

27-3-25. OBRIGADO, MUITO OBRIGADO.
Y con la resaca emocional de las experiencias vividas en la Hacienda Villa Rafalito, los bracaneros enchufaban el último envite de marzo (jueves 27). El cartel era de lujo, con un reincidente; “el David el frutero” y dos novedades; “Paquito Casado y Bruno el portugués”. Dicho así, parece el cartel de una corrida benéfica del bombero torero, pero para nada.
El primero se las sabe todas, y entre copa y copa y fruta y fruta dio alguna que otra lección… de música, nó, que también. De arte, si, y del maravilloso mundo de la pintura, y es que todo empezó con el maravilloso cuadro de la señora de época meciéndose en un patio cordobés, que engalana uno de los testeros de la sede. Ahí se abrió un debate en el que el frutero demostró cualidades suficientes para dar una máster class de pintura. También arrancó la expectación de los presentes con unas brochetas de tomates cherry y no sé que mas.
Por su parte Paquito Casado nadaba entre aguas bracaneras con una destreza digna de admiración acudiendo a toda conversación en donde se le requería y de paso bebiendo vino como un verdadero profesional en esta materia. Tampoco le costó coger ritmo a Bruno el portugués, sobrino al parecer del paticorto de las ondas. A lo largo de la noche fue erigiéndose en figura indispensable de la tertulia, entrando de menos a más y deleitando al personal con el juramento en portugués. Estas tonterías les mola mucho al personal, y con unos litricos ya en el cuerpo, pues ni os cuento.
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