25 de junio de 2015

25 de junio de 2015 - Sin comentarios

¿El principio del fin?

Sé que he estado ausente mucho tiempo. Posiblemente más del que debiera, pero he de confesaros que mi vida ha dado un cambio radical durante un tiempo. En realidad he dado un giro de 360 grados a mis hábitos, de ahí que haya estado tanto tiempo sin escribir. Ya sé que dar un giro completo es volver al mismo sitio, pero bueno, es que justamente lo que me ha ocurrido. El caso es que hace unos días conocí a Grimhilde, una cigüeña blanca, que me sorbió el seso. Y bueno, que os voy a contar. Entre achuchones, arrumacos, piquitos y algunas cosas que un pájaro de honor como yo no debe contar en público, he vivido unas semanas de locura. El caso es que al final la cosa no ha resultado porque la muy golfa, siento expresarme en términos tan radicales, me ha acabado dejando por un azor, que le ha prometido descendencia y, sobre todo, un nido en las Bahamas.


Ya me lo decía mi amo:
- Punselito ¡Ten cuidado con las pájaras !
Y claro, uno que va por la vida de chulito, acaba por pegarse de bruces con la realidad. El caso es que ahora que lo pienso, algo de razón llevan mis amigos bracaneros cuando mantienen a rajatabla la presencia masculina. Yo, que los conozco, sé que tienen buen feeling con el sexto opuesto. Pero una cosa es confluir cuando la situación lo precise, y otra bien diferente es que cada uno tenga su espacio propio. Con Grimhilde me pasó algo de eso. Los primeros días todo fue como la seda, pero al cabo de unas semanas empezó a controlar la forma en la que me peino las plumas, el estado de mis garritas y hasta la limpieza del pico. Ahí es cuando recorde una frase celebre que siempre pronuncia el Pijo del pádel cuando se habla de la presencia femenina en Brácana:
- ¡A la puta calle!
A pesar de ello, el jueves pasado se tuvo que tragar sus palabras. Sí, como lo estáis oyendo. Por primera vez en la corta, pero intensa historia de Brácana, una mujer pasó por allí. En realidad, la situación cogió a mis compinches a contrapié porque nadie la había invitado. El caso es que estaba previsto que ese jueves, hablo a principios de abril, pasaran por la sede el Pepe Garramiola, carnavalero, buena gente y, sobre todo, vinatero de pro, desarrollando su trabajo en la Cooperativa La Unión.


A él se tenía que unir el Rafa Chacón, reincidente en Brácana, y cuál fue la sorpresa del personal, cuando el Pepe llegó con su compañera María José. Evidentemente no era el momento de poner sobre la mesa los Estatutos Orales de la República (en Brácana pocas cosas salvo este blog quedan por escrito), así que, con las tradiciones hechas añicos, capearon el temporal a la espera del consejo de ministros de la semana siguiente para analizar la situación.


Entrando ya en materia de cómo fue la noche, la tertulia, al margen de algunos corrillos analizando por lo bajini lo particular de la situación, transcurrió entre anécdotas de colocones en concierto, la rotura de tibia y peroné de el Ligre jugadno al fútbol, o las virtudes de la saga de los Garramiola en las ligas locales.
De comida no anduvo mal la cosa. Además del jamón con aceite, donado gentilmente por el Pepe Garramiola, y personalizado para Brácana, se metieron entre pecho y espalda unas alcachofas, además de un queso embadurnado en manteca, para cerrar la noche con unas costilla en salsa de almendra. Todo ello estuvo pertinentemente regado con Vino de La Unión, como no podía ser de otra manera, en sus variantes de tinaja y bota, además de unos litracos de Segunda Bota, traídos por el Rafa Chacón desde su tierra natal. En ello estaban, cuando apareció por la puerta el Chupi, colega de trabajo de mi amo, el Pepeluí y el Silencioso, que iba para bodega en turno de noche. Evidentemente no se fue de allí sin pegarse un leñasso, ante la invitación de mis compiches para que pasará del curro y se quedara con ellos ¡Tendrán poca verguenza!


Como veis, la noche dio de sí, pero no quería cerrar el capítulo sin antes dejar constancia de una anécdota que me parece que va a marcar un antes y un después en la historia de la República. El caso es que intentaron, digo intentaron porque no lo consiguieron, hacer una ronda de esas que les gusta a ellos, con países árabes, comenzado por el Ligre. Más o menos, la situación fue así:
- (Mi amo) Venga ronda de países árabes:
- (El Ligre) MOZAMBIQUE.
El descojone del personal, por lo atípico de la respuesta, fue de órdago aunque, en realidad, el 18 por ciento de la población de este país africano es musulmana. Pero claro, viniendo del personaje que vino, había que buscarle una explicación a tan peculiar respuesta. El caso es que día atrás andaba viendo Pasapalabra y una de las preguntas del rosco fue ¿Capital de Mozambique? Como el tío se lo sabía, se vino arriba y preguntó al resto del personal, que seguía descojonándose. Obviamente nadie tenía ni idea, de manera que el Ligre hincho pecho y respondió con ímpetu:
- MAPUTO.


No me extrañaría que pasase a ser uno de los brindis de cada jueves porque, la cosa tiene su miga. Bueno, que os dejo por hoy. Me voy a una terapia grupal en la que estoy apuntado, a ver si se me pasa el mal rato. Cada vez que me acuerdo de Grimhilde, se me viene el mundo al suelo, así que tengo que reponerme como sea. La semana que viene os cuento algo del consejo de ministros que promete.

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