26 de junio de 2015

26 de junio de 2015 - Sin comentarios

Bodega rockera en Brácana.... una vez más

Comenzamos junio, así que ya sabéis: chanclitas, pantalón corto y, como cada jueves, vino y jatería hasta reventar. Para estrenar el mes de la entrada oficial del verano, Brácana ha vuelto a saltarse las reglas -y van ya unas pocas- invitando a nuevos embajadores a la sede, en vez de concurrir en pleno estrictramente bracanero, como suele ser habitual. Bueno, en esta ocasión digo lo de nuevos embajadores por decir algo, ya que los dos personajes que pasaron el jueves pasado por la sede son ya boinas verdes en estas y otras lides.


Hablo del Pepín Carbonero, alma máter al tiempo que gerente de la mítica bodega rockera Cabriñana y de el Rafa JJ, con su inseparable cámara. La idea de que ambos volvieran a pisar el escenario del crimen, ya estuvieron por Brácana allá por el mes de abril del año 2013, comenzó a fraguarse hace algunas semanas durante la celebración del Día del Vecino, en la vecina localidad de Montilla. A eso de las 15:00 horas -el matiz de la hora es importante- el Pepín y algunos de mis compinches entre los que cabe citar a el Silencioso, el Pijo del pádel, el Paticorto y el ministro de alimentación, coincidieron frente al stand del Club Baloncesto Montilla. Era inevitable que salieran a relucir la idiosincracia bracanera y también la Fiesta de la Presentación del nuevo mosto en Cabriñana. En esa conversación andaban, ya en cuarta velocidad, cuando cayeron en la cuenta de que sería bueno unir fuerza sen torno al vino un jueves más en Brácana. Como veis, montar un sarao como mis compinches es infinitamente más fácil que montar un mueble del Ikea, le pese a quien le pese, así que el Pepín recogió el guante y el Rafa JJ aprovechó la coyuntura.


Obviamente, los dos llegaron a la sede pertinentemente acompañados de unos litracos del buen vino que albergan las botas de Cabriñana, mosto y más hechito, del que no fueron capaces de dar cuenta ante la pasividad del personal. Fue una tertulia relativamente tranquila, de mucha charla en torno al vino y la política, que en estos días trae al personal por la calle de la amargura. Que si Podemos, que si los del PP, que si los del PSOE... ya empieza a tocarme el pico toda la charla menuilla que se repite todas las semanas. Pero claro, Brácana no va a ser una excepción, así que toca seguir la corriente politiquera que impera por toda la piel de toro. Podría entrar en más detalles, pero supondría estrujar mis meninges, algo que no me apetece lo más mínimo.


Lo que sí dejaré por escrito, para que vuelva a quedar constancia, es que el ministro de alimentación, el Maestro y el Paticorto volvieron a cerrar la sede junto a los embajadores, tomándose unos fresquitos ahora que empieza a apretar la calor.
Hasta la semana que viene en la que no habrá embajadores. Aunque bueno, tampoco los había previsto para la pasada semana y fíjate tú que acabaron junto a ellos, por esas benditas calles desiertas de Montilla, pasada ya la primera hora más temprana del día.


Pdt. El cartel que veis aquí arriba corresponde a la firma de libros que ha llevado a cabo el Pijo del Magreb. Hace unos días os dejaba el cartel de la presentación de su libro Trece lunas, que se dio a conocer días atrás en la Casa de las Aguas. Pues eso, que allí montaron el tenderete y mi amo, bolígrafo en ristre, firmó tanto ejemplares como bracaneros se dignaron a pasar por el atril. Ahora sólo falta que los lean....

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