25 de julio de 2012

25 de julio de 2012 - Sin comentarios

Viva Méjico, cabrones !!!!!


Empiezo a estar abochornado. Sí, de verdad. Esta gente, no tienen jartura ni vergüenza. Como no tuvieron bastante el jueves con el concierto de El Pele en Brácana Center, el sábado se pegaron otra ración de fiesta, acompañados esta vez de sus respectivas mujeres y la Reina Madre. Ya les vale. Con la que está cayendo por ahí entre la prima de riesgo y los recortes, los mendas se montan una fiesta de disfraces como si nada. Hará un año más o menos, la hicieron de los años 80. Ahora, con los restos de Pancho Villa, Emiliano Zapata y el mismísimo Jorge Negrete revolviéndose en sus tumbas, les dio por tirar de Méjico, con su respectiva música, comida y bebida. 
Otra vez, el lugar elegido fue Villa Locura, Villa Demencia o como la llamen ahora. Esta gente cambian de nombre cuando les da la real gana y así se hace complicado seguirles el hilo. Empiezan a tener un código interno que sólo entienden ellos. Los brindis cada vez son más farragosos y el nivel de las conversaciones no sé si baja o sube, pero diferente, seguro que es. 
A lo que vamos. El caso es que aprovechando que visitaban la morada veraniega de El Ligre (Villa Demencia o Villa Locura) en el extraradio de la vecina ciudad de Montilla, días antes le mandé un correo a mi amigo Mustafá, el búho real que habita en uno de los árboles de esta casa campestre, acompañado de su familia. Además de pedirle cobijo para una noche que se presentaba larga, el motivo era advertirle que si quería dormir ese día, lo tendría complicado. Por supuesto, Mustafá me recibió en su hogar, preparando incluso un par de ratoncillos para la cena. Decliné la oferta porque he decidido seguir la línea vegetariana. No obstante tenían buena pinta, la verdad. Andábamos envueltos en nuestras conversaciones de pájaros, cuando alrededor de las 21:30 se acabó la tranquilidad.
Ataviados de mariachis, campesinos, revolucionarios, monjes o gitanas, fueron llegando de manera escalonada. Me sorprendió que alguno de los bracaneros llegará de paisano, es decir, sin el disfraz de mejicano previsto para la fiesta. No obstante, poco a poco fueron cambiando de atuendo. Por cierto, que la parranda comenzó por la mañana, según me comentó Mustafá. Una amplia representación acudió al lugar de los hechos para adecentarlo y de paso, meterse entre pecho y espalda varias litronas y unas sardinas asadas. Ya por la noche, a eso de las 22:00 horas, más o menos, sonaron las primeras rancheras y narcocorridos. El jarabe Tapatio abrió el fuego, como no podía ser de otra manera, y a partir de ahí.... el despiporre.
El Pepelui -a este habría que hacerle un monumento- había preparado durante todo el día burritos y fajitas para el regimiento de Pancho Villa. En realidad no había regimiento alguno, pero acabaron mojando sopas, incluso con algún comentario afirmando que se había quedado corto. En cuanto a la bebida, la cosa no estuvo peor. Entre Coronitas y otra cerveza con tequila, cuyo nombre no acerté a ver, cayeron unas pocas. Unidas a la Cruzcampo de rigor y al Fino el Puma, que tampoco faltó, la cosa fue ganando temperatura. Para colmo, la Marina se erigió en reina de la cantina preparando tequila con tónica y Margaritas a destajo. El resultado podéis imaginarlo. Acabaron compitiendo en el juego de la silla, otra vez con El jarabe Tapatio como música, con alguna lesión, más de dos empujones y algún que otro cabreo del personal que no pasó a mayores, al menos hasta que se fueron. En cuanto a los disfraces la cosa estuvo fina.
Las féminas se decantaron por el tradicional vestido blanco de campesina, Reina Madre incluída, salvo Marina que tiró de color naranja, y La Carmela que llegó como una gitana que, presuntamente, iba en los barcos españoles rumbo a Méjico. En los disfraces elegidos por los machos mejicanos, hay que detenerse. Mustafá y yo coincidimos en que el elegido por el Pepeluí fue el más intrigante: una mezcla entre el narcotraficante Pablo Escobar, el tío del tren de los escobazos y el que vende figuras de globos en la feria de Montilla. 
El Madrí y El Ligre optaron por el de Mariachi. El Paticorto de las ondas apareció de Emiliano Zapata, cartucheras de balas incluidas. El Migue Ortí, El Silencioso y La Pantera de la ITV prefirieron el traje de campesino, mientras que El pijo del Magreb apareció con una sotana de fraile, asegurando que Méjico era un desastre hasta que fue colonizado y bendecido. Con estos mimbres, un nivel etílico cada vez más elevado y una piscina a escasos tres metros, era cuestión de tiempo que la fiesta acabara pasada por agua. Inauguraron los baños El Pepelui, El Migue Ortí, el Pijo del Magreb y la Mari Carmen, que acabó en la piscina al igual que el resto, con el traje puesto, pero por iniciativa propia. Algunos más terminaron en el agua aunque, a esas alturas de la noche, ya ni era noticia. 
El bañito refrescó al personal, que acabó tranquilito haciendo la crónica de sociedad de la vecina ciudad de Montilla. Yo me acurruqué junto a Mustafá cuando la cosa se calmó. Mira que tiene aguante el búho. Ni siquiera se quejó en toda la noche y eso que se fueron alrededor de las 5:00 de la mañana.
- “Ya me voy acostumbrando”, me dijo.
- “Pues prepárate”, contesté. "Ya he oído algunas ideas para la fiesta del año que viene".
Al volver junto a Saramago y compañía, todos me recibieron al grito de ¡Viva Méjico, cabrones! Se habían montado otra fiesta mejicana a mis espaldas y yo sin enterarme. No me dejaron dormir en toda la noche, porque estos llevaban balas de verdad. Estoy salvado. Como esto siga así, o vuelvo con los bracaneros aunque sea de fantasma o pido asilo político en el cielo, donde se debe estar más tranquilo.


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