24 de julio de 2016

24 de julio de 2016 - Sin comentarios

Cierre a la temporada

Como habéis podido leer en el título de esta nueva entrada, Brácana se va de vacaciones. No hombre no, no os echéis las manos a la cabeza porque ni han cerrado la sede, ni tienen intención de hacerlo. Lo que pasa es que los asiduos de esta bitácora ya daréis por hecho que, con la llegada del verano, el personal se despendola y la República queda en manos de la improvisación. Algo así es lo que espera en Brácana Center durante las próximas semanas, en las que tirarán del tópico cholista para ir partido a partido, esto es, semana a semana. Aunque esto sucederá la semana que viene, el pasado jueves ya tuvieron reunión sin embajadores, aunque con las bajas del Paticorto de las Ondas y de mi amo, el Pijo del Magreb, que se van de fin de semana.
En cualquier caso, la despedida de la temporada otoño-invierno-primavera (en Brácana las cosas funcionan así) esto es la última quedada de junio, fue celebrada como se merece con invitados de tronío, algunos llegados desde más allá de Despeñaperros, como contaré a continuación. Antes de nada me gustaría hacer hincapié en los dos principales temas de conversación mantenidos el pasado jueves. Aunque una noche bracanera da para mucho, el caso es que la semana pasada se habló sobre todo de política y de fútbol, dos temas siempre recurrentes. En el caso de la política, el análisis pormenorizado, a veces visceral, pero siempre certero, vino propiciado por la celebración de las segundas elecciones generales que vive el vecino país de Montilla en un periodo de apenas seis meses. Elecciones que por cierto ganó el PP, seguido de PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos. El denominador común de las opiniones que pude escuchar desde la máquina del aire acondicionado, fue la sorpresa. Unos porque no daban crédito a que el partido de la gaviota fuera el más votado. Otros porque no alcanzaban a comprender como la coalición de Podemos e Izquierda Unida se ha dejado tantos votos por el camino y el resto porque no entendían por qué cojones hay que repetir los comicios:
- ¡ Que lo echen a pares o nones como nosotros!, apuntó alguien por allí.


Respecto al fútbol, la eliminación de España de la Eurocopa a mano de los italianos, crispó el ánimo de algunos, mientras que el resto tiraban de objetividad para decir que "alguien tenía que ganar". Ya sabemos que el deporte es un tema importante en Brácana, visto desde la tranquilidad que da el sofá, así que os podeís hacer una idea del análisis de las jugadas: que si más cojones, que si mala surte, que si llena otra vez la copa, en fin, lo de siempre.
Todos estos temas, y otros que quedan bajo secreto de sumario, fueron desgranados por bracaneros y embajadores, porque el jueves hubo regeneración diplomática, con la entrada en el cuerpo de dos miembros más. Fueron el José Solís y el Manolo Espejo, llegados desde la vecina localidad de Montilla y el alejado municipio de Manresa, respectivamente. El primero estuvo en la sede de la mano de la Pantera de la ITV mientras que el segundo accedió a la República gracias a la consanguineidad que mantiene con mi amo y el Silencioso. Primos para más señas. Según pude escuchar, hacía más de una década que no se dejaba caer por Montilla y, mira por donde, fue a parar al extranjero durante su estancia en la tierra del vino, recordando a duras penas sus orígenes montillanos. Ambos estuvieron respaldados por dos boinas verdes de los saraos como el Llorón y el Chuchi. Poco tengo que añadir de ambos, porque no es la primera vez que han pisado Tierra Santa y no sólo saben de qué va la historia sino que, además, en cada visita aumentan la leyenda bracanera con sus chistes, sus historias y el buen rollo que despreden.


Con estos ingredientes, sólo faltaba que la jatería y el vino correspondiente respondiera a las expectativas creadas... y vaya si lo hicieron. Comenzaron a darle a la mandíbula con unas patatas alioli, seguidas de un salchichocito de venao, tortilla de papas y unos montaditos de morcilla, para rematar la faena con unas brochetas de marisco, made in Lavergy. Puestos a mojar esta retahila, no tuvieron pieda del Fino Llorón ni del Fino el Ministro, que aportaron los embajadores.
Y así, una noche más que se acostaron sin comer y sin beber. Como digo, la temporada pone su punto y final y ahora la improvisación marcará el desarrollo de la República, ante el inminente éxodo bracanero vacacional. Pero bueno, como en esos terrenos se manejan bien, no me preocupo. Imagino que la próxima semana, en la que estrenan el mes de julio, aprovecharán la ausencia de embajadores para poner orden y planificar, si es que pueden, como esquivar el calor del verano. Me da que el vino entrará a formar parte de la solución.....


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