24 de julio de 2016

24 de julio de 2016 - Sin comentarios

Bajas estivales

Bueno amigos, pues ya pasó la feria de Montilla que, como siempre, supone un punto de inflexión en el normal funcionamiento de la República. No voy a detenerme en la quedada de principios de mes, que apenas si sirvió para ajustar cuentas, pagar la quinta entrega de la Historia Ilustrada de Brácana -que se dice pronto- y echarse unas copas y unas viandas. Sí lo haré un poco más en la tertulia del pasado jueves, primera post feria de El Santo de Montilla. Centrándome en el pasado más reciente, no me ha cogido por sorpresa, pero la verdad es que el aspecto visual de Brácana daba pena el pasado jueves. No es que hayan abandonado los menesteres de adecentamiento de la sede, simplemente es que, como pasa todos los años, el verano pasa factura en las huestes bracaneras. Si en anteriores semanas ya se vienen registrando bajas de manera sistemática, en la última reunión se ausentaron del local el presidente electo y el ministro de alimentación. Por ello, apenas con siete miembros de la República, el aspecto de la sede era bastante pobre. Digo el aspecto porque el fondo del asunto sigue sin cambiar un ápice desde la fundación de la República. Tengo que reconocer que la peregrinación semanal  sigue siendo efectiva, independientemente del personal disponible. En alguna ocasión ya he contado que tras la feria la anarquía hace honor a su nombre, y cada uno va a su puta bola. No obstante, ante la baja del ministro de alimentación, no quedaba más remedio que organizarse para alimentar a la tropa, corta pero hambrienta, para mantener alta la moral. Esta difícil labor recayó en manos, nunca mejor dicho de mi amo. Además, como relataré más adelante, pasó con buena nota el examen.


Es habitual que en un jueves sin invitados y con bajas, se desarrolle de manera tranquila, dando mayor protagonismo si cabe a la charla, en torno a la barra. Así fue, con temas de lo más variado que van desde la próximo incorporación de un equipo de baloncesto del Betis a la ACB, hasta el socorrido tema del follangueo. Aún así, buena parte de la tertulia transcurrió esta vez en torno a dos asuntos serios y uno de coña: las drogas , el mundo de la construcción y la apartición de un juego de realidad virtual llamado Pokemon Go. El primero de ellos salió a raíz de las detenciones realizadas días atrás en la vecina localidad de Montilla, por presunto tráfico de drogas en el municipio. No obstante, tras despachar esta noticia con brevedad y precisión nominal, la charla derivó en los excesos de la peña que, según pude escuchar, no se corta a la hora de darle a la farlopa, la hierba y otras sustancias de nombre impronunciable. Respecto al mundo de la construcción, la conversación derivó en la chapuza que algunos constructores llevan a cabo en sus edificaciones y, sobre todo, las consecuencias de reducir presuspuestos a costa de la calidad. Sobre el Pokemon Go la cosa tuvo mucha más gracia. Según parece ha salido una aplicación para dispositivos móviles, en la que gracias a la realidad virtual, el personal sale por ahí a cazar bichos de esos que aparecen por doquier. Comentaban que en los Montes Bracaneros y junto a la estatua de Paquito el de la Concha, la peña estaba loca por la tarde pillando Pokemon ¡Tiene cojones la cosa! Por lo visto, la cosa se está desmadrando hasta tal punto que algunos padres con hijos adolescentes ya han cedido a pulso, aunque recomendando a sus retoños que ya que salen a cazar Pokemon, que aprovechen para ir dejando su curriculum por ahí.


Respecto a la jatería del pasado jueves, ya os comentaba que mi amo se puso las pilas, para evitar comparaciones, siempre odiosas, con el ausente ministro de alimentación. Por ello, atacó en barra con sendos platos de queso semicurado y añejo de Zuheros, y una tapita de salchichón. Matado el gusanillo, se zamparon también unas habas con jamón, para rematar la faena hincándole el diente a un borococo de cabezada a la sal. Todo ello estuvo pertinentemente regado con fino C.B. fresquito, gracias a la visión de futuro de el Silencoso, que tuvo a bien adelantarse al personal, metiendo en la nevera unos litracos para paliar el rigor estival.


Fueron comedidos con el bebercio y, aunque no perdonaron el digestivo de rigor, relativamente temprano echaron la llave a la sede hasta la semana que viene. Seguro que habrá bajas y altas. Veremos quien vuelve y quien se ausenta, aunque no descartan embajadores. Lo que digo, que hacen cada jueves lo que les sale del nabeibol....

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