5 de diciembre de 2014

5 de diciembre de 2014 - Sin comentarios

Todo vuelve a la normalidad

Todavía con el miedo en el cuerpo, aunque con el ánimo mucho más recuperado, tengo que decir que Brácana vuelve a ser una República, laica, independiente y anárquica, por la gracia de Dios. La revuelta que tuvo como consecuencia el golpe de Estado sufrido el pasado jueves ya ha sido sofocada, aunque me llegan rumores de que los tentáculos golpistas tienen ramificaciones importantes, más allá de los personajes que asaltaron la sede, hace ahora una semana. pero, como digo, por fin todo ha vuelto a la normalidad, y los ministerios vuelven a estar a pleno rendimiento. Aprovechando esta situación, el pasado jueves aparecieron por la Tertulia nuevos invitados, aportando aire fresco al enrarecido ambiente generado en los días anteriores.


Uno de ellos es ya un boina verde en el noble arte vinatero y ya había pasado por la sede años atrás. No obstante, el Félix el de la tele, vino acompañado de dos prendas de cuidado que, no sólo no desentonaron, sino que por momentos parecieron dos bracaneros más. El Mario y el Javi Mora aparecieron temprano. El primero de ellos lo hizo con unos litracos de María del Valle, fino elaborado en Bodegas Pérez Barquero, en el que desarrolla su labor como pregonero de las virtudes de los caldos que allí se elaboran. Su sorpresa fue mayúscula cuando se encontró tras la barra a un rival comercial como el Fernando Giménez. Me pareció que el hombre se sintió un poco desorientado al entrar en los aledaños de Alvear con un vino de una marca diferente. Pero  claro, era cuestión de tiempo que todos abrazaran el bag in box, como definitivamente sucedió, incluido el Fernando, que también se pegó unos tientos diciendo que el vino estaba bueno, pero que el de Alvear está mejor. De hecho, para limar asperezas, por la sede vi rulando una cantidad indefinida de Fino Dos Rombos, como no, de Alvear, que generó una discusión amable, aunque no por ello menos apasionada, sobre las virtudes de uno y otro caldo. El Javi Mora entró más comedido, con una empanada de la firma Moramar, aunque poco tardó en desatarse, acompañando al personal en una nueva noche de vino, charla y buen rollo. Precisamente ese fue el canalizador de la noche. Semana a semana podéis leer que si algo le gusta a mis colegas es la charla en torno a la barra de una taberna. Si a esto unimos que el trío de ases que llegó el jueves obtuvieron Cum Laude en la Universidad de Tabernas (no confundir con la localidad de Almería), sólo faltaba echarle carne a las ascuas. Bueno, en realidad, esta vez la cosa fue de pescado. El Félix llegó con una perola de atún encebollado pa quitar el sentío. Según contó se pegó buena parte de la noche anterior preparándolo en su casa. No obstante, después de horas pegado a los fogones, los mu cabrones apenas si tardaron diez minutos en jalárselo, mojando sopones en la salsa como auténticos posesos.



Tras la comilona, no cabe denominarla de otra manera, llegó el postre y los digestivos, momentos que no se perdonan en Brácana. Pasada la hora más temprana del día, el personal puso rumbo a sus respectivos hogares. Se puso fin a una nueva Tertulia, incorporando a dos nuevos amigos, que salieron por la puerta rumiando que volverían.

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