16 de enero de 2018

16 de enero de 2018 - Sin comentarios

Embajadores llegados desde 'la oficina'

Si cada primer jueves del mes es de rigor que Brácana no tenga invitados, también lo es que al segundo lleguen nuevos embajadores. Fieles al reglamento, mis compinches contaron la pasada semana con la presencia de tres nuevos personajes. Bueno, fueron tres, pero en realidad fueron cuatro, porque el Carlitos, hermano de el Nuevo, se pegó una volá por la sede, aprovechando para pegarse unos latigassos con el perosnal. Fue una tertulia de conversaciones variadas, y también de bajas importantes. El Ahijao por motivos de salud y el Ligre, por motivos laborales, renunciaron por una noche a su derecho bracanero, haciendo mala bilis al quedarse en casita. El caso es que los que no faltaron fueron los nuevos invitados, que salieron por la puerta, una vez acabada la noche, como nuevos embajadores de Brácana.


Son boinas verdes de barra y, al igual que muchos bracaneros, en nómina de 'la oficina' -nombre cariñoso para nombrar el local que regenta el Nuevo. Precisamente suya fue la invitación cursada a el Rafa Caracuel, el Óscar Jiménez y el Rafa García. Menudos personajes. No desentonaron porque también le pegan al vino como 007 al Vodka Martini, aunque estos ni lo mezclan ni lo agitan, simplemente se lo beben. Pero bueno, a lo que vamos. Uno de los temas estrella de la noche fue el procés catalán. No sé si me he referido alguna vez a este asunto, que cada vez ocupa más minutos en Brácana. Ahí abajo se está liando parda con el tema de la posible independencia de Cataluña y, claro, esto enciende al personal, que ve en todo este follón una burda copia del proceso separatista seguido en Brácana -reconocimiento incluido de la ONU-.


Tales son las similitudes, que hay quien opina que Puigdemont ha visto las sesiones de investidura bracaneras, para hilvanar su discurso. El tío aseguró el jueves en el Parlament que defiende el mandato del pueblo catalán, esto es, seguir con la independencia votada -por llamarlo de alguna manera- el 1 de octubre, pero pidiendo al Parlamento que suspenda la declaración de independencia, para emprender un diálogo que concluya con una decisión acordada. Toma ya. Después de la que están liando, un sí, pero no. Este amago ya se conoce como hacer un Puigdemont. No obstante hay que recordar que el mandato de Ligre I Rey Breve ya fue similar, asumiendo el resultado de las urnas, pero dimitiendo menos de un minuto después. Visto el follón que están liando en Cataluña, me da que esto va para largo.


El turismo también fue otro tema de conversación, con las peripecias del trio de embajadores allende los mares. Al parecer se pegaron un viajito por el Caribe y, claro, su contenido no puede ser contado en este humilde blog, por motivos de confidencialidad. También, como no, se habló de fútbol, tras el partido disputado por España contra Israel, que cerraba la fase de clasificación para el mundial del 2018 en Rusia. Entre culés, merengues, béticos y sevillistas, allí no hubo quien se enterara, y menos yo, que no me gusta el fútbol. Lo que sí me gusta es ver como se ponen tiernos a beber y comer. Respecto a lo primero, tiraron del C.B. Alvear de la bota. Para dar cuenta de lo segundo, hay que emplear un poco más de tiempo. Queso, jamón, salchichón y gambas blancas, constituyeron los entrantes de la noche, para rematar la faena con una tapita de rabo de toro, y una perola de arroz con champiñones. Vamos, como a nadie le importa, digestivos incluidos.


Aquí chapo por hoy, que la semana que viene tengo que volver al tajo, al parecer, con nuevos invitados, que llegarán a la sede con las alforjas llenas de vino.
SALUD

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