12 de diciembre de 2019

12 de diciembre de 2019 - Sin comentarios

Brácana, zona segura

A lo largo de esta última década, en Brácana siempre se han esforzado porque el territorio de la República fuera seguro. Medidas de seguridad para el personal que van desde contar con un extintor hasta cambiar la instalación eléctrica para evitar sustos. No obstante, pocas veces se ha estado tan seguro un jueves en la sede como el pasado. Puede parecer una tontería más de las mías, aunque esta vez estoy hablando muy en serio. Y es que la última tertulia sirvió para actualizar los protocolos de seguridad en materia de salud, ministerio que por cierto ostenta el Silencioso, gracias a su amplia experiencia en temas relacionados con los hospitales.


Las I Jornadas Bracaneras de seguridad, contaron con la presencia de el Enrique Durán, cardiólogo de Hospital de Montilla, y de el Antonio Jesús Montero, alias el Frutas, como miembro del Parque Provincial de Prevención y Extinción de Incendios de Córdoba. Junto a ellos estuvieron el Raúl, por sus conocimientos en materia de gas natural y el Jorge Calvo, en representación de la empresa Inditer, cuyo cometido es la fabricación de intercambiadores térmicos. Puede parece ser que esta última formación está fuera de lugar,peor si supierais como va el personal, entenderíais la necesidad de aplicar elementos que bajen la temporada de la población bracanera. Pero bueno, a lo que vamos. A lo largo de la noche hubo clases teóricas y prácticas y primeros auxilios, con amago de infarto simulado, incluido.



También se habló mucho de la necesidad de implantar en la República un código de buenas conductas alimentarias, con una dieta baja en sal y grasas, y rica en verdura y otros alimentos que, la verdad sea dicha, brillan en Brácana por su ausencia. De hecho, el jueves trataron de llevar a la práctica lo aprendido con un meno diferente, basado en tortilla de patatas, mejillones, lomo a la sal y atún de almadraba. Porque una cosa es el dicho y otra bien distinta el hecho. Y la verdad sea dicha, se pusieron como a nadie le importa, aunque bajo supervisión médica. Porque allí el personal decía:
- Si nos tiene que dar algo, que sea hoy, que estamos atendidos.


Lo que no sé se dieron cuenta es que los invitados, ya embajadores, aguantaron el ritmo bracanero, que ya es decir. Vamos, que no sé si yo si estaban para urgencias hospitalarias o para dispositivos de emergencia.
La principal conclusión a la que llegaron en estas I Jornadas Bracaneras de Seguridad es que el atún y el resto de la jatería estaba de muerte... y el vino también. Porque si te tiene que pasar algo, como dicen los antiguos, al menos que coja comido. A ello también contribuyo una noche más el América, que llegó con una tartica para regar la plaza... vamos, sin conocimiento ninguno.


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