10 de julio de 2016

10 de julio de 2016 - Sin comentarios

¡Échale guindas al pavo!


Por fin se develó el secreto ¡Qué cabrones! Lo tios le han llevado al Juan Castillero como regalo un pavo castellano que pesa por los menos 15 kilos, apodado Fletcher. Bueno vale, a lo mejor me estoy pasando de exagerado pero, comparado con  mi cuerpo diminuto, el bicho es una bestia jurásica. Eso sí, con un porte simplemente espectacular.
La historia del pavo, comenzó el fin de semana cuando el Ahijao y mi amo tuvieron que pisar el corral para elegir el ejemplar. Yo, que fino soy un rato, estaba al tanto de los movimientos y me colé en el coche sin que lo supieran. Una vez allí, sólo puedo decir que ambos seleccionaron al pavo en cuestión desde lejos, con un brillo miedoso en los ojos. Por lo bajini decían que ya habían cumplido el trabajo y que fuera otro a recogerlo con los cojones. Podéis haceros una idea del cachondeo que ha habido toda la semana en grupo bracanero del whatssapp...
Pero bueno, con el regalo metido en un saco, el personal se plantó en La Fundi un año más y eso que el Juan Castillero no se percató del detalle hasta media hora después. Por cierto, vaya cambio que le ha dado al local. Dos meses de albañiles después, La Fundi brilla más que nunca con la incorporación de aseos, flamante albero  en el patio y un lavado de cara integral al interior, donde sólo reconozco las botas de vino... esas sí que no han sido remodeladas. Podría ponerme ahora a narrar con plumas y señales el homenaje gastronómico y enológico que se dieron pero, sería repetir lo mismo del año anterior.


Baste como ejemplo los tres vinos finos catados, las tapas variadas de rularon por la mesa, y la cabezada de cerdo, junto a un borococo de buey, que cayeron a la parrilla sin compasión.
Aquí me planto para habalr del suceso más importante y trascendente de la noche. Como en ocasiones anteriores, el Juan Castillero cursó la invitación preceptiva a el Negos, y eso que es un sujeto nombrado persona non grata en Brácana durante un periodo de dos años y un día. Si recordáis, esta historia viene tras el feo que hizo el Negos, declinando una invitación meses atrás y dejando tirados al Juan y al resto del personal. Se las prometía felices cuando entró en La Fundi pero el gesto se torció cuando mi amo, como portavoz de la República, leyó la sentencia dictada por el Consejo de Ministros, haciendo firme la condena de no pisar Brácana durante el citado periodo. ¡Joder, hasta a mi me dio pena!


Menos mal que en Brácana reina la justicia y por unanimidad se le dio a el Negos la oportunidad de defenderse de la acusación, algo que todavía no había hecho. Ejerció como fiscal del juicio el Ministro de Alimentación y como abogado defensor, el Paticorto de la ondas. Primero compareció el acusado ante el tribunal inquisitorial, alegando que el día de marras, tenía los garbanzos en remojo; que ante tal situación, era prioritaria su presencia en Montalbán para aflojar la tensión arterial y que reconocía la acusación que le había hecho perder el sueño durante más de una noche. Aún así, el fiscal fue inflexible. Mantuvo la petición de pena por la gravedad de los hechos y, sobre todo, por el desaire causado al pueblo bracanero, que siempre acogió al acusado con los brazos abiertos. El abogado defensor basó su alegato en la importancia vital que tiene bajar el nivel freático, por encima incluso de la invitación. Reflexionando, copa de vino en mano, el jurado acabó por conceder el indulto al acusado, que se comprometió a contrarrestar el daño causado con un visita en el futuro.
¡Vaya jinchón de reir. De lo más surrealista que he visto en mi vida! Hay que reconocer que los cabrones tienen gracia cuando se ponen. Yo me fui un ratito con Fletcher, que deambulaba libre por su nuevo hogar. Mientras, a lo lejos, pude escuchar a el Negos entonando unas coplillas, con las que firmó la paz con el pueblo bracanero.


0 comentarios:

Publicar un comentario