11 de marzo de 2015

11 de marzo de 2015 - Sin comentarios

Proyectos futuros

Era cuestión de tiempo que la cosa se alborotara en Brácana. No es que el pasado jueves la liaran de nuevo porque, en realidad, fue una tertulia más bien tranquilita. Lo que pasa es que ahora que han subido las temperaturas, mis colegas son como los lagartos, cuando se les calienta la sangre empiezan a funcionar. Digo esto porque buena parte de la última reunión fue dedicada a preparar saraos futuros.
A pesar de todo, los primeros movimientos de la noche auguraban fiesta.


La coincidencia en el tiempo de los cumpleaños de el Quini, el Pijo del pádel y de el Ministro de Alimentación, fueron motivo más que suficiente para que la cosa comenzara calentita, cánticos incluidos. Si a esto unimos que el Presidente, ya recuperado del ataque desestabilizador de días anteriores, ya se ha incorporado casi a jornada completa, sólo faltaba la chispa. Pero no. La calma llegó tras la tempestad y, como digo, dedicaron la mayor parte del Consejo de Ministros a preparar la primavera. Lo más inmediato es el V Premio al Mérito Gastronómico que tendrá lugar el próximo jueves. Ya sabéis. Este año han engatusado a otro cocinero montillano, que los pondrá como a nadie le importa, acompañado de los cuatro galardonados anteriores. Además de ello, se comienza a preparar una nueva cata maridada con jatería. Estaba prevista inicialmente para este domingo, aunque según he leído en El Heraldo del Limbo, el evento se pospone hasta nueva orden.


Otro punto de debate fue la posible visita de personajes ilustres en el futuro a Brácana. Aquí hubo su ratico de charla porque salieron algunos nombres destacados, que no puedo desvelar por el secreto de sumario. Ya os iré contando cuando proceda. Mientras rumiaban todos estos asuntos, el vino servía de enlace para saltar de uno a otro tema y claro, entre copa y copa, el nivel fue subiendo, hasta que la cosa se despendoló por completo.
El caso es que mi amo ha recibido una invitación formal para que Brácana visite una ganadería en la Sierra Norte de Sevilla. Hasta aquí, todo normal. Lo que pasa es que al buen hombre no se le ocurrió otra cosa que añadir que esa actividad lleva incluida una becerrada. A partir de aquí la sede se transformó en un coso taurino, con un desfile de nombres de lo más surrealista.


El Niño de la Tuerca Cambiá, el matador de la Plazoleta, el Niño el Molino del Toro, Galguito o el Niño de el Pozo Dulce, serán algunos de los espadas que saltarán a la arena el día D, a la hora H. Como siempre, hay quien prefiere ver los toros desde la barrera, nunca mejor dicho. Por eso, el Silencioso y el Paticorto dicen que harán de tripas corazón, sintiéndolo mucho, retransmitiendo la faena a través de Onda Brácana Antena Pirenaica. Ya se sabe, la vida de los valientes siempre ha sido contada por algún cobarde.
Posiblemente habréis advertido que no he hablado de jatería. No obstante, baste decir que cerraron la noche con un arroz con conejo, sin conejo, con esencia de alcachofa. Según parece es la última receta que el Ministro de Alimentación ha introducido en la carta del prestigioso restaurante parisino Labergi, que regentan mis amigos bracaneros.
En fin, que no me entretengo más hoy. La semana que viene os cuento cómo ha ido el premio al mérito gastronómico que, como cada año, promete risas y buen rollo, aparte de jatería de la buena.


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