27 de septiembre de 2011

27 de septiembre de 2011 - 2 comentarios

Cifras y letras.


Bumerán, Bumerán, viva la numeración. Pavo Real, Pavo Real… (El Puma).
Esta es la sintonía que enchufó “el pijo del pádel” en su pijo ipod nada más que llegar a Brácana Center. Esto me alumbró para contar de forma peculiar el último conclave y de paso hacer un pequeño balance numérico de lo acontecido desde aquella primer tertulia en casa de mi amo.

Ahí voy, por cierto os propongo un juego a ti también falso Punselito. Parad vuestro relojes y cogeros una calculadora y luego me contáis. Os propongo que vayáis sumando los números que vienen en cursiva y que al final lo dividáis por número de asistentes a este conclave. Ya me diréis que os sale.

La cosa empezó bien, no en vano fue el conclave número nueve en el que hubo pleno de bracaneros, concretamente el número dos que sucede de forma consecutiva, y la número uno fuera de los conclaves diez y once, ahora por tanto en el treinta y dos y treinta y tres se repite la historia.

Concretamente es el conclave número siete en que los embajadores llegan de tres en tres, en esta ocasión volvió a asistir como embajador un miembro de las fuerzas de seguridad del estado, se trata de “el Paquito el Municipal”. Era su primera aparición en Brácana Center al igual que sus otros dos compañeros, “el Rafa Villar” y “el Cabello”.
Como digo “el Paquito” es el miembro número tres de las fuerzas de seguridad del estado que aparece por allí, pero no es el miembro número uno que lo hace con ese nombre de pila, ya que los que lo han hecho se les llama de la misma manera. El primero fue “el Paco” el cuñado de “el abertxale”, municipal en Posadas (conclave número siete) y el segundo “el Paquito” el cuñado del “el pijo de los balcanes”, (conclave número treinta y dos).

A eso de las nueve de la noche se abrieron las puertas de la sede institucional, y poco después estaban probando el primer vino de la noche, Fino El puma, que era la ocasión número dos que aparecía por allí. Luego a las diez y quince minutos se estaban “jalando” unas habitas baby con jamón que preparó mi amo, en un perol con dos asas lindas. Era la primera ocasión que se presentaba este plato en Bracana, pero no en el cómputo general de las tertulias, ya que en la tertulia número veintitrés en casa de mi amo, “el pijo del padel” las preparó con dos huevos fritos estrellados. A dicha tertulia solo acudieron cinco personas, los cuatro fundadores y uno más, el caracoles.

A eso de las once menos veinte mi amo dio paso a la entrega número dos de las memorias de las tertulias y a continuación se pasó a los juramentos de los embajadores. Que con los presentes sumaban el número de treinta y cinco. Eso sí solo treinta han jurado ya que cinco de dichos embajadores no lo pudieron hacer por causas diferentes.
A las once y diez el Ministro de Alimentación servía en mesa el atún encebollado al estilo de Barbate. Tengo que decir que cinco minutos antes y con un salchichón ibérico de “el chuchi” se habían apurado los tres litros de Fino El Puma con los que hizo acto de presencia El presidente, y ya estaba rulando la primera jarra de Fino PataHierro.
Dicho manjar era la segunda ocasión que hacía acto de presencia por las tertulias, aunque en la anterior ocasión correspondió a la tertulia número catorce a la que solo asistieron los cuatro fundadores. Por lo que fue palto muy celebrado por los catorce asistentes a la tertulia ochenta y seis, que a su vez era el conclave treinta y tres, siendo el número veintinueve celebrado en Bracana Center y el a su vez el número nueve celebrado con aire acondicionado, y por cierto el primero con aldaba, llegada de la mano de “el ligre”.

Los ciento once centilitros de Fino Pata hierro depositados con esmero en la jarra había caído también cuando tuvieron que echar mano a un box con vino restante de semanas anteriores destinado al guiso para rematar el atún encebollado, y es que en esta ocasión hasta el niño bebió vino al plan de los hombres.
Tras el atún vinieron los digestivos y la entrega número nueve del momento “di napoli”, que consiste en pegar un cubetazo de agua que gotea del equipo de refrigeración en plena vía pública, al grito de “agua vá”. De ahí al final lo de casi siempre, tertulia, bromas, risas, charlita, Joselito, Kiko Veneno…

¿Bueno qué?. ¿Habéis hecho la cuenta?
Ya sé, sale un número que ni fú ni fá, y mucho más cuando todos esperáis que de el número erótico, ¿no?.

A ver, ¿y si al número que os ha dado le sumamos los siguientes?
Anotad el cuatro, que fueron los goles que le metió el Betis al Zatagoza, sumad también el uno, que fue el número de gritos “ahuracanados” que se marcó “el ligre”. Sumad también el tres, que son los personajes que salen en la foto. Ah y se me olvidaba, una “hachuela con más de cuarenta años con la que también apareció “el ligre”.

¿A que ahora es otra cosa?, Bueno, quizás sea el número que esperabais, aunque del revés.
Ja, ja, ja, ja…

2 comentarios:

Madre mia como estamos ultimamente

La pájara que te incubó. Pero que carajo es esto dios mio de mi alma? Decididamente has perdido el juicio pseudopunselito. La paja mental que te has marcao es directamente proporcional al grosor del tres papeles que te has marcao pa escribirlo. Vengo de meterme entre pecho y espalda cinco pelotazos de Barceló con cola y me encuentro esto. Reconozco que he intentado hacer la suma, pero a la quinta me he dado por vencido. Se ve que el examen ese pa los bracaneros del presidente está haciendo estragos y ahora vamos de interesantes y eruditos. Cuando vuele más sobrio retomaré la suma porque seguro que el resultado me decepciona. No te veo yo muy pájaro. Más bien diría que destilas cierto tufillo a humano que deja claro que punselito sólo hay uno, el que escribe esta nota. A mi no me la das con alpiste. Lo que me intriga es que sabes mucho de lo que pasa en esos cónclaves. Así que seguiré indagando hasta destaparte porque hay alguna fuga de información. En fin, otro día sigo, que he quedado con unas pájaras para pegarnos unos achuchones. No obstante, seas quien seas reconozco que te has pegao un tute de aquí te espero. Al César lo que es del César.

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