1 de mayo de 2018

1 de mayo de 2018 - Sin comentarios

Los colegas de el Silencioso

Hace tiempo que por Brácana no se dejaban caer tantos embajadores de golpe, pero el jueves pasado sucedió. Antes de relatar o referir, ambos términos son igualmente válidos, lo que pasó en la última tertulia, se me viene a la cabeza la última vez que llegaron hasta la sede tantos embajadores nuevos. Aquello desembocó en un intento de Golpe de Estado porque, el  número similar  de bracaneros e invitados, equilibraba las fuerzas. Afortunadamente esta vez no se llegó a ese extremo por el talante moderado de los cuatro personajes que pisaron Tierra Santa por primera vez.


La expresión viene como anillo al dedo, porque los invitados a los que hago referencia, forman parte del mundo cofrade de la vecina ciudad de Montilla. Todos ellos pertenecen a la Hermandad del Cristo de la Juventud, vinculada a la Casa Salesiana, y entraron en Brácana por la puerta grande, acompañados por el Silencioso, anfitrión una noche más, por motivos que ahora no vienen al caso. Conforme fui madurando todos estos datos, no pude evitar un sonrisa burlona en mi pequeño pico, pensando en una República que autodenomina laica.... claro, por la Gracia de Dios (Baco, según el presidente), como queda reflejado en el título de esta bendita locura.


Planteaba todo esto ayer a mis colegas, aquí en el limbo, y fue Saramago el que aportó, como siempre, ludicez a la conversación.
- La verdad, Punselito,  es que pensándolo fríamente, hay muchos más puntos en común de lo que puedes pensar entre una Cofradía y Brácana. A fin de cuentas, si analizamos la vida cofrade de cualquier Hermandad, toda su actividad gira en torno a los fines con los que se creó, esperando la llegada de la Semana Santa, como momento más importante ¿no?
- Pues no sé dónde quieres llegar José, pero sigue, que ya me tienes intrigado.
- Básicamente ya te lo he explicado. Tus colegas terrenales viven toda la semana preparando todo tipo de historias y, cuando llega el jueves, se vienen arriba. Grosso modo, es lo que hacen las cofradías vinculadas a la Semana Santa, pero con matices, como es lógico ¿Lo pillas ahora?
Para mí que el razonamiento no tiene atadero ni por el lomo, pero cualquiera le replica a un tipo que tiene el Nobel de Literatura y que además cada vez que habla hace que el auditorio asienta convencido de lo que dice.


Pero bueno, la realidad es que el jueves no se habló apenas de estos temas, así que no sé por qué me he ido por las ramas. A todo esto, ni he dicho quiénes fueron los invitados de la noche. Tres de ellos me parecían gente sosegada: el Francis López, el Manolo Márquez y el Rafa Raigón, pero el otro, el Fito, como lo llamaron, tiene pinta de tener más peligro que una piraña en un bidet. Primero porque mantuvo el ritmo de conversación -y de vino- de mis colegas, y eso ya tiene mérito. Aún así, el resto de la terna anduvo a la par, trasegando líquido elemento como si no hubiera mañana.


Menos mal, que acudieron con vituallas apropiadas para la orgía vinatera, con chacina variada -tan apreciada en la República- y lomo de cerdo. Además el Ministro de Alimentación, al que no se escapa ningún detalle, preparó para cerrar la noche un revuelto de champiñones, que aplacó los ánimos mientras hubo manduquio en la perola.


No me enrollo más por hoy, que esta semana tenemos ración doble y tengo que arreglarme un poquito, para vestir mis mejores galas este fin de semana. Aunque todavía estamos en noviembre, el sábado se celebra la tradicional cena bracanera de Navidad y, no puedo ir como entenderéis, con estas plumas. Ya os cuento algo....

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