23 de enero de 2013

23 de enero de 2013 - 2 comentarios

Ciento cincuenta tertulias no son nada...

Si Gardel cantaba que veinte años no es nada, ni contaros quiero lo que han sido ciento cincuenta tertulias, con sus llantos (que también los hubo) y sus risas. Con sus tristezas y sus alegrías, con sus terulianos y sus embajadores, con la casa del callejón y su nueva sede, y entre tanto con sus escapadas por esos mundos de dios.
Como digo, el jueves pasado la Tertulia de Vino Fino llegaba al centenar y medio de noches locas, donde el vino fino como principal protagonista ha corrido de copa en copa acompañado de buenas viandas y mejores manjares. Y para celebrar tal número tan especial los bracaneros no hicieron nada en particular, y es que cada noche de tertulia (veladas las llaman ahora) es particular y especial en si misma. Eso sí, hubo dos afortunados, "el carlos de gave" y su hermano "el fran de gaveo", a ellos correspondió el honor de celebrar junto a los bracaneros la mencionada tertulia.

El primero "el carlos " se manejo con soltura desde el mismo instante en que entró por la sede, el segundo "el fran", lo hizo poco a poco, pero tampoco tardó mucho en sentirse integrado (o al menos así me lo pareció a mi). Los demás, los bracaneros me refiero, como siempre, bueno un poco acelerados desde primera hora, y en algunos casos muy excitados durante toda la velada. Nuevamente y superada la baja de la semana anterior de "el aijao" hicieron pleno.

Los nuevos visitantes cumplieron a la perfección con su papel de embajadores, en el juramento se mostraron correctísimos y en el libro de firmas, breves, pero contundentes y con mensajes llenos de agradecimientos. También en la sinfonía de tenedores en la fórmico que daba paso al plato estrella casi lo bordaron. Incluso en el Consejo de Ministros su comportamiento fue envidiable, no sí el de algunos bracaneros que volvieron desesperar a mi amo. Volviendo al plato estrella decir   que estuvo compuesto por champillón con pollo de los pedroches, antes no falto queso en manteca, salchichón, patatas salaillas, tocino de beta. Y después, del plato estrella me refiero remataron con unos huevos fritos. Y es que al día de hoy en Brácana la comida por momento es gula. Todo ello regado en abundancia por el Fino el Despiste.
Pero una cosa me llamó la atención, durante toda la noche un jamón presidió la velada yo pensaba que era para meterle mano, pero tras ver que no lo hicieron he llegado a la conclusión de que el jamón es de madera, de otra manera no entiendo que no lo saborearan.
Con el estomago bien lleno dieron paso a la hora mancha con sus digestivos correspondientes y llegado el momento terminaron de arreglar la torre del ordenador que durante unos meses ha permanecido bajo la mesa de la biblioteca de Brácana City.
En definitiva y como dice "el silencioso", que para vivir así de bien es mejor no morirse.

Y para despedirme saludar a "el camachuelotrompetero" que semana a semana me lee, no así mas de un hijo p....

2 comentarios:

Yo también te leo, pseudopunselito. No creas que me olvido de ti.....

Entre pájaros tenemos que seguirnos.

Publicar un comentario