2 de diciembre de 2019

2 de diciembre de 2019 - Sin comentarios

Cuestiones de pedigrí

Como bien sabéis, y para el que no lo sepa se lo cuento yo, cuando llegué a esta santa familia bracanera, lo hice de la mano de mi amo, que por aquel entonces andaba listo de papeles. Presentándome en sociedad como Punselito, un diamante tropical. Hasta aquí todo bien ¿verdad?


¡Pues no! Estáis todos muy equivocados. Lo de diamante tropical es una anomalía bracanera, ya que mi verdadero pedigrí es diamante mandarín o diamante cebra. Claro que todo esto se la suda a los gañanes de mis compinches. No obstante, la cosa cambia cuando  por la sede se dejan caer cuatro invitados apellidados Vílchez. En este punto, como digo,  la cosa se transforma ya que a los cuatro mencionados hay que unir dos Vílchez más que son bracaneros de pedigrí.


Seis Vílchez comiendo y bebiendo vino, dos Migueles, dos Pacos, un Manolo y un Luis, primos hermanos y primos y hermanos. Y junto a ellos y toda la trupe bracanera, el Rafa Raytel, el otro invitado que al parecer es cuñado del Luis y del Miguel. Hermanos entre si y primos de los otros. Es decir del Manolo y el Paco que son hermanos, y del Miguel el Silencioso y el Paco, mi amo, o mejor dicho, el Pijo del Magreb.


Ya sé que es un laberinto gordo. Yo, en mis cortas entendederas, necesité pegar unas pocas de voladas hasta quedarme con la copla.  Aunque a decir verdad no tengo muy claro si lo que os estoy contando se ajusta a la realidad. Tanto Vílchez y tanto vino…Y tanto comer, porque de comer es mejor ni hablar, ¡que barbaridad!



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