y cerrando las cuentas de la
excursión a Brácana City. Por otro lado mi amo comenzó con los preparativos de
la cata del apartado Vinos del mundo, colofones diferentes, que en esta ocasión
tenía como protagonista a un Marqués de Irún verdejo 2009 de las Bodegas del
mismo nombre y de la D.O
de Rueda. Y si mi año preparaba la cata, el Ministro de Alimentación no paraba
de servir en barra productos relacionados con el cerdo ibérico, colocando en la
barra de la sede tocino de veta, cabeza de cerdo, salchichón ibérico… y claro
con tanto manjar en la barra fueron varios lo bracaneros que le metieron mano
al verdejo antes de que mi amo diera las notas de cata.
Como pudo mi amo ordenó al personal y pasó a comentar las
excelencias del Marqués de Irún. Como suele ser habitual llegado este momento,
la asamblea se convirtió en una tertulia de color, olor y sabor, donde cada
cual comentaba que sensaciones le aportaba el verdejo 2009.
Y casi sin tregua pasaron a degustar, ahora sí en la mesa
central, un combinado de ibéricos donde el pique del chorizo fue el
protagonista y la escusa a la vez para empezar a degustar el Fino Patahierro en
sus dos variedades, Bota Nueva y Bota Vieja. Tras la degustación de ibéricos y
finos hicieron un receso a tanto comer y
se pegaron un ratito de charlita, a excepción de “el presidente” y “el
silencioso” que seguían atascados con las cuentas. Tampoco mi amo, intervino
mucho en los corrillos, ya que andaba entre fogones preparando el plato
estrella de la noche, u salteado de verduras que ayudara a bajar un poco tanta
grasa.
Con las verduras llegaron los brindis y saludos y poco
después, y ya por fin, el cierre de la caja. Momento que aprovecharon los
bracaneros para increpar a “el presidente” y “el silencioso”. Incluso hubo
quién pidió la dimisión de ambos. Entonces “el presidente” quiso justificar su
falta de concentración a la hora de hacer la caja de un modo muy particular, y
es que según contó una plaga de fallecidos a entrado la calle donde reside en
la vecina localidad de Montilla que se ha llevado “palante” en las últimas
semanas hasta a cuatro vecinos. A este hecho algún bracanero se dirigió a “el
presidente” con la siguiente pregunta: Maestro ¿porqué numero va?, ¿de momento
te pilla lejos?. Risas y carcajadas sonaron en la sede como respuesta.
Y de aquí al final poco más, digestivos, algo de P.X, y piña
en lata para poner la guinda a una asamblea algo desordenada, en la que por
primera vez en mucho tiempo no hubo consejo de ministros y en la que “el pijo
del padel” fue el pinche.
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