25 de junio de 2015

25 de junio de 2015 - Sin comentarios

Peregrinación vinatera



Pues sí, como cabía esperar, el pasado jueves mis compinches de Tertulia se plantaron en Montalbán, peregrinando hacia ese templo consagrado al vino, la charla y el buen rollo, que es la Bodega La Fundi. Aunque estaba previsto que el camino se hiciera a pie, siguiendo la Ruta de los Vinateros, que discurre por vías rurales de la Campiña Cordobesa, al final todas las buenas intenciones quedaron en eso, buenas intenciones. Digo esto porque de hacer el camino a pata... nanay. Como en años anteriores, prescindieron de carrozas y otras chorradas, y tiraron de los clásicos coches conducidos por no bebedores, para pegarse la del pulpo. Sabia decisión para evitar tirones, dobladuras de tobillos y otras lesiones propias de andarines (dicho más fino, contracturas y esguinces).


La verdad es que si cojo la crónica del año anterior y la duplico cambiando fechas, casi nada ha cambiado en ese mítico lugar. Vino y comida pa reventar, y risas hasta desencajar la quijá, siguen siendo la nota común de cada peregrinación. No obstante este año sí que ha habido un cambio significativo que merece la pena destacar: la presencia de el Negos. Como había oído que aparecería por allí, y ya tuve el honor de conocerlo meses atrás en la sede, desde tempranito me aposté en uno de los árboles de la Fundi, dispuesto a no perder detalle. El caso es que el Negos es... ¿como diría yo? Diciendo que es un personajillo curioso, me quedo corto y no alcanzo a reflejar todas sus cualidades, que son muchas y buenas pa pegarse un desmarque, como manda el Cóndor Bendito de los Andes. La verdad es que el Negos es un tio con pinta de mafioso, sacado de una película de los años 60, pero que no deja títere con cabeza en cada uno de sus comentarios. Para que os hagáis una idea del pelaje del inviduo, cuando el personal ya iba regado hasta las cejas, se vino arriba y quiso agradecer la calurosa bienvenida dispensada por los bracaneros, primero en la sede y posteriomente en la Fundi. Estaba el hombre tan contento que dijo:
- Yo me he sentido igual de querido allí con ellos, que aquí con ustedes.


Como os podéis imaginar, el momento fue de aupa. Justo cuando el Negos acababa la frace, acerté a ver a mi amo como espurreaba una copa de vino. El Paticorto, que seguí la jugada a escasos metros, se percató de la situación, y cayó preso de una risa incontrolable y contagiosa. De hecho, el Abertxale entró en el mismo trance y los tres, se perdieron entre la frondosidad del patio de la Fundi, aunque el eco de sus carcajadas permaneció todavía un buen rato.


Fue sólo una de las muchas anécdotas de la noche, porque también podría cita el Viva Güey con el que el Ligre le desagarró un tímpano al Francisco Castillero, hermano del anfitrión, que también estuvo presente toda la noche, junto al Pichichi y el Mejías Chico, dos de los clásicos en la Fundi, año tras año.
El caso es que este compendio de bromas, risas, buen rollo y vino, es una mezcla explosiva que se repite en Montalbán a finales del mes de abril. Y que siga, que diría el otro, porque el ratico que se llevan mis compinches en el cuerpo, no se lo salto ni un galgo.


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