10 de noviembre de 2015

10 de noviembre de 2015 - Sin comentarios

Sexo, vino y rock and roll

Imagino que el título de este nuevo post es más que sugerente, pero es que justamente es lo que se vivió en Brácana el pasado jueves. No penséis que aquello se convirtió en Sodoma y Gomorra, porque no fue así. Simplemente me refiero a que toda la noche giró en torno al sexo, el vino y el rock and roll. Esta curiosa terna de conversación, se debe al pelaje y las características de los invitados que pasaron por la sede la última semana.


Vamos primero con el vino y el rock and roll. El catado en la última tertulia se llevó los mejores calificativos. El caso es que una vez más Brácana contó con la siempre bienvenida figura de el Pepín Carbonero, propietario de Bodegas Cabriñana, bodega rockera por excelencia. Como el pájaro ya conoce la tela del paño, se presentó allí con un vino de campanillas, del que sólo quedó el envase como testimonio. Evidentemente, el Pepín Carbonero, vino acompañado de su fiel escudero, o viceversa, el Rafa Jiménez, al que se le olvidó la cámara de foto. Aunque esto ya es raro de por sí, tiene como explicación el que daba por hecho que el Maestro cubría la faceta fotográfica de Brácana. No obstante, el todavía presidente de la República no apareció, alegando motivos físicos, de manera que hubo que apañarse con la cámara de el Paticorto, que siempre está al quite de estos asuntos, como responsable del área de comunicación de Brácana. Justificado el capítulo del vino, también hay que hablar de rock and roll. Junto a el Pepín Carbonero y el Rafa Jiménez, pasó por la sede el pasado jueves el Pepe Torres. Según pude escuchar, es bien conocido en la vecina localidad de Montilla por su virtuosismo a la guitarra, y dentro de algunos días actuará en la Fiesta del Mosto Nuevo que cada año celebra Bodegas Cabriñana. Os podéis imaginar por tanto, que buena parte de la conversación, firó el pasado jueves en torno a la música y, en especial al rock and roll.


Falta por desarrollar el apartado del sexo, y este bien merece un capítulo al margen de todo lo anterior. Junto al trio de invitados, citado anteriormente, Brácana contó la semana pasada ocn la presencia de uno de los médicos de cabecera de la vecina ciudad de Montilla. El Juan Bautista es un veterano de guerra, con más muescas que las pistolas de Billy el Niño. Por ello, desde que pisó la sede, mantuvo al personal embelesado con sus anécdotas médicas que vas desde los divino a lo humano, pasando por los elementos más terrenales. El caso es que la conversación fue derivando hacia las relaciones sexuales y, en concreto, a los diversos casos clínicos que el doctor ha atendido en su consulta. No voy a comentarlos por no herir la sensibilidad de los lectores menos radicales, pero creo que podéis haceros una idea aproximada, sin entrar en detalles.


De lo que sí dejaré constancia es de la expectación que creó la larga disertación de el Juan Bautista sobre el sexo tántrico. Coño, para qué voy a engañaros. Me interesé por el tema hasta yo, y eso que soy un pájarito. Según parece, es una disciplina oriental que se practica desde hace chorrocientos años, que tiene que ver más con el enfoque mental de la cuestión, que con el hecho sexual en sí mismo. Lo voy a decir suavito para que se vea que algo se me pega de mis compinches del limbo. En el sexo convencional, las personas buscan llegar al orgasmo preferentemente por una relación genital. Sin embargo en el sexo tántrico se busca la unión de la pareja de muchas formas, de manera que se logre retrasar el punto máximo de placer. La verdad es que dicho así suena sugerente, tanto que mis colegas machacaron a el Juan con sus preguntas y, todo hay que decirlo, se fueron más calientes que un soldado en Ibiza. No sé si alguno de ellos lo practicó por la noche aunque, habrá que estar atentos por si vuelve a salir el tema en las tertulias siguientes.


Como os decía fue una noche por tanto de sexo, vino y rock and roll... ¡Vaya nochecita! Por cierto, que se me olvidaba, en lo referente a la jatería, no faltaron las tapitas de rigor, con la inauguración pertinente de la temporada de jamón y aceite pa mojar sopas. Además, se jalaron unas papas a lo pobre con huevos al paso, sin perdonar los digestivos de rigor, con los que cerraron la noche. La próxima semana más, con peregrinación incluida, según pude escuchar, a las instalaciones de Cabbeer, firma de fabricación de cerveza artesana en la vecina ciudad de Montilla. Ya os contaré.

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