2 de agosto de 2012

2 de agosto de 2012 - Sin comentarios

En horario de adultos...


Si os digo que la semana pasada estuve a puntito de no ir a la tertulia, pensaréis que ya empieza a venirme largo bajar a cada parranda que montan, pero es que la cosa aquí en el limbo estaba movidita. Nada más y nada menos que estábamos de celebración, ya que hacía justamente un año que llegó la “Amy Guinijouse” y le dimos una fiesta sorpresa sin que ella lo sospechase lo más mínimo. 
Rockberto de Tabletón fue el encargado de organizarla, con lo que ya os podéis imaginar como fue la cosa. Con deciros que empezamos el lunes y terminamos el viernes, creo que os podréis hacer una idea. Pero os voy a cotar algunos detalles, la Mona Chita era la encarada de repartir el anís del mono. Berlanga, López Vázquez, Saramago y Colombo, no paraban de picarle el billete a la Donna Sumer. Mientras que Florinda Chico y María Isbert no dejaban de coquetear con el Maestro Chenel que apareció vestido de matador con el paquete marcado. Mientras, Ernesto Sábato, Manuel Alexandre y Labordeta iban repartiendo un “Coleman” de mate aliñado con coñac Presidente que tumbó al personal. Tal fue el escándalo que montamos que los monillos aparecieron para poner orden, cosa que aprovechó Rockberto para salir al encuentro diciéndole: No habéis tenido cojones de poner orden en la plazuela de Montilla durante la feria de dia y ahora venís aquí a jodernos la fiesta…



Pero bueno dejemos la fiesta del limbo para narraros la tertulia ciento veintiséis. Una tertulia muy ardiente por cierto.
Cuando llegué a Brácana Cénter un poco ates de las nueve de la noche me encontré a mi amo peleándose con una merluza tan grande que no cogía en la olla. El pobre estaba agobiado y por un momento me recordó a Santiago, el viejo pescador protagonista del libro el viejo y el mar de Hemingway. Cuando parecía tener la cosa algo más controlada aparecieron los embajadores, que lo hicieron cuando aún la sede estaba casi vacía. Feo detalle este de los bracaneros, que en lugar de recibir a sus invitados son estos los que los van recibiendo a ellos. Pero claro tratándose de una puta anarquía tampoco se les puede pedir mucho más. Mientras el chorreo de llegada de los bracaneros iba sucediéndose mi   amo iba dándole forma al primer plato de la noche, a la par que hacían el pie de cuba con cervecita fresca. La verdad es que la sede tardó poco en llenarse y a excepción de “el aijao” en poco rato ya estaban de tertulia. Yo no para de mirar a uno de los embajadores, recordaba haberlo visto antes por Brácana Center, hasta que por fin me acodé, y es que no solo había visitado Brácana con anterioridad, sino que también había participado en una tertulia del callejón. Por fin recordé, era “el salas”, amigo de mi amo. Este particular personaje en su última visita a la sede sufrió un amago serio de ataque de calor y deambuló durante un buen rato por la planicie de los montes bracaneros (paseo de los monos), para recuperar su temperatura corporal. Y es que en aquel mes de junio del año pasado la sede no disponía aún del sistema de refrigeración que disfrutra en la actualidad.

Con el Fino Patahierro como protagonista dieron paso a la primera tapita en barra, que no era otra cosa que unas tostas de boronía salpicadas de merluza y mejillón si pelo. El trabajo de “el paticorto de las ondas” que actuó como pinche fue determinante (aunque lento, eso sí) para la feliz consecución  de las tostas.
Metidos en materia los corillos de charlita iban dibujando diferentes temas formas. El suicidio de la Maria Luisa la muda, el tiro involuntario que se pegó un Guardia Civil o el amago de suicidio de el Cardenas el pintor protagonizaron la tarde de un jueves de tertulia aciago.“El maestro” y “el silencioso”, aprovecharon para dar la segunda “vuelta de sofato” a las cuentas, y es que tengo que decir, que como era de esperar tras la reelección del primero como presidente, este ha caído en una desidia y pasotismo ante su pueblo que ya empieza a escocer en la oposición.
Del Fino Patahierro pasaron a el Fino El Puma y de la boronía a una bandeja de virutas de surimi con ajo de montalbán que magistralmente había preparado el Ministro de Alimentación. Luego vinieron los juramentos con de “el antonio perez” y “el pepillo el seco”, ya que “el salas” no lo hizo por haberlo hecho con anterioridad el día del amago de golpe de calor. Para rematar la faena culinaria se “jalaron” unas tortillitas de gamba destrozada a la fritura de polvo de trigo, previamente y como no podía ser de otra manera hicieron la melodía de tenedores y los brindis de rigor. A estas alturas el Fino San Pablo ya había hecho acto de presencia para marinar las tortillitas.


Tres vinos diferentes y el pie de cuba con cerveza eran los argumentos suficientes para que el personal se sintiese sueltecito y con ello, que las conversaciones fueran subiendo de tono. Esta vez no hablaron de tías buenas como suele ser habitual, ni de posturas eróticas, tema también muy recurrente, o de anécdotas de edredón. No esta vez hicieron un círculo alrededor de la mesa central y empezaron a hablar de pollas (perdón de penes). Si de pollas, de pollas grandes, de pollas gordas, de pollas venosas… Yo, hubo un momento que me dieron ganas de salir volando de allí, y aún más cuando hubo quién se ofreció para sofocar sus carencias sexuales, ofreciéndose a ser penetrado por alguien que también estuviese un poco necesitado. Me quedé bloqueado, cuando incluso pusieron precio. Yo creo que si allí aparece Mikel Douglas con el millón de dólares se los cepilla a todos. La cosa se templó algo cuando pasaron del incesto, pederastia o como lo queráis llamar (mariconeo puro y duro) a las erecciones matinales. Este tema también tuvo bastante recorrido hasta que el Ministro de Alimentación temiéndose lo peor presentó sobre la mesa central un melón. No penseís mal, coño, que el melón ya venia troceado y listo para degustar. ¡Ay cabrones, alguno ha recordado sus tiempos de dura adolescencia cunado los melones servían para algo más que para comerselos!, jajaja.


Menos mal que cuando la noche se calentó en demasía, ya había abandonado la sede “Ivan el pequeño Bracanero” que apareció a primera hora de la noche junto a su madre y bajo no se que escusa, que se inventó esta para vulnerar nuevamente las durísimas normas con respecto a las visita de mujeres a las tertulias. Yo creo que los tiene “cogiditos de los huevos” con el temas de los postres y las gachas. No en balde “la marina” pone la guinda de las tertulias en numerosas ocasiones.

Bueno, que puedo deciros más, quizás que no falto la “hora di napoli” ni los digestivos, ni el PX del güeno, ni la charlita, ahora si, relajada a pie de barra, ni las risas, ni la buena música…

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