25 de abril de 2013

25 de abril de 2013 - Sin comentarios

Tertulia cargada de historia

Cada cierto tiempo un aroma diferente impregna el ambiente de Brácana. Seguramente, como dicen mis amigos de ahí abajo, se deba  a la personalidad de los embajadores que cada semana se encargan de decorar la Tertulia con nuevas anécdotas, con buen humor o con sus conocimientos.


Este último caso, o los tres al mismo tiempo, es lo que pude vivir el pasado jueves. Los hermanos Portero Laguna, Juan y Manolo para más señas, pasaron por la sede institucional de Brácana Center, acompañados de un veterano de guerra como el Gaspar, que repetía visita a la República. Posiblemente haya sido de las Tertulias más extrañas que he vivido y eso que en estos tres años largos, he visto cosas que ni podéis imaginaros. Digo lo de extraña porque jamás podía pensar que mis amiguetes atenderían una explicación histórica con un silencio casi sepulcral, durante algo más de media hora. Como lo estáis leyendo, ver para creer. El caso es que los nuevos embajadores, Juan y Manolo, son a la par que hermanos, propietarios de Casa Palop. Entre copa y copa, por cierto del buen vino que arrimó el amigo Gaspar y posteriomente del ofrecido por Pepín Carbonero días atrás, la charla fue dirigiéndose hacia este mítico lugar, que sigue levantando pasiones sólo con oir su nombre.

El caso es que Juan Portero se descolgó el jueves con una explicación pormenorizada y amena sobre los orígenes de este inmueble: jesuita en sus orígenes, bodega más adelante, taberna hace algunas décadas y ahora refugio sosegado para algunos privilegiados que siguen acompañando a la familia Portero Laguna en días de charla y vino, similares a los jueves bracaneros. Sinceramente, mi pequeño cerebro de pájaro no da para retener todos los datos que allí se expusieron. No obstante, pude conocer que toda la manzana donde ahora se encuentra Casa Palop, desde Manolito Aguilar hasta más allá de la actual Basílica de San Juan de Ávila, era la Casa de los Jesuitas. La bodega de tinajas era el antiguo comedor, el patio donde los montillanos han trasegado vino por arrobas, era el colegio del propio colegio jesuita y así podríamos seguir. La verdad es que ahora me arrepiento de no haber tomado alguna nota de esta charla histórica pero claro, es que no iba preparado. Por avatares de la vida, Francisco Palop adquirió el inmueble hace ya mucho tiempo y por fortuna, estuvo abierto durante décadas para disfrute de todos los montillanos que bebieron y comieron en su patio, sin conocer posiblemente su pasado histórico. La conversación fue derivando el jueves desde casa Palop hasta los antiguos lagares que antes de encontraban por doquier en Montilla. Olor a mosto, sabor a vendimia, sonidos como el tintineo de las prensas... de todo ello dieron cumplida cuenta.

Vamos que fue una Tertulia de vino fino con mayúsculas y sin interrupciones por parte bracanera. Insisto, ver para creer. Más o menos por ahí fueron los tiros durante una noche en la que el vino no faltó, el buen rollo tampoco y muchos menos la comida. El ministro de alimentación mantuvo su línea una semana más, primero con unas gulas con huevos destrozados y posteriormente con un lomo en salsa del que no quedó ni rastro. Por supuesto, los nuevos embajadores juraron fidelidad a la República y además, dejaron para las futuras generaciones bracaneras un nuevo presente artístico: un collage  made in Manolo Portero, que en breve colgará en alguna de las paredes de la sede institucional. Otro jueves a la talega y dos nuevos amigos para Brácana.


La semana que viene vuelta al tajo aunque, por lo que pude escuchar, toca viajar. Se desplazan hasta la vecina localidad de Montalbán, así que ya os contaré la semana que viene porque, esto promete.

0 comentarios:

Publicar un comentario