9 de agosto de 2020

9 de agosto de 2020 - Sin comentarios

De vuelta a Villa Locura

 Ya sé que he estado una semanas ausentes, pero es que la actividad bracanera está reducida casi al mínimo, siguiendo con las Tertulias en el exilio. Ya os he contado en algunas ocasiones que la seguridad, o al menos la prudencia, está siendo el denominador común en estas últimas semanas con motivo del virus. Por ello la última quincena ha tenido como nombre propio el patio de la Cooperativa La Unión, para llenar ese agujero que supone seguir sin poder pisar la sede.

Pero claro, a pesar de estar agustico, en los bares y chisnacles no se está igual que en Brácana. Con sus cosas buenas y menos buenas, como en casa no se descansa en ningún sitio. Y como a falta de vino fino, bueno es vino de tinaja, el jueves pasado echaron mano de la residencia de verano de el Ligre: Villa Locura. Es un sitio que me trae unos recuerdos excelentes, a pesar de que ya no está el árbol que me sirvió de refugio tantas noches bracaneras. De hecho, nada más saber que iban para allá, le di un toque a mi amigo Mustafá, el búho que habitó tanto tiempo en esas ramas. Esta vez tuvimos que reposar sobre un nogal, con vistas privilegiadas a la tertulia bracanera que, ahora sí, fue mucho más hogareña.


Antes de que me olvidé, tengo que resaltar que la ida fue de lo más curioso, porque casi la mitad del pueblo bracanero acudió en bicicleta. Aquello parecía Verano Azul, pero sin Bea ni Desi -cada uno que elija ya su personaje-. De toda la noche, además, me quedó con el nuevo invento bracanero. El caso es que se quedaron cortos en las previsiones y en poco más de hora y media de habían jalado los siete litracos de vino previstos. Saltaron las alarmas y hubo que tirar de la taberna de guardia -léase ca la Eladia- para incrementar la oferta ante la ingente demanda. Fue el presidente el que hizo las gestiones en bici, así que como el vino llegó caliente, se inventó un sistema que ya han patentado como el Bicivin. Esto es llenar de hielo las alforjas de la bici, a modo de tenderete ambulante para refrescar las gargantas del personal.


 Pues parecer un poco aparatoso, pero el personal le dio el visto bueno, sobre todo porque nu hubo que lamentar entrar en una estado de ley seca por la falta de vino. Bueno, que me piro por hoy, con una foto que demuestra la mentalización bracanera respecto a la COVID-19. La semana que viene vuelven a Villa Locura, imagino que con la Bicivin y con más ganas de volver a la normalidad. Ya os contaré.


0 comentarios:

Publicar un comentario