28 de enero de 2016

28 de enero de 2016 - Sin comentarios

El Héroe Amontillado visita Brácana

La del pasado jueves fue una tertulia multitudinaria que, una vez más, hizo tambalear el correcto funcionamiento de la República. Si no recuerdo mal, la última vez que hubo casi paridad de embajadores y ciudadanos bracaneros, hubo conato de Golpe de Estado, aunque no en los mismos términos que el que se vivió en noviembre del años 2014, cuando los golpistas impusieron la Ley Marcial durante algo más de una semana. Tengo que reconocer que el carácter de los embajadores de la pasada semana no invitaba a que se pudiera producir una revuelta. Además, los nueve bracaneros cuentan desde ahora con un claro defensor de las libertades vinateras en la República como el Héroe Amontillano.


Más adelante hablaré de este personaje, porque antes quiero centrarme en la nutrida representación de embajadores que visitaron Brácana el jueves. Llegaron en dos bandos diferentes aunque, en total, sumaron la nada despreciable cifra de ocho. Como digo, la mayoría local estuvo en el alero por momentos porque el Paticorto, fiel a su costumbre, llegó tarde, dejando en tablas la quedada. En su descargo hay que decir que un año más estuvo presente en el stand montado por Brácana en Fitur, donde trató de captar viajeros, futuros embajadores para los meses venideros, bajo el eslogan Bracanízate.


Pero bueno, a lo que vamos. de los ocho embajadores que visitaron la República el jueves, cinco fueron noveles, mientras que otros tres ya conocían el paño de la tela que se corta en la sede semana a semana. Estos últimos son el Juan Antonio, el Pavito y el Baena, que anduvieron por Brácana meses atrás. Llegaron acompañados de otros tres, que por primera vez pusieron pie en Tierra Santa: el Pepe Merino, el Rafael y el Jesús Roldán. Los seis de una u otra manera, son parientes de mi amo, por el lado de su consorte, de ahí que el chaval estuviera toda la noche más comedido de lo habitual. El otro ramo de embajadores fueron el Pepe Pérez Merino, personaje de la vecina localidad de Montilla por sus publicaciones y también por su antiguo trabajo como celador del ambulatorio (que no Centro de salud), y el Pepe Cano, yerno del primero, malagueño de nacimiento, sevillano de adopción, montillano de vocación y padre del Héroe Amontillado.


Justo en este momento tengo que detenerme para analizar este personaje de cómic, que ya forma parte indisoluble de la Rapública. Hace semanas que vengo oyendo ese nombre, así que me ha dado por echar un vistazo por internet para ver quién es. Podéis conocer algo más sobre él en la dirección www.elheroeamontillado.com, donde queda definido como un héroe atrevido de carácter y fiel defensor del vino, de su tradición, su cultura y del consumo responsable y moderado. Vamos, más o menos el leit motiv de Brácana, si no fuera porque algunos días olvidan los dos últimos apartados. El caso es que el Pepe Cano lleva meses dibujando e ideando historietas de este héroe, que está acompañado por otros personajes curiosos como el Poeta Oloroso, Pili Cream, Palo Cortao o Manolo Tinaja. Era cuestión de tiempo que todos ellos confluyeran en Brácana, cuyos miembros siguen a pies juntillas los mandamientos del vino, así que el Pepe Cano obsequió al personal con una caricatura del protegonista de las historias, que desde el pasado jueves velará semana a semana para que el vino sea honrado en este lugar como se merece.
Respecto al dibujo del Héroe Amontillado, me despisté un ratillo y cuando volví el pico me encontré al personal agachándose y levantándose mientras lo miraban. Por un momento pensé que era cuestión de tiempo que el personal comenzara a hacer cosas raras. Pero no, en Brácana casi todo tiene una explicación, y esta en concreto la tiene. El caso es que el personaje ha sido dibujado por el Pepe Cano en una teja y claro, debido a la curvatura, según si lo miras desde arriba o desde abajo, el sombre se baja o se eleva. Como dijo el propio autor, es cuestión de explicarle al personal que lo vea en el futuro, "sólo es cuestión de saber o saber mirar". Con todas y otras historias que mi pequeña cabeza de parajo no llega a recordar, lleggué a la conclusión de que tal es el grado de afinidad entre Amontillado y bracaneros,  que el Héroe  también juró fidelidad a la República, jurando junto a su creador en el atril.


Puedo contar muchísimas más cosas de lo que pasó el jueves, porque los temas de conversación dieron mucho de sí. Se habló de política, de deportes, de anécodtas pasadas, de cuestiones personales de las que mejor no hablar... y todo ello regado pertinentemente con vino en abundacia y con viandas para aplacar al personal. Se jalaron unas tapitas a base de queso de cabra y carne de membrillo, tortilla de patatas, jamón, queso y morcilla de Ronda. No contentos con todo eso, el ministro de alimentación preparó una perola de garbanzos que a más de uno espantó en un primer momento, aunque acabara doblando la cerviz para apurar los cuencos.
El otro aspecto en el que me quiero detener un rato es en el Pepe Merino (no confundir con el Pepe Pérez Merino). Este es montillano de nacimiento pero malagueño de adopción y llevaba tiempo queriendo visitar la República ya que, según él mismo reconoció, es lector asiduo de mis crónicas (sin lugar a dudas eso dice mucho de su gusto culturales). Para la ocasión, tuvo a bien leer una traducción libre del poema El barril de amontillado de Edgar Allan Poe, con una música de fondo que me erizó las plumas de la nuca.


Como podéis ver, los embajadores dan tanto como mis colegas ofrecen cada jueves, cada uno en sus posibilidades y gustos. Quizás por ello hemos alcanzado ya el sexto año de la era bracanera, séptimo si contamos las tertulias del callejón.... y que no falte.
La próxima semana más, además con embajadores reincidentes, según pude escuchar, como el Juan Castillero, el Pichichi y el Negos, que vienen para planificar la próxima peregrinación a la Bodega La Fundi. Tendré que acudir con tiempo para que no me pille el halcón y ya os contaré.

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