22 de diciembre de 2014

22 de diciembre de 2014 - Sin comentarios

Con embajadores así...

Queridos amigos, como quien no quiere la cosa, nos hemos metido ya a mediados del mes diciembre. El año se acaba (de hecho pronto se celebrará la Noche Vieja Bracanera) pero el irmo no para entre las cuatro paredes de la sede. El pasado jueves recibieron la visita de nuevos embajadores que, una vez más, llegaron con las manos llenas. Digo esto porque en la última quedada se pegaron un homenaje gastronómico a los bestia.


Primero vamos con los personajes que llegaron el jueves hasta Brácan, dons de nuevo corte y uno veterano de guerra en estas lides. Los embajadores noveles fueron el Manolo Espejo y el Luis Gómez, bien secundados por el Solani Mora que, a la que puede, se pega un desmarque para ver cómo anda la República. Los dos primeros anda más que bregados en el noble arte del charloteo, alrededor de una buena barra. De hecho, desde que llegaron hasta que se fueron no pararon de darle a la pelaílla, saltando de un tema a otro y, sobre todo, dejando claro que donde se arregla el mundo es en lugares del pelaje de Brácana Center. Con respecto al Solani Mora, más que adaptarse al medio, se camufló con el entorno. Apoyado en la barra dio la noche, entre copa y copa, que, por cierto, fueron munchas. Los embajadores llegaron con algo menos de una arroba de fino Las Camachas. Por las alabanzas que escuché a lo largo de la noche, debías estar de muerte. De hecho, a punto estuvieron de dar con el bag in box de 15 litros. Yo creo que esta vez lo hicieron al contrario. En vez de llevar vino para la comida, llevaron comida para el vino. Digo esto porque se pusieron de jatería como a nadie le importa.


Para empezar le tiraron a muerte al nuevo jamón, segundo que llega en la temproada, pero también a la caña de lomo, el queso curado y el chorizo y la morcilla de el Morcillete, que trajeron los embajadores. Con esto hubiera sido suficiente para marcarse unas tapitas decentes.... pero, no. Faltaba algo de marisco y los invitados plantaron unas gambas blancas recién cocidas espectaculares. Aquí hubo un punto de polémica porque hubo quien dijo que eran langostinos. Pero claro, mientras discutían sobre un asunto tan trascendental, llegaron al fondo del plato, alabando al pescador, al cocinero que las coció y, por supuesto, a los transportistas.
Mientras se chupaban los dedos como si no hubiera mañana, se procedió al Consejo de Ministros, que no tuvo más historia que determinar los invitados de la semana próxima, establecer el número de calendarios perpetuos del 2015 que se imprimen este año, y fijar la fecha de celebración de la Noche Vieja. Después de un largo debate, se estableció que el último día del año bracanero tendrá lugar el 30 de diciembre, aunque en principio estaba fijado para el 18.


Una vez solventado el trámite, realizados los juramentos y salvada con éxito la prueba de la sinfonía de tenedores en la mesa de formica, llegó el plato fuerte de la noche. Fue un pisto con huevo, elaborado, como no, por el ministro de alimentación. A tan delicado manjar siguió una piña natural y un turró e chocolate selección gourmet, también aportado por los nuevos embajadores.
Por supuesto no perdonaron los digestivo con los que cerraron un nuevo jueves, a la espera de la próxima semana en la que habrá más sorpresas, seguro.


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