9 de enero de 2018

9 de enero de 2018 - Sin comentarios

Solomillo Bracanero, novedad en la carta de Lavergy

Definitivamente, el América es un crack. Ríete tú de Messi, Arzak, Ferran Adrià o Cristiano Ronaldo. Ya sea hablando de fútbol o de cocina, el Rubio es un fenómeno, a la vez que guía espiritual de los fogones de Brácana. El jueves pasado dio en la sede una nueva lección gastronómica, estrenando un nuevo plato que ya ocupa un lugar privilegiado en la carte del restaurante Lavergy, en París. Para los no iniciados, se trata de un establecimiento gourmet, que Brácana abrió hace años en la capital francesa, con meses de espera para encontrar mesa libre. Allí es donde van a parar los inventos culinarios del Ministro de Alimentación, y algunos de el América.


El último ha sido el Solomillo Bracanero. Según pude escuchar de boca del I Premio al Mérito Gastronómico de Brácana, es fruto de una investigación importante sobre el punto de cocción del solomillo de cerdo, mientras se charla en torno a la plancha en la que se cocina. Me puedo imaginar el grupo de estudio: El Ministro de Alimentación, el Silencioso, el Mejías Chico y alguno que otro que se juntan en casa de el América cuando el Madrid juega Champions.
Por cierto, hablando de fútbol. No veas la brasa que dieron el Paticorto, el Ministro de Alimentación y el Abertxale el jueves. Los mu cabrones, se habían confabulado para acudir a la Tertulia bien equipados con camisetas y bufandas del Betis, después de que en la víspera de la quedada bracanera, fueran los verdiblancos los que ganaron en el Bernabeu con un gol en el descuento. Os podéis imaginar la que liaron, obligando al personal a besar el escudo.


¡Qué cabrones! No tuvieron piedad ni de el América, merengue de pro, hasta tal punto que dice que en vez de sangre tiene leche por las venas. Futboladas al margen, la cena fue de tronío, como dirían los taurinos. Además de los entrantes y aperitivos habituales, el América se marcó unas gambitas fritas, antes de servir el Solomillo Bracanero, para cerrar la tanda culinaria con un pudding made in América, autografiado y todo, y unas ronditas de champagne francés.
Como diría el protagonista de la noche (hay que poner cierta voz de pito):
- Hombre, la comida no ha estado mal. El cocinero ha hecho sus cositas, lo que ha podido, vamos...


Pero lo verdaderamente destacable, sin quitarle mérito al cocinero, fue la puesta en escena. No comieron en la barra, ni en la mesa de formica de toa la vida. Lo hicieron en una mesa de madera traída para la ocasión, con sus respectivas sillas; con platos y cubiertos, e incluso servilletas individuales. Lo que viene a ser en plan restaurante...
Ya digo que el América en un crack, así que mis colegas, que lo tienen en un pedestal, apostaron a caballo ganador con un regalo que, una vez más, hizo llorar a el Rubio en Brácana: un escudo en relieve del Real Madrid, a todo color. Después de la que habían liado con el Betis, un escudo. Si es que, desde luego... Aunque, a decir verdad, el escudo está chulo para alguien que sea hincha merengue, y doy fe de que el América lo es.


Además de todas estas cosas que os estoy contando, no quiero despedirme sin hablar de las alitas de pollo al estilo Pepe Luis. Es ya un tema recurrente cada vez que el América pasa por Brácana y los asiduos de esta bitácora ya sabéis por dónde van los tiros. Pues, evidentemente, el tema volvió a salir y el América, esta bien justificado, los volvió a mandar a todos a tomar mucho por culo.
Ciao bambinos, la semana que viene vuelvo con una tertulia de vinos y madera. A su tiempo sabréis por qué.

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