20 de octubre de 2015

20 de octubre de 2015 - Sin comentarios

A ciegas con el vino


Comenzando como estamos el mes de octubre, hoy me toca referirme a uno de los eventos que van haciéndose un sitio en la apretada agenda bracanera. Ya sabés que  desde hace algunos años, el primer jueves de octubre queda reservado para la tradicional Cata ciega de vinos, que realizan mis compiches, bajo la coordinación de el Abertxale. Pues bien, este año le han dado una vuelta de tuerca al asunto porque han ido más allá, buscando el lado más comercial del vino fino. Así que recuerde a memoria abierta, en años anteriores han catado vinos en rama de bodegas y cooperativas, y también de particulares. Pero claro, faltaba echarle una vista, un olfato y un deguste, a los vinos que las bodegas y coooperativas de la zona ponen en el mercado envasado en botella y que, además, fueron adquiridos en superficies comerciales de la localidad.


Las personas que son asiduas de este blog, ya sabrá cómo funciona toda la organización de la Cata Ciega. El coordinador del evento elige tres vinos -que sólo él conoce- y luego, tras la cata pertinente, cada uno opina, critica o, elogia, según proceda, y por supuesto, se lo bebe. Para este día tan señalado, mis colegas tuvieron la visita de un personaje tan querido como el Fernando Giménez, que sigue aprovechanod la menor ocasión que le brinda la agenda, para pegarse un desmarque en Brácana.
Antes de entrar a repasar los momentos más destacados de la cata, tengo que hacer referencia al nuevo vino que se probó en Brácana el jueves pasado. Vino naranja Condado de Huelva acerté a leer en la etiqueta y, la verdad, el nombre no me dio muy buena espina. El caso es que el hermano de el Abertxale anduvo por tierras onubenses y, sabedor de los gustos vinateros del personal, no dudó en ajenciarse cinco litracos. El detalle fue agradecido pero el vino, todavía sigue en la sede porque más que probarlo se mojaron los labios soltando impropierios de todo tipo en la mayoría de los casos. Ya se sabe, sobre gustos... no hay nada escrito.


A lo que vamos. Hablemos de vino fino, que es el verdadero motor de toda esta historia.
El primero de los vinos catados fue Fino Tres Palacios, elaborado por la Cooperativa La Unión de Montilla. Como sucede cada año, para cada vino se elegió una cita que, en el caso del citado anteriormente fue la siguiente:
Un buen vino es como una buena película; dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en casa saboreador. (Federico Fellini)
El segundo de los vinos que se probaron también se elabora en Montilla, en concreto fue María del Valle de Bodegas Gracia, que también tuvo su cita vinatera pertinente:
Quien sabe degustar no bebe jamás el vino, sino que degusta secretos (Salvador Dalí)
Por último, el terceor de los vinos que se mostraron en la Cata Ciega del año 2015 fue un vino no menos clásico de la denominación Montilla Moriles como Los Amigos de Bodegas Pérez Barquero, que se cató bajo la siguiente cita anónima:
Yo cocino con vino y a veces incluso se lo echo a la comida (Anónimo)
Esos fueron los tres vinos catados y, como en botica, hubo opiniones para todos los gustos. Poco sabor, buen olor, le falta color, es el típico sabor del vino de Montilla.... Fueron algunos de los calificativos empleados, que fueron muchos y variados. No obstante, hubo una denominador común para todos ellos: que no tienen ni punto de comparación con los vinos en rama que se prueban en Brácana jueves a jueves.


También hay que hacer mención a la comida de la noche que, de manera unánime, levantó aplausos y elogios entre el personal. Esta vez no hubo plato estrella sino tapitas en mesa, que no en barra. Comenzando por el rejo de pota frito, siguiendo por los salmonetillos y cerrando la tanda con unos bocatas de calamares, el personal se puso una vez más hasta arriba. Además no perdonaron la torta de azúcar de ca Bellío para rellenar hasta el último hueco de sus expertos y agradecidos estómagos.
Mientras trasegaban vino y afilaban colmillos, no faltó la charla, esta vez en torno al mundo del vino.


La presencia de el Fernando Giménez sirvió para repasar un buen puñado de anécodas de Alvear y, afortunadamente, para probar más vinos todavía. No contentos con los finos, también le metieron mano a las botellas de Acilates y Zarcita, este último todavía no comercializado, que Bodegas Alvear elabora bajo la denominación de origen Ribera del Guadiana.
¡Como a nadie le importa!

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