21 de enero de 2014

21 de enero de 2014 - 3 comentarios

Brácana se gradua.





Os tengo que contar un secreto, que no es otro que deciros que me he comprado una cámara de fotos. Bueno así al pronto igual no es para estar tan contento, pero teniendo en cuenta que creo que soy el primer pajarillo diamante tropical que maneja un artilugio de estas características, pues… que queréis que os diga.
Pero antes de mostraros mi primera fotografía, os cuento que el pasado jueves celebraban la tertulia ciento noventa y nueve, y que causaron baja por enfermedad “el paticorto de las ondas” y sin notificación previa “la pantera de la itv”.
También os digo que comieron las ya tradicionales tapillas, que empezaron otro jamón y que remataron con rabo de toro y dulces para celebrar el cumpleaños de “el niño". Mas cosas… que “el pijo del padel” realizó las funciones de pinche y remataron la fiesta a golpe de digestivos y con otra actuación estelar de “el ligre” y su ya consagrado “Café negrito”.
¿Qué más, qué más?. Bueno que el embajador en esta ocasión no fue otro que un personaje ilustre en el mundo del vino en la vecina localidad de  Montilla y allende los mares.
Yo no lo conocía personalmente, pero había oído hablar mucho y muy bien de él. Sí, me refiero a Miguel Cruz, consagrado enólogo (o químico como decían los antiguos), y bodeguero propietario de Lagar Blanco en la Sierra de Montilla, y sobre todo HOMBRE DE VINO.

Y bueno, como estoy que ardo por enseñaros mi primera foto, dejó los detalles y paso a mostrárosla. Con una salvedad, eso sí. Mi cámara es un poco particular y cando he ido a revelar las fotos me he encontrado con el problemilla de que se había velado el carrete, y es que mi cámara era de las antiguas, con lo que no he tenido otra que detallaros lo que veía en una de ellas.

Miguel se muestra pausado, tomando el tacto a la noche y a los bracaneros que lo rodean. De forma tranquila y educada se presenta y de paso avisa de que no puede disfrutar a su antojo de lo que más le gusta. Un inoportuno recalcón le ha dañado un tobillo, un tobillo que aún le duele, pero sin duda lo que más le duele es tener que mantenerse alejado del catavino, su eterno aliado en la batalla que comenzó años atrás, cuando aún siendo  niño y sin beber ya saboreaba el mágico mundo del vino con las explicaciones de su abuelo.
Sin apenas mostrarse, consigue desde un extremo de la mesa de formica de la sede  congregar al personal. Sentado  en un baquillo de madera y de forma sigilosa comienza con sus humildes lecciones. Lecciones llenas de aroma, ese aroma que lo rodea  y que impregna  casi todo lo que toca. Poco a poco la noche se ambienta, a pesar de que de momento la cerveza es la protagonista. Cerveza para el pie de cuba, y Miguel muy a su pesar pide una sin alcohol. Respetuoso como el que más se maneja entre las curiosidades de lo bracaneros, que conscientes del privilegio que supone tener a un HOMBRE de VINO en la sede, preguntan de esto y de lo otro. Y entre tanto el jamón y el aceite que parecen traídos a este mundo para disfrutar del vino, y es que a esas alturas el vino, su vino, ya llena las copas. Limpió, pulcro y brillante a la vez, lleno de aroma y de sabor conquista al primer sorbo a los presentes. Y Miguel sostiene su sonrisa expectante, disfrutando con el disfrute de los que tiene a su alrededor a la par que matiza: “Estáis bebiendo un vino con años de madera”. ¿Quién lo diría?, ¿y el olor a caño, y la nube de los vinos de bota?. La noche se calienta y Miguel contesta a cada pregunta con respeto, con delicadeza. A esas alturas su canoso bigote mostachón ya se ha empapado del elixir de los Dioses, ese que el mismo es capaz de criar contra todas las modas. Sus gafas de montura al aire muestran tras de sí unos ojos cansados de ver tanta barbaridad en torno al mundo del vino, su mundo. Pero aún guardan una chispa particular que junto a su escaso pelo pero curiosamente alborotado le aportan un punto de físico loco. Entonces se pone en pie y abandonando el banquillo se dirige a la piña de tres botas de la sede y ahora con su brazo extendido marca los tiempos, las pausas de la crianza. Su mano asomando de una manga de camisa de rayas toca la madera, un jersey verde oscuro y una americana de generosos bolsillos acompañan en su vestimenta a unos pantalones de pana marrones y a unos zapatos también marrones tan limpios como su propio vino. Ah, y un detalle más. Un bolígrafo que asoma en el pico del jersey, parece estar preparado para anotar cualquier dato importante. Y Miguel lleva la mano hasta la madera, el tacto ante tal materia noble le alimenta para continuar con sus destellos de sabiduría. Tiene a los bracaneros a sus pies, entregados. El Dios Baco debe de estar contento, uno de sus destacados discipulos sienta cátedra en la humilde República… Dioses y discípulos, Repúblicas, y Miguel insiste… y los bracaneros atienden y mientras todo ello sucede, su vino, ese vino que ya ha conseguido danzar de tú a tu con la perfección no cesa de llenar las copas. Pero los años no pasan en balde y el discípulo del Dios Baco algo cansado se dispone a abandonar el oráculo casi sagrado en el que se ha convertido la sede. Antes y como un bracanero mas a dado buena cuenta de un cuenco de rabo de toro, fundiendose en las mágicas noches de los jueves, parece haber olvidado su maltrecho tobillo, "y es que el vino lo cura todo". Educado, respetuoso, casi sin hacer ruido tal y como entró se marcha, recibiendo el calor de los que lo rodean. Como ese guerrero que ha conquistado una nueva batalla y que busca los cuarteles de invierno para curarse las heridas. Y es que Miguel hace tiempo que comenzó una cruzada en la que día a día tiene más fieles a su lado. Una cruzada que no va más allá de hacer las cosas bien hechas, con la tradición como estandarte, con los tiempos justos como medida y sobre todo abriendo caminos años atrás cerrados, buscando la vuelta a los orígenes. Y es que Miguel es un loco, un loco del vino, que sin duda y como dijo el literato, abrirá caminos que luego seguirán los cuerdos.

Bracana, Invierno del 2014.

3 comentarios:

Enhorabuena a esta república independiente que está defendiendo el mundo del vino de esta forma tan especial, divertida y con una gran amistad.

Y vaya suerte y lujo, no lujazo, contar con este embajador tan especial como es Miguel Cruz, todo un EXPERTO.

Gracias por compartir estos momentos y os dejo un enlace en el que hace Miguel Cruz una exposición del vino fino de Montilla-Moriles que es magnífica.

https://www.youtube.com/watch?v=7ijoUUjW-00

Un abrazo a los bracaneros.

tu tambien eres un buen pajaro como yo. Gracias chavalote,

fue una noche educativa aprendimos mucho sobre el mundo del vino y eso que yo naci casi en una bodega pero nunca se sabe todo un profecional como la copà de un pino saludos Miguel

Publicar un comentario