19 de julio de 2012

19 de julio de 2012 - 1 comentario

Bracaneros en la Casa de las Aguas




¿Sabéis por qué hace dos semanas que no escribo? Porque estoy faratao. El ritmo de las tertulias, cónclaves, asambleas o como cojones se llame esto ahora, lo tengo controlado. No obstante, escaparme a la Feria de Montilla entre semana, acompañado de Rockberto, la Amy y Saramago, ha sido excesivo. Los muy cabrones me llevaron con la jaula y todo. “Para evitar tentaciones”, decían mientras bajábamos. Lo que se habían callado es el cambio del agua del bebedero por gintonic, que seguro que fue cosa del cabrón del Rockberto. Lo digo porque entre calada y calada, el mamón no paraba de reírse. Claro, era de esperar. Entre el calor y las burbujitas, aquello entraba que no veas. Lo malo es que una noche tras otra, salió igual de bien que entró. Lo de la Feria tiene para escribir un par de crónicas, la mía y la de los bracaneros, que no han parado en los últimos días, incluidos los festejos de la vecina localidad de Montilla. Empezaron el mes con cierto toque cultural en la Casa de las Aguas del citado municipio. No sé cómo se las apañan, pero al final acaban a dos palmos de una bota de vino cuando salen fuera de Brácana Center. El caso es que aprovechando la reciente publicación del primer volumen de la historia de la Tertulia, llegaron a este templo de la cultura acompañados por dos personajillos curiosos: Manuel Ruiz Luque 'Ruquel' y José Antonio Cerezo, bibliófilo practicante el primero y director de la Casa, entre otros menesteres, el segundo. A cada uno de ellos le entregaron un ejemplar del libro bajo el pretexto de preservarlo para las generaciones futuras. El Paticorto de las ondas dijo que era un homenaje por su trabajo incansable en favor de la cultura, de la historia.... mentira cochina. Lo que querían es jincharse de vino en la bodega de la Casa de las Aguas y no les quedaba otra que poner como excusa la entrega del libro. Lo consiguieron y de paso se llevaron como premio añadido tertuliar con Ruquel y El Cerezo. Estos dos pájaros son boinas verdes en el más amplio sentido de la palabra. Como el que bebe agua, lo mismo les sale la vena bibliófila que se cuentan un chiste. Vaya par. Bueno, hay que decir que como el que bebe agua, no. El agua ni la probaron. El Cerezo le dio una goma al Silencioso para trasegar el vino de la bota a la jarra, aludiendo que no controlaba bien el trago. El Silencioso, relamiéndose ante tal ofrecimiento, ejerció de arrumbador con el Fino Las Letras, como lo bautizaron allí mismo. Ni que decir tiene que no paró mientras los tertulianos -todos menos el Niño y el Ahijao que se ausentaron antes de tiempo- jalearon el final de cada jarra. Mientras tanto, se metieron entre pecho y espalda unas tapitas que el Ministro de alimentación había preparado para la ocasión. Entre tapas y copas, hablaron de libros, de política, de mujeres... yo que sé. Hablaron de todo. Los bracaneros estaban a gusto, pero los otros dos tampoco parecían fuera de lugar. Hablaron del códice calixtino, de no se qué manuscritos árabes que mi amo quiere ver y que según parece, se encuentran en la biblioteca de la Fundación Manuel Ruiz Luque. También hablaron de los cuadros de José Garnelo y también contaron que la colección de libros no puede abandonar Montilla ni venderse. Lo gracioso del tema, es que la visita ha sido sólo el primer capítulo, por iniciativa del Ruquel y El Cerezo. Con la excusa de firmar los ejemplares y visitar la Casa de las Aguas con las familias, han quedado para más adelante. Lo mejor de todo es que, según he sabido, Ruquel ya ha llamado ha contactado con el personal para que el ofrecimiento no caiga en saco roto. Vamos, que si les dan cariño se apropian la bodega como sede. Al menos en esta primera visita fueron comedidos. A las once más o menos, pusieron rumbo a Brácana Center con el gaznate mojado y como dijeron algunos, dos amigos más de la Tertulia. Allí comentaron las jugadas más interesantes y remataron con un digestivo, preparando una fiesta de disfraces para el 21 de julio de la cual no pillé muchos detalles. Los mamones ahora se esconden cuando hay un tema importante y no quieren que me entere. El caso es que la semana pasada no hubo reunión debido a la Feria de Montilla. Bueno, no hubo reunión en la sede porque algunos se pegaron la del pulpo. La lástima de todo esto es que yo tampoco pude pillar muchos detalles por el estado en que me encontraba gracias a la compañía de pendones con los que fui de caseta en caseta. Al menos me dio tiempo a pillar una foto con el Iphone de la Amy, que está a la última. Una imagen vale más que mil palabras así que, según parece, no voy a ser el único que se tire toda la semana a base de paracetamol.

1 comentarios:

una noche muy buena en el templo de la cultura y de las letras pero bueno al fin y al cabo el vino no deja de ser cultura y de la buena

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