24 de octubre de 2012

24 de octubre de 2012 - Sin comentarios

Viaje al centro de la tierra del agua


Esta semana y para celebrar la tertulia ciento cuarenta y cuatro, que no son pocas, los bracaneros estuvieron de visita. Y se desplazaron para beber vino, como no, a un lugar que a mi particularmente me recordó alguna volada pasada. Me costó algo de trabajo dar con el, ya que a pesar de estar en pleno casco urbano de Montilla, son muy pocas las personas que tienen conocimiento de sus existencia. De hecho logré entrar tras perseguir por los cielos a un par de bracaneros que a pie se desplazaron desde la sede hasta dicho lugar. Al llegar los bracaneros y atravesar estos una cancela los perdí de vista y  tuve que ingeniármelas para sobrevolar la zona y gracias a un pequeño tragaluz poder colarme sin apenas hacer ruido. Cuando por fin estaba dentro me quedé prendado, estábamos en los antiguos depósitos de agua que abastecían del líquido elemento a la población montillana. Entonces me vi en las cisternas de Istambul, que en siglos pasados hacían la misma función que estos depósitos en Montilla. Muros gruesos de piedra, bóvedas en los techos, espacios inmensos en los que se acumulaban el agua…

Pero si en la ciudad del Bósforo al día de hoy siguen almacenando agua y haciendo las delicias de los visitantes, en las cisternas de Montilla son los carteles de corridas de toros, o los aperos de labranza entre otras cosas las que hicieron las delicias de lo bracaneros. Y por su puesto las tres botas de vino que pausadamete dormitan entre tanta paz.

Metidos ya en faena y como el espacio eran tan grande, el anfitrión, “el antonio el largo” que pasó por la sede hace unas semanas, montó una mesa para recibir a los bracaneros que también estuvieron acompañados por “el paco padillo”.

Una vez montada y llena de platos de caña de lomo, queso, cabeza de cerdo y junto a las botellas de la casera de bola llenas de vino, el decorado trajo recuerdos de las bodas de “ca casitas”. En ese momento el personal contagiado por el decorado emuló momentos de la infancia que saltaban con temas de la más rabiosa actualidad, como por ejemplo el salto desde la estratosfera del tio majara ese. O la muerte de Silvia Kristell la ardiente protagonista de la saga de los “emmanuelle`s”. Esta noticia hubo que digerirla ya que alguien dijo: Se ha muerto "el manuee"; y hasta dar con la actriz fueron muchos los interrogantes sobre en quién recaía la defunción. También y siguiendo la línea nostálgica hicieron un rondo de tabernas, bares, restaurantes y chisnacles clásicos de Montilla, y la verdad es que la cosa tuvo continuidad ya que salieron a la palestra lugares emblemáticos, como “casa paló, “lancuvadora”, o el bar de pepita la tetona entre otros.
También hubo lugar para recuperar la sesión de reminiscencias, leyendo mi amo el último articulillo colgado en este humilde bogg.

Pero os preguntaréis que comieron y bebieron, pues tranquilos yo os lo cuento. Queso, caña de lomo, empanada, mejillones al vapor, ensaladilla rusa y fruta por un lado y Fino Acometida, y digestivos por otro. Como podéis ver no pasaron hambre y tampoco sed.

La verdad es que yo trataba de no perder ojo a la charla que tenían, pero tengo que reconocer que más de un detalle se me escapó, ya que durante toda la noche estaba flipando con el sitio donde habíamos ido a caer. ¡Los depósitos del agua de Montilla!. Sin duda un lugar único, lleno de historia y que ahora hacía las veces de lugar de encuentro de bebedores de vino y amantes del disfrute. Además y cuando nadie lo esperaba apareció un precioso perro de agua que también se quiso unir a la fiesta como un bracanero más.

A veces y cuando uno menos espera, el destino  nos depara momentos inolvidables que seguramente y cuando pase el tiempo nos harán habernos sentirnos imensamente privilegiados.

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