

14-11-2024 NOS VAMOS A VILLA-CHOMINO
Las excursiones, al igual que cuando eran niños, les dan un punto de excitación diferente. Incluso a mí, cuando recuerdo como mi amo me llevaba en mi jaulita, a todas las que podía.
Suerte que morí antes del jueves que se presentaron en la Fundi con un pavo castellano metido en un saco al que le llamaron Flecher, como tributo a lo que se iban a meter en Montalbán. De lo contario me hubiera visto compartiendo maletero con Flecher.
Como digo, las excursiones molan, tienen su protocolo, que comienza un par de jueves antes de manera tranquila y sigue el jueves anterior a dicha excursión, donde afinan coches, conductores.. en definitiva, intendencia en general. En esta ocasión tocaba Sierra de Montilla, digamos que otro indicio para sospechar que puede ser gorda. Y allí los estaban esperando con muchas ganas el Expo, Bernardino, Roberto Boncopte, Miguel el pulga, y Manolo. Estos ya sabían a la perfección de que vá el mundo bracanero, ya que meses atrás ya pasaron por Bracana Center. El destino era “Villa Chomino”.
A santuario, no suena mucho, ni a ermita, ni ostias de esas. A ninguno de los conductores ni a sus acompañantes se le olvido el nombre. Villa Chomino… Y a pesar de que eran tres coches, pues se perdieron. O mejor dicho ,unos aterrizaron el Villa Chomino y otros en la casa del Expo. Los que llegaron a casa del Expo, tomando rumbo, campo a través hasta Villa Chomino.Allí estaba el grueso de la expedición. De allí para la casa del Expo, todo dios, para pegarnos los primeros latigazos en la casa de este. Y allí acompañados de Marta (la chica del Expo) comenzaron a cogerle ritmo a la noche. Eso sí, cuando empezaban a arrancar motores, Bernardino llamó al orden al personal y mando cambiar el rumbo a sus territorios. Y ahí iban otra vez, campo a través, a oscuras con las linternas del móvil alumbrando a los terrones. Con mas ganas de vino que antes, y es que ya lo habían probado. Eso sí, cuando todos al fin se vieron en Villa Chomino ( Marta incluida), entendieron que el esfuerzo había merecido la pena. Y llegado ese momento allí no faltó ni gloria. El culmen llegó cuando el Miguel el pulga en un ritual casi ancestral, entregó una por una a cada bracanero una bellota. Si, una bellota. La Bellota Sagrada, básicamente y por le puede oir, una especie de amuleto para follar, con perdón. Con este panorama, y ya agustico, y con los The Clas sonando al mas puro estilo Rebate…
Complicado arrancarlos de allí, rondando las dos de la mañana.
Otro gato a la talega, y otra vez con nota.
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