26 de noviembre de 2019

26 de noviembre de 2019 - Sin comentarios

Noche de presentes en La Fundi

Pasada ya la Semana Santa y todas las fiestas, religiosas o laicas que ello conlleva, Brácana vuelve a la rutina semanal. Dicho en plata, a peregrinar cada jueves a Tierra Santa o a aquellos lugares del mundo en los que se puedan encontrar buen vino y buenas viandas. Sin ligar a dudas, uno de ellos es La Fundi, mítica bodeguita de la localidad de Montalbán, regentada por el no menos mítico Juan Castillero. Los que seguís esta bitácora sabréis que, metidos ya en primavera, cada año el pueblo bracanero hace una visita a este lugar.


El único fin de esta peregrinación es testear la evolución de las diversas botas que allí reposan y, ya de paso, hacer un repaso de las diferentes carnes que pueden encontrarse en los mercados más exquisitos. La verdad es que salvo algunos detalles, poco cambian las visitas de un año para otro: llegada, saludos, vino, comida, charla, más vino, más comida, risas, charla, vino, comida... y digestivos. Tal es el buen rollo que tienen unos y otros, que ya la visita a la Fundi se ha convertido en un intercambio de regalos. Así pasó el último jueves de noviembre. Por un lado hay que destacar los que recibió el Juan Castillero. Esta vez, el pueblo bracanero no se ha roto la cabeza buscando presentes y ha tirado de la siempre clásica foto de grupo. Eso sí, envejecida a sepia y enmarcada como procede.


Mucho más original y práctico fue el regalo que llevó el José Luis Rodríguez. Colega de el Juan Castillero y  también de mis compinches, aprovechó la diáspora bracanera para darse un salto hasta Montalbán y compartir vino con todos ellos. Eso sí, llegó a La Fundi con un barril lleno de whisky escocés de los que quitan el sentío. No aportó regalos, pero sí su presencia el José María Domínguez, amigo personal de el Juan Castillero, llegado desde La Rambla. Según pude escuchar tiene una empresa de hormigón, que se ha encargado de aportar tal material para la gran reforma acometida en la Fundi años atrás. Era de esperar que Brácana tratara de sacar provecho de esta situación y ya tiene apalabradas unas cuantas hormigoneras por si fuera menester ampliar la sede hacia los terrenos colindantes, propiedad de la Monarquía de Alvear. Si creéis que el tema de los regalos quedó ahí os equivocáis.


Mis compis tuvieron un detalle con el Pichichi, chófer oficial de Brácana, entre otros menesteres. Como era su cumpleaños, le encalomaron un dorsal con la fecha de su nacimiento, además de una camiseta con la fotografía de Rafael Moreno Aranzadi, goleador del Athletic de Bilbao a principios del pasado siglo, conocido precisamente con el sobrenombre de Pichichi. Y como de regalos iba la cosa, el Pichi quiso corresponder con una tinajita de madera para meter los bag in box de vino personalizada para Brácana. Lo dicho, un día de regalos que ríete tú de los Reyes Magos.



No quiero pasar por alto la presencia en La Fundi un año más de el Negos. Sigue haciéndose el manso, buscando el perdón bracanero por los constantes desaires que ha tenido en tiempos pasados. Pero como esta vez tampoco acudió con su celebre tortilla, pues se queda un año más sin indulto.


Y así, entre regalos y charlas, vino y comida, pasó un año más la peregrinación a La Fundi. Aún así, ya planifican la próxima quedada en Brácana, a la que seguirá un nuevo viaje hasta la mítica bodeguita de el Juan Castillero.


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