2 de febrero de 2020

2 de febrero de 2020 - Sin comentarios

Gente de vinos

Pues como quien no quiere la cosa, en Brácana ya se han zampado el mes de enero. Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo. Hace nada estaban comiéndose las uvas de la potra y en un abrir y cerrar de ojos ya estamos casi metidos en el carnaval, aunque esta fiesta apenas si tiene relevancia en la República. Lo que si va tomando forma este año es la salida cultural. Aunque la programan año tras año para marzo, siempre acaban pasándosela por el forro. Aún así, esta vez parece que van en serio y, por lo que pude escuchar en los diversos corrillos que se forman cada jueves, en marzo habrá diáspora hasta tierra de vinos. Ya os contaré.


Hablando de vinos, la tertulia del pasado jueves fue de esas que gustan a mis compinches. Invitados, ya embajadores, que tienen en el líquido elemento su forma de vida, porque el sueldo les va en mostrar al personal las virtudes del vino y, por supuesto, venderlo oportunamente. Los tres son delegados comerciales del Grupo Pérez Barquero de Montilla: el José Carlos Márquez de Tomás García, el Juan Luque de Pérez Barquero y el Jorge Delgado de Gracia Hermanos.


Dicho esto, como es obvio, buena parte de la noche transcurrió hablando de vinos, de las andanzas de los comerciales de este producto y de las anécdotas vividas tratando de encajar el vino por esos mundos del Cóndor Bendito de los Andes. Como es lógico el vino que se bebió el jueves fue aportado por los propios embajadores, que también se dejaron caer con algunas viandas para hacer más llevadera otra dura noche de trabajo en Brácana.


Otro aspecto destacable de la última quedada es que los efectos del virus que ha venido afectando a la República en las últimas semanas parece remitir, ya por fin sin bajas. Ahora que más allá de las fronteras bracaneras está golpeando el coronavirus procedente de China, el Ministerio de Sanidad está sopesando seriamente, cerrar las puertas a cal y canto, así como el espacio aéreo de la República. De hecho sobre la mesa hay una propuesta de que todo el personal permanezca incomunicado durante un periodo no inferior a 48 horas el próximo jueves, en el interior de la sede.


¡Serán cabrones! No dan puntada sin hilo. Lo mejor de todo es que de momento la propuesta cuenta con una amplia mayoría. De hecho valoraron si en la nevera y en el barril hay comestibles y bebestibles para aguantar todo ese tiempo. Y según parece, les cuadran las cuentas, a pesar de que el jueves dieron casi con todo lo que pusieron sobre la mesa. Además de los entrantes llevados por los nuevos embajadores, se jalaron una habitas con huevo, además de unos montaditos variados y una piña al natural.


Con todo eso, era prácticamente imposible no rematar la faena con los digestivos de rigor que, en algunos casos fueron dobles. Un día más en la oficina, que diría el otro. Por cierto, que también van dándole forma ya al Premio al Mérito Gastronómico que se entregará en marzo. Están montado un pifostio chulo, así que a ver si todo cuadra y la décima edición se celebra por todo lo alto, por primera vez con el nombres de Memorial el América. No le he contado nada aún, aunque ahora le diré lo que están preparando, en la cena de bienvenida del mes de febrero que el Rubio ha montado en El figón del Limbo. Otra noche que nos acostamos sin comer... y van ya unas pocas.


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