6 de mayo de 2018

6 de mayo de 2018 - Sin comentarios

Así empezó todo

Joder, hoy sí que estoy emocionado. Una lástima que mi amo no haya estado en la Tertulia del Jueves porque, en cierta forma, uno de los invitados, fue artífice de mi relación con el pueblo bracanero: el Cordonero. Os pongo en antecedentes. Ya sabéis que antes de Brácana, cuando esta historia aún era denominada como Tertulias del Callejón, se inició como una reunión de amigos, por motivos que ahora no vienen al caso.


Lo que sí es trascendente es que el Pijo del Magreb, más solo que la una cuando no había Tertulia, decidió hacerse con los servicios de un compañero -un servidor- para hacer más llevadero el paso de los días. Pues bien, ahí es donde entra en juego el Antonio Luque, el Cordonero, que fue quien me vendió a mi amo. Sobre ese momento crucial en la vida de Brácana, se ha vertido mucha saliva. De hecho, es el propio Pijo del Magreb el que dice que acabó con un diamante tropical como compañero, porque la pasta no le daba para más. Es una manera sutil, de decir que fui su última opción. De todas maneras, después de tantos años, no voy a tenerlo en cuenta porque, como dice el refrán, agua pasada no mueve molino.


Presentado uno de los tres invitados del jueves, vamos a por los otros dos. Por un lado el Alfonsito, yerno de el Cordonero, y boina verde en Brácana, por donde ya anduvo en semanas anteriores. El que sí que debutó en la plaza fue el Manolo Mediavilla. Es un enamorado del vino en general, y del tinto en particular, por su condición de comercial de las bodegas Fernández de Piérola. Llegó bien acompañado por una muestra de vinos 'coloraos': crianza del 2014, reserva del 2005, ambos de Rioja, y Tinto Traslascuestas de Ribera del Duero. A tan sugerente propuesta hay que unir el Fino Serena, traído por el Cordonero, y el C.B. Alvear de la casa, que siempre está al quite.


Con semejantes personajes os podéis hacer una idea de por dónde fueron los tiros, en lo que a conversaciones ser refiere. Se habló mucho de vinos, como manda la tradición bracanera. De los gustos del mercado, de la ausencia de acciones promocionales serias en la D.O. Montilla Moriles para poner en calor los vinos de esta zona... y de lo bueno que está el vino. Por un momento aquello me recordó a la ya extinta sección Vinos del mundo, colones diferentes. Porque, la verdad, se pusieron tiernos.


También se habló de coches, porque el Alfonsito no perdona. Su presencia, y el respaldo de la Pantera y el Ahijao, hizo que se hablara de ruedas, ciclindradas y marcas, con una pasión que a mí se mes escapa por completo. Todo esto estuvo pertinentemente acompañado de viandas que no desmerecieron al vino: jamón, queso, carrillada en salsa y alistas de pollo. Aquí me detengo porque este último plato sigue generando controversia y cachondeo en la República. Aún no está claro la autoría de la receta que en Brácana se atribuye al Ministro de Alimentación, a pesar del contencioso interpuesto por el América, demandando la paternidad del plato. El asunto sigue en manos del TSJB (Tribunal Superior de Justicia de Brácana) que no acaba de tener pruebas concluyentes para dictar sentencia. De hecho, los mu cabrones dicen que todavía hay que seguir profundizando en la receta algunas semanas más, para comprobar cuál de las dos partes lleva razón ¡Se las saben todas!

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