Tertulias de vino fino

 Y llegado Mayo, y alumbrados por María Auxiliadora y el renacer de las flores, capullos incluidos, los bracaneros pareciendo renacer de sus propios amagos de extinción, tomaron fuerzas y tras el conclave del jueves dos de mayo, donde le vieron las orejas al lobo, y en un acto de refundación a modo de la Internacional Bracanista, pusieron sobre la mesa sus virtudes y sus miserias buscando nuevos horizontes que los alumbren.

Y los encontraron, sin duda que los encontraron, así quedó plasmado una semana después (jueves 9). De la mano de “el suerto”, que se ha convertido en unos de los máximos agitadores en los últimos tiempos de Bracana. Llegó un quinteto que metía miedo. Tres novicios, un embajador de pleno derecho, y otro invitado que repetía pero que por defectos técnicos no tenía el reconocimiento de embajador. Vaya plan.

Según pude entender llegaron a Bracana desde la Sierra de Montilla, concretamente desde Cuesta Blanca, donde están instalados y viviendo al estilo perro capao. Naturaleza, libertad y vino como santísima trinidad, es decir como perros capaos.