17 de enero de 2016

17 de enero de 2016 - Sin comentarios

El décimo bracanero

Pasada ya la resaca de la cena bracanera, que dio mucho más de sí que las fotos y el escueto texto que puse hace algunos días, toca centrarse de nuevo en el día a día, o mejor dicho, en el semana a semana de la República. El pasado jueves fue un día especial en muchos sentidos. Primero porque hacía mucho tiempo que no visitaban la sede cinco embajadores del tirón: el José María Trillo y el Rafa Algaba 'Cipri' colegas ambos de la Pantera; el Paco Caín que pisaba Tierra Santa acompañado de el Rafalín Malasangre; y el Rafa Chacón, que volvía a la escena del crimen. Hasta aquí todo es más o menos normal. No obstante, el pasado jueves me llevé una grata sorpresa, porque Iván, el pequeño bracanero, llegó a la sede poco después de la apertura de puertas. Me extrañó bastante cuando lo vi pasar el umbral, aunque despejé todas mis dudas cuando él mismo justificó su presencia para invitar a los bracaneros por su octavo cumpleaños. Os podéis imaginar la cara del pimpollo, rodeado de mis compinches y, además, dorándole la píldora a más no poder. El caso es que el chaval se jaló su bolsita de patatas salaíllas, sopló la vela de la tarta y abandonó el local más ancho que largo, sobre todo cuando mi amo dijo que pasa a ser el décimo bracanero en lugar de el pequeño bracanero.


Además de esta anécdota, entrañable desde el punto de vista de la cantera, como apuntaron algunos, la noche dio mucho de sí. La verdad es que incluso me emocioné un poquito al ver tanta gente charlando, bebiendo vino con alegría y compartiendo anécdotas. Uno de los detalles de la noche fue el estreno de una nueva cerveza de la firma montillana Cabbeer, que visitaron días atrás. El Paco Caín tomó entonces buena nota de la visita bracanera y aprovechó la coyuntura para tener en Brácana la puesta de largo de la nueva cerveza envejecida en barriles de amontillado.


Mientras hacían boca con la cerveza, que gustó en líneas generales por el sabor diferente que aporta, fueron zampándose las tapas de rigor con las que llegaron los embajadores, cabeza de cerdo y morcilla, además del jamón de rigor que sigue sirviendo para hacer estómago. Además de estas exquisitices, para ir preparando las inminente cenas navideñas, también tuvieron tiempo de meterle mano a unos langostinos cocidos como requisito previo al plato fuerte de la noche. El ministro de alimentación sigue sorprendiendo a propios y extraños, y el pasado jueves se marcó una perola de garbanzos con patatas para cerrar la noche. Bueno, exactamente no la cerraron porque el postre también tuvo su allá, con una tarta de chocolate y unas uvitas colorás.


Al margen de la jatería, que sigue siendo abundante y gourmet, que dirían en Lavergy, las risas fueron también denominador común el pasado jueves. En especial dejaré constancia de el Rafalín Malasangre, que acaparó buena parte de la conversación, recordando juergas pasadas de las que no puedo contar excesivos detalles.
Otro dato significativo de la velada, fue la invitación de el Paco Caín, que ha propuesta una quedada bracanera en el Molino del Toro donde, por lo visto, tiene un vino que quita el sentío y que en breve será pertinentemente catado por mis colegas.


Podría contar algunas cosas más pero, sinceramente ando un poco desganado, guardando fuerzas para las fiestas navideñas que aquí, en el limbo, también se celebran con insistencia. Ya os contaré el cotillón que tenemos preparado para la Nochevieja, coincidiendo con la invitación recibida de Onda Brácana Ante Pirenáica como DJ. En  fin, que ya os cuento cosas nuevas la semana que viene, en la que visitan Brácana tres embajadores veteranos de tronío.


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